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Comienza la temporada

El anfi estuvo de fiesta con Las Pastillas del Abuelo

La banda volvió a Rosario para brindar un mega show donde repasó su carrera. Frente a miles de almas el folclore pastillero se vivió arriba y abajo del escenario.


Una fiesta al aire libre fue la que, el sábado por la noche, ofreció la convocante banda Las Pastillas del Abuelo en el Anfiteatro Municipal del Parque Urquiza. Hasta allí unas 4 mil personas se llegaron para dar rienda suelta a la alegría y todo el folclore con el que suelen recibir a los bonaerenses que, en los medios, muchas veces no tienen el reconocimiento y dimensión que producen entre sus seguidores de todo el país.

El folclore pastillero se empezó a vivir desde temprano en las inmediaciones del Parque Urquiza. Allí confluyeron grupos que transitaban con destino a la Fiesta de las Colectividades y cientos de chicos y chicas que, con remeras y banderas distintivas de su banda favorita, llenaban de color y expectativa lo que mas tarde sucedería puertas adentro del Anfiteatro.

La velada comenzó cerca de las 21.30 con los soportes de Las Morochas (de Junín) y Los Parraleños. Más tarde, cerca de las 22.30, llegó el esperado turno de Las Pastillas que con “Cambios de Tiempo” y “Viejo Karma!”, primero y segundo tema respectivamente del disco Desafíos (2011), invitó a ser parte de una especie de ritual musical que se extendió por más de dos horas y por el cual pasaron más de veinte canciones que sirvieron para repasar toda la carrera de esta banda nacida en 2002.

En esa alegre costumbre de los megaconciertos, la gente cantó junto a la banda todas las canciones que, con letras sencillas y directas, graficaron vivencias cotidianas y barriales. Así, alguna de las que sacudieron el colmado Anfiteatro en la primera mitad del show fueron: “¿Qué vicios tengo?”, “Duda” y “¿Me juego el corazón?” del álbum Crisis, 2008; y “Oportunistas”, “Locura y realidad”, “Viejo” y “Candombe de Resaca” de Las Pastillas del Abuelo, 2006.

Un día antes, el viernes fue el cumpleaños número 32 de Piti Fernández. Este hecho no pasó desapercibido por los fanáticos que aprovecharon la presencia de su líder para cantarle el “Feliz Cumpleaños” en un momento de desconcierto y emoción en el comienzo del esperado show local.

“Lloren risas, rían llantos, peguen gritos, que el sudor no sea sangre derramada… Qué el folclore no sea un himno a la violencia, que el rival no se convierta en enemigo”, cantó con ímpetu Fernández al interpretar “Hinchadas” un tema que pone reflexión donde sólo existen muertes y que, en la coyuntura del futbol argentino actual, sigue cobrándose vidas sin inmutar a los que algo tienen que hacer para que la locura se detenga.

Los conciertos de Las Pastillas se viven como verdaderos rituales que convocan a chicos y chicas de todas partes del país que viajan para vivirlos. “Hay gente loca que sigue viajando muchos kilómetros para visitarnos en esta hermosa ciudad de Rosario”, retribuyó el músico que durante todo el show estuvo acompañado sobre el escenario por dos niños de unos cinco años que no eran otros que hijos del baterista y guitarrista que jugaban entre los instrumentos como si fuera su casa.

Con distintas rítmicas que combinaron rock con reggae y candombe, siguieron sonando himnos como: “Osiris” (Las Pastillas del Abuelo, 2006), “Cerveza” (Por colectora, 2005), “Loco por volverla a ver” y “La casada”, (Acústico, 2009). Pero fueron las doce campanadas del nuevo día que marcaron el tiempo de un clásico, el tema más cantado de la noche: “Calipso” (Por colectora). El músico se paró delante de su banda y dejó a la gente que cante, las luces se encendieron y la fiesta se corrió a la tribuna.

Sin imposturas el líder protagonizó una serie de perlitas. Quizá la más simpática fue cuando, ni bien comenzado el show, cantando como lo hizo toda la noche al borde del foso que separa el escenario del público, se le resbaló el micrófono de la mano. Frente a ese accidente no dudó y se arrojó a buscarlo y continuar cantando desde allí para el delirio de la multitud.

La noche pastillera comenzaba a despedirse con “Ojos de dragón” (Desafíos) y “Otra vuelta de Tuerca” (Las Pastillas del Abuelo), pero el adiós definitivo sería con “Tantas escaleras” tema del segundo disco, antes de que el líder volviera a arrojarse a la fosa y, trepando por las paredes, se acercara a saludar a su público, extenderle la mano, tocarlos, y volver a decirles con palabras del corazón: “Gracias Rosario, siempre una fiesta”.

La banda liderada por Juan Germán Fernández, alias Piti Fernández (voz), y que completan Alejandro Mondelo (teclado y coros), Diego Bozzalla (guitarra y coros), Joel Barbeito (saxos y coros), Santiago Bogisich (bajo), Juan Comas (batería) y Fernando Vecchio (guitarra y coros), ostenta más de una década sobre los escenarios y ocho álbumes de estudio que ya presentó ante decena de miles de personas en escenarios de todo el país, además de visitar  países como Uruguay, Paraguay, Chile y México.

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