Ciudad

El Concejo tiene pista

Ediles aprobaron ayer no una, sino dos declaraciones ante el final de los vuelos a Lima. Pero hallaron salida: trámites y cobro de tasa de embarque, en Fisherton. Por la defensa del Aeropuerto Internacional Rosario

A un día de la jornada “Rosario defiende su aeropuerto internacional”, convocada precisamente allí y en coincidencia con la partida del último vuelo hacia Lima, el Concejo Municipal aprobó ayer dos declaraciones para respaldar políticamente a la aeroestación de Fisherton y reclamar el sostenimiento de su operatividad y la proyección de su conectividad nacional e internacional. Y aunque se dio la curiosa paradoja de que la primera se aprobó por mayoría y la segunda por unanimidad –los bloques del Partido del Progreso Social, Frente para la Victoria y Encuentro por Rosario no acompañaron la propuesta del PRO que nombraba específicamente a la aerolínea LAN pero el PRO dio su voto declaración que en el mismo sentido proponían el FPV y Encuentro por Rosario– lo cierto es que la existencia de ambos proyectos dio lugar a un extenso debate e incluso a una síntesis: hacerse un lugar en la discusión del plan estratégico para el Aeropuerto “Islas Malvinas” que evalúa el gobierno nacional a través de la Administración Nacional de Aviación Civil y Aerolíneas Argentinas proponiendo, antes que nada, que la tasa de embarque y los trámites migratorios y aduaneros de los pasajeros internacionales de la región se hagan en Fisherton, aunque terminen saliendo del país por Ezeiza.

La discusión de la declaración que se iba a referir al final del puente aéreo Rosario-Lima, que LAN operó durante dos años con 180 mil pasajeros arrancó –otra paradoja– en una pausa de la sesión de ayer. A mitad del debate, los ediles decidieron  pasar a un cuarto intermedio para intentar acordar un solo texto. No hubo consenso y al final salieron dos, pero el debate que se generó entre la votación de ambos aunó posiciones a un nivel que no se había alcanzado en la víspera, cuando los concejales afines al gobierno nacional decidieron bajarse del acto en aeropuerto y el tono allí fue crítico hacia la Casa Rosada.

Por el contrario, cuando parecía avecinarse un choque azuzado por el radical Jorge Boasso –cuestionó las ausencias en el aeropuerto tanto de sus pares como del gobernador Antonio Bonfatti– no hubo réplicas, sino exposiciones que buscaron “puntos de acuerdo”. El primero fue Héctor Cavallero, que retrocedió hasta su gestión al frente del Palacio de los Leones. Pero tras él, tanto el justicialista Osvaldo Miatello como la radical María Eugenia Schmuck y la socialista Clara García fueron aportando datos e hilvanando ideas que, aunque con uno y otro bache, iban por la misma pista. Y lo mismo hicieron a su turno Diego Giuliano y Roberto Sukerman, en un armado que arrancó considerando casi estéril seguir reclamando por la ruta Rosario-Lima, pero se centró en otros puntos como:

Plantear el resguardo de la conexión aérea nacional e internacional del aeropuerto de Fisherton, tanto a través de vuelos frecuentes directos como combinados con la aerolínea de bandera.

Conocer el diagnóstico del gobierno nacional sobre la aeroestación local y pedir participación en la discusión de políticas aeroportuarias que lo incluyan.

Buscar financiamiento nacional para la continuidad de obras –entre ellas la estratégica”manga” para abordar vuelos– que amplíen los servicios del aeropuerto.

Aunque el debate fue creciendo y transitó por muchas otras aristas –desde el tamaño y la capacidad de las aeronaves que podrían encontrar en Rosario una plaza atractiva hasta el gasto en combustible que implica un despegue, pasando por el plan integrador de Aerolíneas Argentinas para subsidiar rutas deficitarias con vuelos rentables– se acordó un planteo madre para llevar a la Nación como principio: precisamente el cobro de la tasa de embarque y los trámites aduaneros y migratorios, que darían recursos genuinos para que Fisherton no vuelva a quedar en otro ocaso.

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