Policiales

Violencia en zona norte

Dos jóvenes quedaron presos por balacera que mató a un vendedor ambulante

El 9 de diciembre cuatro personas pasaron a los tiros por una esquina de barrio El Churrasco. Tabita murió de un balazo en la espalda. Tenía 26 años y tres hijos. Otro muchacho de 21 resultó herido. La fiscal Marisol Fabbro dijo que el ataque fue ordenado por una disputa entre bandas


Cruce de pasajes. Barquero cayó muerto de un disparo en barrio El Churrasco

Dos muchachos de 19 y 21 años fueron imputados este miércoles por un ataque a tiros en la calle que terminó con la vida de Sergio “Tabita” Daniel Barquero, un vendedor ambulante de 26 años y padre de tres hijos asesinado el 9 de diciembre en el barrio conocido como El Churrasco o La Esperanza, de zona norte. También fueron acusados por las heridas de bala que ese día recibió Ever B., de 21, en la mano y la pierna y por acribillar una vivienda de esa cuadra una semana antes. El juez Gonzalo López Quintana ordenó que ambos queden detenidos por el plazo de ley.

Según la acusación de la fiscal de Homicidios Dolosos Marisol Fabbro, ambos ataques se enmarcan en sangrientos enfrentamientos entre bandas que se disputan territorio para el narcomenudeo y utilizan la violencia para desalojar y usurpar viviendas.

El ataque que terminó con la vida de Barquero ocurrió cerca de la 1.30 del 9 de diciembre en la intersección de los pasajes 1373 y 1381, a la altura de Larrechea al 2100.

Cuatro muchachos pasaron en dos motos y abrieron fuego contra un grupo de personas reunidas en la esquina. Uno de los tiros le dio a Barquero por la espalda y le provocó la muerte. Ever resultó herido en una mano y una pierna.

Esta semana, la Policía detuvo a dos los cuatro sospechosos mientras que otros dos están identificados y permanecen prófugos.

Ambos detenidos fueron imputados  por los delitos de homicidio, daño y lesiones, todos agravados por el uso de arma de fuego. Se trata de Kevin Nahuel S., de 19 años, y Tomás Franco G., de 21.

Territorio en disputa

Según la fiscal Fabbro, los dos ataques a balazos que le atribuyó con una semana de diferencia fueron ordenados por Tania, una joven a la que le atribuye liderar una de las bandas que se disputan el terreno por la venta de drogas en esa zona y quien a fines de 2018 sobrevivió a un ataque de diez tiros en las piernas. La joven en abril pasado fue acusada de obligar a un vecino a punta de pistola a firmar un boleto de compraventa en blanco y formularios 08 donde estaban los datos de sus dos vehículos.

La fiscal Fabbro basó su acusación por el homicidio de Barquero en el testimonio de un vecino que sufrió una balacera contra la fachada de su casa el 2 de diciembre y por otros testigos de identidad protegida que también señalaron a Tania y a dos de sus tiratiros, los jóvenes detenidos esta semana.

En la misma audiencia la fiscal dijo que según varios testimonios recolectados en el barrio, todos coinciden en que Tabita Barquero, el muchacho asesinado, no tenía problemas con nadie y murió por estar en el lugar y el momento equivocados.

Dolor

Jorgelina, la viuda de Barquero y madre de tres chicos de entre 4 y 10 años, contó con desconsuelo lo mismo. Que a su esposo lo querían mucho en el barrio, donde todos lo conocían porque era vendedor ambulante y que murió por estar en la esquina equivocada.

La joven, de 28 años, contó que estaba en pareja con Tabita desde que ambos eran adolescentes y que desde su muerte no encuentra cómo contener a sus tres hijos pequeños, que lloran porque extrañan a su papá.

Jorgelina contó que las balaceras en el barrio son cada vez más frecuentes y que los días previos al crimen de su marido cada vez que las escuchaba y él no estaba en la casa se preocupaba.

“Yo le decía que no salga a la noche pero él siempre me contestaba «estoy cubierto con la sangre de cristo», porque vamos a la Iglesia cristiana”.

Jorgelina recordó con tristeza que la última vez que vio a Tabita había salido con cuatro cajas de hilo y aguja que tenía vendidas. “Me dijo llevo este encargo y vuelvo. Y no lo vi más”.

“Es muy doloroso para mí y para mis hijos levantarnos todos los días y saber que no lo vamos a ver más. Mis hijos lloran todo el tiempo y lo llaman. Se pasan las madrugadas enteras despiertos”, lamentó.

Y volvió a decir: “Sergio no se merecía morir así. Era muy amable, solidario, lo querían un montón en el barrio. Yo le decía que no se junte en esa esquina y él me repetía que estaba protegido y que no iba a pasarle nada porque jamás vendió drogas ni anduvo en nada raro”.

Jorgelina dijo estar muy conforme con la investigación que lleva adelante la fiscal Fabbro. En relación a las constantes balaceras en el barrio la joven sólo dijo que matan gente inocente y ya no se puede salir a la calle: “No se puede vivir así. No puedo ni salir a la vereda con mis hijos”.

La saga de violencia en el barrio se desató en 2018 con dos resonantes homicidios, el de los primos Nicolás Coceres y Mauro Barrionuevo, muertes que precipitaron una saga de ataques.

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