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Economía altera la política en antesala electoral

La primera salida del país del año de Cristina Kirchner tuvo como objetivo expandir el saldo comercial

Ya sea en la gira de la presidenta Cristina Kirchner por Emiratos Árabes, Indonesia y Vietnam como en la Argentina, las variables económicas ganaron la agenda en la semana que pasó y aceleraron las pulsaciones de la política en el inicio del año electoral.

La primera salida del país del año de Cristina tuvo como objetivo expandir el saldo comercial con esos estados, diversificar el comercio exterior y acentuar una línea de política internacional menos dependiente de los países centrales.

A tono con esa directriz, en sus discursos en Abu Dhabi y Yakarta reivindicó la intervención en la economía y reclamó a la Organización Mundial del Comercio (OMC) reglas claras ante las denuncias por proteccionismo de las que fue blanco la Argentina el año pasado por parte de Europa, Estados Unidos y Japón.

La misión comercial estuvo compuesta por unos 200 empresarios y fue organizada por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, quien a su vez dio definiciones que permiten vislumbrar objetivos que se trazó el gobierno para 2013.

Precisó que nuevamente la meta comercial será un superávit de entre 10.000 y 12.000 millones de dólares (en 2012 fue de 12.600 millones), aunque remarcó que la discusión para 2013 pasa por “la competitividad de la economía”.

Con la mención al superávit trasuntó que el control a las importaciones se mantendrá, quizá con mayor flexibilidad, lo mismo que las restricciones a la compra de moneda extranjera, decisión que ya había sido anticipada por la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont. Esta semana el dólar marginal alcanzó niveles récord de 7,50 pesos.

En cuanto a la competitividad, Moreno habló de mejorar “la productividad” y mencionó la necesidad de evitar el aumento de tasas por parte de gobiernos municipales y provinciales, pero esa referencia sobrevoló también la cuestión de las paritarias que dominaron la escena fronteras adentro.

Subtes, tarifas y paritarias

Con un día de diferencia, el Indec y las consultoras privadas midieron cifras de inflación absolutamente dispares para 2012: mientras la oficial fue de 10,8 por ciento, para los privados llegó a 25,6 por ciento.

Ese es un debate que los gremios –sin excepción– consideran central en las discusiones salariales.

Esta semana la CGT y la CTA cercanas al gobierno mantuvieron reuniones por separado con el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, a quien le volvieron a pedir una actualización del mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias.

Paralelamente, los bancarios acordaron una suma en paritarias que abonó las discusiones por la cifra del incremento, que según el gremio alineado con la CGT opositora fue de 25 por ciento para la categoría más baja; y por el plazo, ya que el Ministerio de Trabajo no avaló que el acuerdo sea trimestral.

Según pudo saber este columnista, Tomada señaló de manera privada que los gremios “ya se fijaron un techo del 25 por ciento” y estimó que finalmente las subas “van a oscilar entre el 20 por ciento y el 24 por ciento anual”, aunque los opositores –alentados por la incipiente carrera electoral– reclaman hasta el 35 por ciento.

El gobierno evita hablar de pautas salariales en público, pero es consciente de que una escalada atentaría contra la competitividad de la que habló Moreno y de la que desde hace tiempo vienen alertando las cámaras empresariales.

En cuanto a Ganancias, el gobierno analiza una reforma que seguramente no conformará al movimiento obrero. Sucede que ese impuesto reporta anualmente a las arcas del Estado unos 4.500 millones de pesos que luego costaría recuperar.

Esa discusión con los gremios dialoguistas se desarrolló en términos cordiales, a diferencia de lo ocurrido con la pelea por la tarifa del subterráneo que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires quiere llevar de 2,5 a 3,5 pesos.

En medio de reproches y cuestionamientos cruzados, el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, citó a Mauricio Macri a la Casa Rosada para evitar ese aumento, pero el mandatario porteño mandó a decir a través de su ministro de Gobierno, Emilio Monzó, que era una decisión tomada.

En el debate por el subte hay dos cuestiones atendibles: por un lado el servicio dejó de percibir el 50 por ciento del subsidio que le otorgó la Nación y por el otro, esa suba aislada va a desequilibrar el sistema de transporte, porque el resto de los servicios son mucho más baratos.

Macri, a través de su vicejefa, María Eugenia Vidal, atribuyó el nuevo aumento tarifario previsto para marzo a un problema de inflación en la Argentina “por el que todo aumenta”. También entró en vigencia una suba en los peajes de las autopistas porteñas, igualmente destinado a financiar el subte.

La discusión la había iniciado la semana pasada la presidenta al cargar durante un discurso en la Casa Rosada contra “gobernadores e intendentes” que buscaron aumentar tasas en los últimos tiempos, definición que alcanzó a Macri, el cordobés José Manuel de la Sota y el bonaerense Daniel Scioli.

La pulseada excede los términos económicos: esos tres mandatarios están enrolados entre quienes aspiran a sucederla al frente del Ejecutivo en 2015 y la campaña electoral parece haberse adelantado ante la posibilidad de que el 2013 sea clave para la suerte posterior de oficialistas y opositores.

Scioli decidió mantenerse dentro del esquema del oficialismo, pero intensifica gestos de autonomía que molestan a la Casa Rosada y ya anticipó que quiere mayor poder decisión sobre las listas provinciales de candidatos.

En los principales despachos de la Casa Rosada y el Ministerio de Economía son optimistas respecto al futuro cercano: consideran que el país volverá a crecer al 5 por ciento este año. Saben que la economía es clave para las elecciones y ordena, a la política.

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