Espectáculos

Crítica teatro

Disparates, sutilezas y guiños al feminismo en una “fiesta inolvidable”

Dentro del ciclo “Un verano fresquito”, Romina Tamburello y Paola Chávez dirigen “De cómo estar juntos”, una comedia brillante y de situaciones que transcurre durante un casamiento, en la que se destaca un elenco de grandes actores locales de distintas generaciones


“Que la fuerza te acompañe”. La frase del universo Star Wars se vuelve una expresión de deseo frente a la “batalla” que se está por enfrentar, la vida de casados, y al mismo tiempo un guiño generacional.

De cómo estar juntos, la comedia estrenada el último sábado dentro del ciclo municipal Un verano fresquito 2019, que se llevó varios aplausos a telón abierto, parte de la idea del casamiento como un ritual algo vetusto pero, al mismo tiempo, admite que en el imaginario colectivo sigue teniendo un peso específico particular.

Pensada para una franja ancha de público y con algunos guiños o giros intencionalmente enfocados (como el Star Wars, entre otros saludables disparates), la propuesta abre desde el humor una serie de interrogantes acerca del amor y el paso del tiempo, el casamiento y sus lugares comunes pero al parecer inevitables de transitar, y a la distancia, se ríe de aquello que puede ser entendido como un error, un paso en falso, una mueca del destino, una vía de escape para una relación que cae en picada, y por qué no, también la confirmación del amor de una pareja.

La palabra “Love” (amor) preside el espacio escénico para que nadie se olvide o piense lo contrario. Allí, Martín y Lucía (los siempre estupendos Juan Pablo Yeboli y Camila Olivé) van a rubricar ante los suyos que se aman: decidieron casarse y esa fiesta, que por muchos aspectos y situaciones se volverá “inolvidable”, será la confirmación de esa decisión, más allá de que aquí aplique la Ley de Murphy que sostiene: “Si algo puede salir mal… saldrá mal”.

Noemí, la madre cuarentona, reconfigurada y feminista que no admite aunque acepta que su hija elija ese camino porque piensa que muchas veces “la ignorancia es dicha” encuentra en Ofelia Castillo uno de los pilares de la puesta dada su solidez y presencia escénica indiscutibles. De todos modos, el montaje se cimienta en el trabajo de Leila Esquivel y Juan Biselli, una wedding planner desesperada y calculadora y un mozo despechado de “usos múltiples”.

Se trata de una noche en la que una medida de fuerza deja sin posibilidades de llegar a la fiesta a una serie de contratados y es así como este mozo, después de 30 horas de trabajo sin descanso y con una “ayuda extra” acelerará el ritmo del referido disparate en el contexto de una serie de acontecimientos que lo vuelven casi esquizofrénico.

Y como si eso fuera poco, la presencia de Juan Nemirovsky, actor de una ductilidad inusual y dueño de un saludable desprejuicio a la hora de elegir sus personajes, literalmente le pone el cuerpo a Roger, el amigo y socio del novio en una empresa de aplicaciones para celulares. Con algunos problemas de adicciones y defensor del poliamor, Roger suma la desinhibición necesaria como para complicar aún más las cosas cuando parecieran haber alcanzado un techo.

Romina Tamburello, actriz, dramaturga y directora, aquí en ese rol junto a Poli Chávez, pone nuevamente en perspectiva su vasto rango de creadora a la hora de producir una propuesta creada para un ciclo donde la clave es el humor y donde lo supuestamente “comercial” no debería ser un prejuicio.

Es así como en el montaje todas aquellas reglas que son propias de ese teatro no necesariamente adocenado pero pensado para una franja etaria ancha están atinadamente resueltas: escenografía, vestuario y todos los detalles de puesta en escena. Pero sobre todo subyace a lo que se ve un texto escrito con inteligencia, que toca algunas cuerdas vinculadas a problemáticas de este tiempo como la caída de los velos frente a algunos rituales perimidos, la irrupción de la cuarta ola del feminismo vista a través de la lente del humor, y la posibilidad de que una pequeña tragedia como puede ser el casamiento sirva para confirmar que el amor se edifica cotidianamente porque los compromisos a lo largo del tiempo pueden encontrar su final a la vuelta de la esquina.

Indudablemente, parte de este equipo ya probado en la exitosa comedia Matar al diván (de Patricia Suárez) y en gran medida dueño de un potencial creativo desarrollado a lo largo de los años con muchos de ellos como integrantes del Match de Improvisación que lleva adelante Cristian Marchesi eligió ahora un camino similar aunque con otra temática, la de las arbitrariedades y fallidos de una boda. Es así como coquetean con algunos registros más vinculados al cine (y abundan los ejemplos), corriendo el riesgo de abrirse del vodevil tradicional (la típica comedia de puertas de origen francés) para incursionar en un estilo de comedia más brillante, más vinculada a las situaciones, en ciernes más a la inglesa, donde tienen el mismo peso el disparate que las sutilezas, y donde, con el paso de las funciones, los actores deberán volver orgánicos los tiempos de las risas y los de los recorridos dentro de una escenografía de grandes dimensiones, para ajustarse al desafiante equilibrio que rige en este tipo de comedias donde diálogos y movimientos van de la mano.

Son, precisamente, la optimización del espacio escénico, la presencia de un numeroso grupo de extras invitados en cada función y el uso de una ingeniosa extraescena lo que le ponen un condimento especial a este montaje que juega con la idea de una boda que desbarranca y deja en la platea un gran interrogante más allá de las risas y la identificación: algunas veces todo puede ser demasiado, porque, como se escucha en algún momento de un puñado de diálogos regados de frases ingeniosas, para una pareja, “el casamiento es como tener hambre y comprarse un restaurante”.

 

DE CÓMO ESTAR JUNTOS 

Dramaturgia: Romina Tamburello
Dirección: Romina Tamburello y Paola Chávez
Actúan: Leila Esquivel, Juan Nemirovsky, Camila Olivé, Juan Pablo Yevoli, Ofelia Castillo, Juan Biselli.
Escenografía: Artificio.
Sala: La Comedia, Mitre y Ricardone, los sábados a las 21.30

 

Comentarios