Ciudad

Desde el polo petroquímico, el primer catamarán solar

Un emprendedor de San Lorenzo construyó por mano propia una embarcación eléctrica que no contamina.

Por: Guillermo Correa

Todo empezó cinco años atrás, como un hobby. Pero hace dos años, ya con los planos hechos y con los cálculos avanzados, la idea empezó a cobrar visos de proyecto serio. Pero hace sólo días cuando la obra, totalmente terminada, se presentó y quedó expuesta al público, no quedaron dudas: desde San Lorenzo puede haber comenzado una nueva era para la navegación deportiva en el río Paraná: la que lo dejará de contaminar.  Es que en la 1º exposición “Emprendedores del Bicentenario 2010”, una muestra armada prácticamente a pulmón por microempresas y empresas familiares locales, se exhibió la primera embarcación a energía solar de la provincia, y probablemente del país.

“Hace 8 años años empecé a estudiar las energías alternativas por interés personal. Y hace cinco años me concentré en energía solar, en la energía fotovoltaica captada por paneles”, cuenta a El Ciudadano Lucas Hazzi, quien durante un año y medio hizo malabares para cumplir con su trabajo –que no tiene nada que ver con un astillero– y construir, todo con mano propia, su revolucionario catamarán.

El barco en cuestión, que su hacedor bautizó “Sun”, utiliza 10 paneles solares –que de paso son una buena sombrilla– montados sobre una estructura de caños de aluminio, que son más livianos. En rigor, todo el diseño está pensado para que el catamarán pueda cursar las aguas del río con la menor resistencia posible. Así, la embarcación –que en el prototipo se pensó para una persona– pesa 70 kilos, pero puede transportar hasta 170.

Los paneles solares –“Son los más caros que existen en el mercado, tienen 35 años de vida útil y vidrio antirreflex de 6 milímetros de espesor, resistente al granizo”, explica Hazzi– dan la energía necesaria para que el pequeño motor a hélice impulse sin problemas al “Sun”. Pero además buena parte de la energía captada del Sol no va al motor: el 30 por ciento alimenta una batería común, de auto, cuya carga puede hacer andar el catamarán de noche.

Según los cálculos de Hazzi, si se usa una batería mayor, la que usan por ejemplo los camiones, en unas 6 horas estará totalmente recargada, pero la impulsará al Sun sin parar por 24 horas.

“El motor está en el mercado. Viene por libras de empuje. Es un motor chico, pero la embarcación está pensada para que se desplace con la menor cantidad de energía posible”, dice Lucas Hazzi. Y lo compara –curiosamente– con un taxi, pero para destacar “el derroche de energía” que representa poner en marcha un motor a explosión de 1.800  o 2.000 centímetros cúbicos “en muchos casos solamente para llevar a destino a una persona que puede pesar 80 kilos”.

El comentario no es al pasar: se trata del “micro-auto”, otro de sus proyectos (ver aparte), que son varios, y todos tienen que ver con el mejor aprovechamiento de la energía y con energías “limpias”. Pero ese está todavía en gateras: no así la “moto solar”, que Lucas Hazzi terminó y ahora desarmó para mejorar su eficiencia. Pero quedó entre paréntesis mientras Hazzi trabajaba a toda velocidad en el “Sun”: quería ternerlo listo –y probado– para la exposición de Emprendedores del Bicentenario.

Y así lo hizo. “Lo probé con olas de más de un metro, 1,20; 1,30”, dice. Y el catamarán resistió sin problemas. Además, aclara, en caso de darse vuelta, no se hunde: “Como tiene un casco paralelo al otro, se mantiene a flote”, se enorgullece Hazzi. Y dejó pruebas de ello en internet: en la página http://www.youtube.com/watch?v=0l6Sw1-ENZ4 se puede ver en un video a él y a su catamarán navegando a pleno en el Paraná, pese que el día que le tocó para la filmación estaba casi encapotado.

Con todo, Hazzi advierte que su trabajo no ha terminado, ni siquiera la parte difícil del proyecto. Ahora, con el catamarán Sun en trámite de ser declarado una idea “de interés municipal” en San Lorenzo y “de interés provincial” por la Casa Gris, el emprendedor se lanzará a tantear el terreno privado.

Según reveló a este diario, la construcción de la embarcación le costó 42 mil pesos, que a lo largo de un año y medio fue poniendo de su bolsillo. Sólo los paneles solares se llevaron casi la cuarta parte. Pero según sus cálculos, una fabricación dedicada podría reducir esos costos, hasta nivelar una embarcación que nunca gastará un centavo en combustible con las lanchas que se fabrican y venden comúnmente en San Lorenzo, Rosario y en las localidades costeras de la provincia.

Para ello presentó el proyecto para el concurso 2010 de Innovar –www.innovar.gob.ar–, el programa del Estado nacional que año a año premia innovaciones que puedan cambiar la vida de los argentinos.

Además, Hazzi ya está tramando entrevistas, carpeta en mano, con General Motors y otras empresas “grandes” de la región a las que les pedirá que auspicien el proyecto.

Y para diciembre, Hazzi ya tiene proyectada su primera “travesía” con el Sun: unirá San Lorenzo, Diamante y Paraná: será el primer viaje fluvial entre Santa Fe y Entre Ríos hecho únicamente con energía solar.

Lucas Hazzi es vocal de la Asociación Civil Emprendedores del Departamento San Lorenzo, una organización no gubernamental creada en agosto del año pasado y que agrupa a microempresas, empresas familiares y a intentos productivos que no llegaban ni a eso: sin cabida acorde en la asociaciones comerciales ni industriales de la región, los propios emprendedores formaron la entidad para vincularse y poder ayudarse a sí mismos.

La Asociación está encabezada por Javier Curra, dueño de “Agroindustrias Los Primos” un microemprendimiento familiar –como lo dice su propio nombre– que trabaja con hongos comestibles.

Como él, la organización agrupa ya a decenas de emprendedores “con aspiraciones económicas, sociales y culturales de la comunidad”, que, solos, no lograban acceder a créditos para financiar sus ideas y, en no pocos casos, ni siquiera a contadores o abogados que les dieran asesoramiento y servicios. Así la ONG misma realiza una tarea de “inclusión social”, destinada a un sector que, acaso sin pasar por privaciones, también estaba marginado del sistema económico productivo.

Emprendedores logró en sus nueve meses de existencia subsidios del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación para los proyectos de sus integrantes –la ONG misma aparece como evaluadora y a la vez garante de que el dinero se aplica en emprendimientos reales y concretos– y concretó días atrás la primera exposición –en noviembre harán la segunda– “Emprendedores del Bicentenario 2010”, una muestra donde se expusieron y vendieron desde Cerveza artesanal, vino artesanal, y dulce, jugo y frutos desecados de arándanos, hasta juegos didácticos, hongos secos, en conserva y salsa, juguetes didácticos, productos de lencería, costura, y alfombras, entre muchos otros. Y fue, además, el escenario elegido por Lucas Hazzi –que en su vida “normal” trabaja en rotulación y serigrafía– para exponer su catamarán a energía solar, el “Sun”, que es el proyecto por el que participa en la ONG.

Emprendedores, que si bien tiene base y nombre en San Lorenzo está integrada también por asociados de otros lugares –los arándanos, por caso, son de San Pedro, provincia de Buenos Aires– se define a sí misma como “una organización basada en la autoayuda, equidad, solidaridad, honestidad, transparencia y vocación social”. Y sus miembros adhieren a los principios de la “responsabilidad social empresaria”, que plantean, por ejemplo, la no discriminación, el mantenimiento de una actitud responsable frente al medio ambiente, la erradicación del trabajo infantil y el uso racional de los recursos naturales, entre otros.

Comentarios