Ciudad

En debate

El alcohol cero no empieza aquí

La provincia de Salta y la ciudad de Reconquista poseen desde hace un año este régimen para conductores. En ambas se logró bajar la cantidad de controles que dieron positivo. Y también hubo críticas y resistencias al principio.


En el marco del debate en el Concejo Municipal para aprobar el proyecto de ordenanza de alcohol cero, que prohíbe cualquier grado de consumo de bebidas alcohólicas en conductores, El Ciudadano recopiló parte de las experiencias de dos ciudades que desde el año pasado poseen ese régimen: Reconquista y Salta, donde primero fue la ciudad y luego toda la provincia, algunos meses más tarde. En ambos casos la cantidad de test positivos se redujo, hubo críticas y resistencia desde empresarios del sector gastronómico y emergieron los mitos de que consumir ensalada de fruta o usar enjuague bucal llevan a un test positivo. En la actualidad, también comparten un problema: mejorar el servicio público de transporte para quienes deciden acatar la normativa.

El norte

A mitad del año pasado el Concejo Deliberante de la ciudad de Salta aprobó una ordenanza que instauró la tolerancia cero en conductores. En septiembre el gobierno salteño tomó el proyecto para aprobar la ley 7.846 que amplió el régimen al resto del territorio provincial. “En pocos meses pasamos de tener un 40 por ciento de casos de alcoholemia positiva en los controles a tener menos del 5 por ciento. Hubo una gran tarea de propaganda y controles”, explicó Raúl Padovani, director vocal de la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMT) del Gobierno de Salta, padre de una víctima vial y presidente de la asociación Padres y Amigos de Víctimas de Conductores Ebrios e Irresponsables (Pavicei). “La gente entendió y utiliza transporte público. A la salida de los boliches las playas de estacionamiento están llenas de coches de taxis o remises”, agregó.

En Salta, al igual que lo que ocurre en Rosario, hubo resistencias de los gastronómicos a la iniciativa. “La gente sale igual y no afectó a los comercios. Lo que sí se tuvo que mejorar fue el servicio de taxis. Seguimos con la misma cantidad de coches (1.500 taxis y 2.500 remises) pero se pusieron más choferes y se controla más el servicio”, apuntó Padovani.

Durante el debate emergieron los mismos mitos que llegaron al Concejo local: usar enjuague bucal, comer un bombón de licor o una ensalada de frutas puede llevar a que el test de alcoholemia dé positivo. “El sistema de control que tenemos en calle permite la contraprueba en caso de que dé positivo. Si usaste enjuague bucal la primera prueba te puede dar positivo pero esperás 10 minutos y te da negativo”, indicó.

En Salta los controles en calle primero son con una máquina que registra la presencia de alcohol en el conductor sin que éste deba soplar en el alcoholímetro. En caso de que se detecte alcohol se hace una segunda prueba con el alcoholímetro avalado por la Nación.

Consultado sobre si la provincia avanzaría sobre la fiscalización de estupefacientes en conductores, Padovani no lo descartó aunque remarcó que el problema más grande sigue siendo el alcohol.

Caso santafesino

En Reconquista, municipio que aplica la tolerancia cero de alcohol en conductores desde junio del año pasado, el debate también siguió similares caminos. Hasta la aprobación de la ordenanza 7.458, las discusiones entre concejales, funcionarios y la ciudadanía en general abordaron los mitos de que ingerir ensalada de fruta, enjuague bucal o vinagre de alcohol podían llevar a un test positivo de alcoholemia. Según contó a este diario el concejal y promotor de la iniciativa, Eduardo Paoletti, se recurrió al Ministerio de Salud de la Nación, desde donde desestimaron esos rumores.

En paralelo, llovieron críticas desde algunos concejales más conservadores acerca de que la normativa sólo tenía fines recaudatorios. “Nos decían que se buscaba aumentar las arcas municipales persiguiendo a los conductores. No es así. De hecho, se obtiene más plata si se mantiene el 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre porque generan más multas”, indicó Paoletti. También hubo resistencias desde el empresariado gastronómico. “Nadie se pronunció en contra porque el fin de la ordenanza era salvar vidas pero sabemos que hubo presión. Y nadie puede oponerse a eso. El planteo y las resistencias, que venían del sector conservador, estaba relacionado al hábito cultural de ir a un restaurante y tomar una copa de vino con la comida”, recordó el legislador.

De acuerdo con el concejal , el mayor atributo de tener el límite en cero es que impide al conductor especular con cuánto puede tomar. “No hay margen de duda. La primera copa ya te da positivo. El conductor jugaba con cuanto podía tomar dentro del límite del 0,5 gramo de alcohol por litro de sangre”, explicó Paoletti.“Nadie prohíbe a un ciudadano tomar. El Estado pone un freno cuando esa misma persona pone en peligro a un tercero. Y tomar una mínima cantidad de alcohol lo hace”, agregó.

En Reconquista hubo una aplicación progresiva. La primera medida fue lanzar una campaña de difusión de la ordenanza y sus efectos. En la actualidad, la ciudad lucha por mejorar el servicio de transporte público basado en colectivos y remises. “El Estado no debe sólo prohibir sino ofrecer la alternativa a quien se adecua a la normativa de tolerancia cero y quiere salir a comer o a tomar algo sin usar su auto”, concluyó.

CHILE, OTRO “CASO TESTIGO”

También como parte del debate están los efectos que tuvo la prohibición en otros países. A dos años de la implementación de normativas de tolerancia cero en Chile se redujo un 28 por ciento la cantidad de muertes en siniestro viales donde al menos uno de los involucrados había consumido alcohol. Una encuesta del Servicio Nacional para la Prevención y la rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda) dependiente del gobierno trasandino arrojó que un 93,6 por ciento de los chilenos con licencia de conducir dijo haber cambiado sus hábitos al volante.

Comentarios