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Dos mil años atrás, aborígenes del norte sabían matemática

Por Carlos Retamal.- Así lo revelaron los hallazgos de restos óseos y objetos pertenecientes a los pueblos abipones.


«Los cadáveres hablan». Esas tres palabras pasaron a ser una moda en todo el mundo desde hace casi una década, tras la proliferación de programas de televisión basados en el trabajo de forenses (CSI, NCIS o Bones, por nombrar algunos de ellos). Pero no todo es ficción, ya que esa misma frase sirve hoy para explicar que los cuerpos de una pareja hallados hace dos años en la zona de Costa Itatí, paraje situado sobre el arroyo San Javier, siguen revelando detalles. Junto a los cuerpos había puntas de flechas, adornos, apéndices escultóricos de cerámica y una tablita de madera con una serie de grabados en una de sus caras colocados que, luego de ser decodificados, se comprobó que contenían un código matemático. “Esto significa que los Abipones que habitaron hace dos mil años en el norte santafesino ya habían desarrollado una primitiva matemática”, aseguró el director del Museo Municipal de Arqueología y Paleontología de Reconquista, Dante Ruggeroni.

Ruggeroni viene trabajando junto a un equipo de profesionales y voluntarios desde hace varios años. Y gracias al esfuerzo y la buena voluntad de muchos de los que habitan las tierras del norte santafesino ha logrado encontrar huellas de quienes fueron los primeros pobladores de esa zona.

Hace dos años, los esqueletos de una pareja abrazada recorrieron el mundo, en parte por su similitud con otra pareja encontrada en Grimaldi, Italia, pero también porque se podía comenzar a reconstruir parte del pasado de los indios abipones, integrantes de la familia de los guaycurúes.

“La posición en la que fue hallada la pareja transmitía una expresión de ternura, pero también revelaron que estaban cubiertos por una capa de conchas de río (conchero), puntas de flechas, tembetás, que es un adorno colocado bajo el labio (vocablo que proviene del guaraní), raspadores, apéndices escultóricos de cerámica con representaciones de sitácidos y una tablita de madera de unos 12 centímetros de largo con una serie de grabados en una de sus caras”, relató Ruggeroni a este diario.

Luego de ser procesados por personal del Museo, se develó que la tablita en cuestión fue elaborada “con mucha prolijidad”, confesó Ruggeroni, “y se parece a una placa de origen patagónico que se encuentra en el Museo de La Plata y que fue estudiado por el ingeniero Héctor Greslebin, que estableció que las impresiones de las tablillas son modelos para tejedoras que eran guiadas por estos grabados para conseguir los dibujos geométricos que adornaban los ponchos”.

El director del Museo Municipal de Arqueología y Paleontología de Reconquista agregó que la mujer sepultada en Costa de Itatí era una tejedora y que la industria textil de los Abipones, relevada por los jesuitas hace más de tres siglos, ya existía hace más de 1.800 años en la región, algo que se está comprobando “con cada uno de los hallazgos realizados en los últimos años”.

Como dato de la industrial textil, indicó que “el hilo utilizado por las culturas aborígenes de la región era obtenido de las fibras del caraguatá (NdR: una planta epífita conocida como “cardilla”, principal sustento forrajero de la ganadería), que era abundante en los montes de la zona. Luego la tejedora construía la tela con la que hacían la ropa que usaban los Abipones”.

“Actualmente, los guaycurúes, tobas y pilagaes siguen construyendo sus telas con estas fibras. Si uno los ve con detenimiento, las figuras geométricas que las adornan, siguen un patrón matemático que se asemeja mucho al hallado en la tablita”, agregó Ruggeroni, quien terminó diciendo: “Para nosotros, la presencia de la tablilla en la tumba de Costa de Itatí confirma el conocimiento matemático”.

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