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Anhelos de una nueva Haití

El sacerdote haitiano de la comunidad de los hermanos lasallanos, Saúl Elvert, fue recibido para idear en conjunto un centro de formación en el castigado país caribeño tras el sismo del 12 de enero último.

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Por: Luciana Sosa

Hacer algo por el otro. Ésa es la premisa de los integrantes de la Fundación del Colegio La Salle, sobre todo teniendo en cuenta la visita de un hermano lasallano de Haití, y la necesidad de este pueblo por ayuda internacional. El grupo del colegio de Mendoza al 400 busca adeptos a la campaña emprendida para construir un centro de formación en Haití, que se concretaría recién el próximo año.

El hermano lasallano Saúl Elvert visitó la ciudad y mantuvo reuniones con sus pares en la institución educativa de calle Mendoza sobre el proyecto del centro de formación. “Es un centro de formación que tendrá una escuela, un centro de salud, una escuela de formación para profesores y un internado para los niños huérfanos”, detalló el haitiano a El Ciudadano y agregó: “Hasta ahora tenemos el terreno, pero faltan las manos solidarias que se unan a este proyecto”.

A poco más de tres meses del terremoto que marcó un antes y un después en la historia e infraestructura del país caribeño, el hermano Elvert expresó que se nota una reorganización en el pueblo entero, “necesaria, pero a la vez, obligada”. El haitiano presentó un amplio informe sobre la situación en su país a cuatro meses del terremoto del 12 de enero, en donde el 90 por ciento de las escuelas están destruidas, 800 docentes están desaparecidos, y miles de niños huérfanos vagan en las calles; y las perspectivas para mediano y largo plazo. Este terremoto ha sido el más fuerte registrado en la zona desde el acontecido en 1770. El sismo fue perceptible en países cercanos como Cuba, Jamaica y República Dominicana, donde provocó temor y evacuaciones preventivas.

“Todavía están los escombros y la gente está viviendo en las carpas, aún hay mucha gente así, dependiendo de la ayuda humanitaria que viene del extranjero como comida, agua o provisión de ropa. En lo único que podemos ver mejoras es que algunas escuelas comenzaron de a poco a reconstruirse y los chicos van teniendo un lugar donde refugiarse”, detalló.

Al mismo tiempo, el lasallano advirtió que en el ámbito comercial, algunos puestos venden lo poco que les ha quedado tras el terremoto, sin embargo la situación no deja de ser dramática para todos.

En tanto, el miedo al temblor, a la destrucción, a ver cómo lo construido por años, tal vez una vida entera, se desmorona en segundos, sigue latente.

“Muchas personas aún escuchan ruidos de temblores, algunos son ciertos, pero leves y otros son fruto de su imaginación. Hay mucho miedo en el pueblo, sobre todo viendo que costará mucho salir delante de esta situación, en especial con tantas promesas recibidas entre los escombros que no se han cumplido, y pueden que no se cumplan jamás”, sostuvo Elvert con un dejo de indignación, pero con fe.

En cuanto a la ayuda recibida por los distintos países del mundo, Saúl Elvert agradeció la buena voluntad por cada uno que acercó su donación o una simple oración por los haitianos. “En Rosario he visto una pequeña muestra de todo el apoyo que recibimos de la Argentina para con nuestro pueblo, la calidez que recibí aquí es fortalecedora y alimenta el alma en una situación tan crítica como la que nos tocó vivir. Hoy, saber que contamos con la ayuda de los hermanos de Rosario para la construcción de este centro, tan necesario, es un alivio y un gran acto de amor también”.

Sobre el avance de un nuevo país, de una nueva población, el sacerdote expresó que los más esperanzados son aquellos que cuentan con una formación educativa más avanzada, “porque ven una oportunidad de empezar de nuevo y construir otra Haití”.

En cuanto al recibimiento de la gente, Saúl Elvert dijo haberse sentido “como en su casa” por el afecto recibido de parte de los lasallanos, alumnos y docentes de la institución.

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