El primer partido de cada selección puede ser el de la sorpresa, históricamente se han registrado triunfos y empates inesperados. En ese terreno ya pasaron tres candidatos, Argentina y Alemania con éxito, Inglaterra se quedó a pie.
Argentina rindió con creces en su debut, Messi es posible que haya jugado el mejor partido con la celeste y blanca. Activo y muy rápido, no apareció otro futbolista que pueda igualar su carrera con pelota dominada. Una pena que el arquero nigeriano fue figura y le quitó la chance concreta de marcar un gol. Algunos problemas defensivos, por la improvisación de Jonás Gutiérrez jugando de lateral, pero esto ante rivales más importantes se solucionará con Burdisso o Clemente Rodríguez. En el debe puede marcarse la falta de continuidad en el juego de Di María es material para corregir, el pibe armó un par de cositas lindas con Messi (dos buenas habilitaciones) pero debe dar más.
Alemania fue Alemania, letal. Tiene goleadores tan efectivos como aburridos, pero fueron un tormento para la pobre Australia. Una luz en el camino fue la que descubrieron Mesut Ozil (el 8, de 21 años) y Thomas Muller (el 13, de 20 años), la nueva camada de alemanes que amenaza con gran protagonismo.
Inglaterra fue la decepción. Aburrido por donde se lo mire, abusó del dominio del juego pero no tuvo profundidad. Está claro que el arquero Robert Green es ya el peor jugador del Mundial, y será difícil que pierda ese privilegio. Poco, muy poco de una selección que con Fabio Capello en el banco asomaba como cuco.
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