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El Banco Central compró 5.000 millones de dólares

Por: María Iglesia

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En los primeros seis meses del año, el Banco Central compró casi 5.000 millones de dólares, con el objetivo tanto de recuperar reservas internacionales como también de evitar que el tipo de cambio descienda de los 3,95 pesos por dólar. Ambos fines fueron cumplidos: por un lado, el jueves de la semana pasada se superó el anterior récord de reservas en la entidad monetaria presidida por Mercedes Marcó del Pont, cuando se llegó a los 50.604 millones de dólares. Y, por el otro, el valor de la divisa norteamericana continuó siendo superior a los 3,95 pesos.

Uno de los factores que ayudaron a que la entidad monetaria pudiera acumular reservas con la compra de dólares fue la liquidación de la cosecha de soja, que este año llegó a un nuevo máximo histórico de 55 millones de toneladas, sumado a una menor salida de capitales. Estos ingresos permitieron al BCRA recomponer todas las reservas que se están utilizando para cancelar pasivos externos del Tesoro Nacional. En efecto, pese a que el BCRA compró 5.000 millones de dólares, las reservas sólo se incrementaron en 1.300 millones de dólares en el primer semestre, según recuerda un informe de la consultora Econométrica.

Ahora bien, la acumulación de reservas mediante la compra de dólares es una de las caras de la moneda. La otra muestra que la adquisición de billetes verdes por parte del Banco Central es la principal fuente de crecimiento de la base monetaria desde la crisis de fines de 2001, expansión que si es hecha en exceso se traduce en mayores presiones inflacionarias. Es así que, en el primer semestre de 2010, “la compra de 4.983 millones de pesos por parte de la autoridad monetaria generó una emisión 19.320 millones de dólares”, señala este estudio privado. Sin embargo, la base monetaria sólo se expandió en 4.812 millones de pesos (es decir, 1.200 millones de dólares), debido a la utilización de una herramienta con que cuenta la entidad monetaria: la esterilización. Dicho de otro modo, es cuando el Banco Central absorbe los pesos volcados al mercado mediante la colocación de Lebacs, Nobacs y pases pasivos (préstamos de corto plazo de los bancos comerciales al BCRA) que, en los primeros seis meses del año, fue por un total de 15.673 millones de pesos –4.000 millones de dólares–.

Otro factor que puede actuar en una economía causando un efecto contractivo en la expansión de los agregados monetarios que están en manos del sector privado es cuando el resultado de las cuentas fiscales es superavitario. Esto significa que el ritmo de crecimiento de ingresos fiscales es mayor al del gasto público, dando como resultado un ahorro que actúa como un resguardo para situaciones futuras. Según sostiene Econométrica, “el superávit fiscal, que alcanzó 3 por ciento del PBI hasta 2008, actuaba como un poderoso factor contractivo sobre los agregados monetarios en manos del sector privado limitando su expansión y potenciando el trabajo del BCRA sobre la base monetaria. El ahorro público es el contrapeso natural si el objetivo es sostener el tipo de cambio”. Sin embargo, luego de ese año ese ahorro se fue reduciendo y, ahora, estaría en torno a sólo un 1 por ciento del PBI.

Existen otras herramientas que puede utilizar el BCRA para reemplazar la “herramienta” del superávit fiscal, pero sería a costa de elevar los encajes bancarios, subir las tasas de interés o mediante un mayor ritmo de endeudamiento del BCRA al actual, dando lugar al déficit cuasifiscal. Así, cuando la Argentina se encamina a comenzar un año electoral, en los que habitualmente el gasto público se incrementa aún más, se vuelve aún más importante intentar mantener un superávit fiscal.

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