Ciudad

Aniversario negro

Desafiados a narrar lo inenarrable

Cinco periodistas rosarinos de radio y televisión estaban trabajando en otras tantas notas cuando ocurrió la explosión. Hubo quienes la percibieron y quienes no, pero a todos los llamaron para indicarles que fueran.


La mañana del 6 de agosto de 2013 transcurría como cualquier otra para cinco movileros de radio y televisión. Repartidos en distintas partes de la ciudad, cada uno cumplía su jornada como siempre, con cosas nimias, otras más importantes, algunas que realmente dan curiosidad, otras que acarrean broncas. Pero todo eso iba a quedar atrás.
Estaba nublado y húmedo en la mañana rosarina, y un gasista y su ayudante ya habían comenzado a trabajar en un complejo de edificios de Salta al 2100 que tenía problemas con el gas justo cuando se anunciaba otra ola de frío.

Un año atrás, las noticias hablaban de otro nieto, el 109, recuperado por Abuelas de Plaza de Mayo; y otro barco trágico, con la tripulación bajo investigación por tirar a un polizón al agua. La provincia era condenada a pagar por una moto que “desapareció” de adentro de una comisaría de Villa Gobernador Gálvez. No era poco, pero a las 9.38 terminó siendo nada. Así lo vieron los cronistas la mañana que los cambió para siempre.

“Aprender a ser rigurosos” Pablo Kasabbian LT3

“Estábamos en la zona de Maipú y Santa Fe y nos avisó un compañero de la radio de que había habido una explosión en Salta al 2100. El dato que empezó a correr era que se trataba de algo gravísimo. Dejamos el móvil en la esquina de Jujuy y Dorrego, por el caos de tránsito, y ya cuando caminábamos empezamos a ver vidrios rotos por todos lados. La sensación que tuvimos cuando llegamos a Salta y Balcarce fue la de llegar a una zona de catástrofe, de guerra. Aunque por suerte no tuve nunca la experiencia de estar en una guerra, lo que sentí era estar en medio de un bombardeo. Me imagino lo que debe estar viviendo la gente en la zona de Gaza”.

“Era todo una locura, mujeres llorando, chicos gritando y la gente pidiendo ambulancias… Pero la imagen más fuerte que me tocó, fue cuando, en medio de una crónica que estaba haciendo, vi venir a un chico totalmente ensangrentado con su novia en brazos, desnuda, porque se estaba bañando cuando ocurrió la explosión. Y recuerdo la gente abriendo paso para que entrara la ambulancia y poder sacar a esta chica. Esa fue la imagen más dura. Después, el descontrol y el no saber qué pasó, también los que habían quedado en el edificio y pedían ser rescatados”.

“El aprendizaje fue el haber vivido una situación de catástrofe que espero que no me toque vivir nunca más. En segundo lugar, aprendí sobre lo riguroso de la información, sobre todo dada la inmediatez de la radio y que durante las primeras horas era todo muy confuso. Optamos entonces por contar lo que veíamos, no imaginar ni suponer nada, no creer tampoco todo lo que nos decían. Creo que el ser rigurosos en la información fue lo que demostramos todos los que cubrimos el hecho, desde que pasó”.

“Quería salir corriendo” Leo Farhat Canal 5

“Justamente hace unos días estábamos armando algo para el canal y las imágenes me hicieron revivir lo que pasó ese día. Eran entre las 9.15 y las 9.30 y recibimos un llamado al canal de que había explotado una caldera en Salta al 2100. Salimos y en pocos minutos estuvimos en el lugar de la explosión, casi a 10 ó 12 minutos de que se produjo. Cuando doblamos por Balcarce nos dimos cuenta de que se trataba más que de una caldera, se veían muchos vidrios. Siempre recuerdo que mi compañero, el camarógrafo que además es quien maneja, de la conmoción no podía ni estacionar el auto. La primera sensación que tuve, si bien nunca estuve en una guerra, era esa, la de estar en medio de un lugar que fue bombardeado. Había vidrios esparcidos por todos lados, marcos de ventanas, pedazos de muebles, mirabas para arriba y veías un edificio completamente destruido y las llamas gigantes en la planta baja”.

“Recuerdo que tuve una sensación de angustia y de llanto a la vez. En un momento sentí que mis piernas querían salir corriendo, pero entonces entró a jugar la profesión, el trabajo: hay que seguir para adelante siendo lo más humano posible”.

“En el aprendizaje, si bien todos los días se aprende algo en esta profesión, es que destaco el trabajo que se hizo junto a todos mis colegas rosarinos, sin distinción de ningún medio. Hubo solidaridad, compromiso y mostraron un enorme trabajo humano. Otra cosa que me dejó como aprendizaje es el no haberse dejado llevar por las redes sociales y haber chequeado cada información que se daba al aire. Si algo aprendí en ese momento es que en las redes sociales se miente mucho, se publican cosas que están totalmente fuera de la realidad y que esas mentiras son solamente para hacer daño”.

“Había dos torres” Diego Frisco Radio Nacional

“Llegué al lugar a los 15 minutos de haber ocurrido el hecho. Dejé el vehículo a unas cuadras y cuando voy caminando por calle Catamarca hacia Balcarce, observo un panorama que realmente no podía creer. Veía todo incendiado, a la gente gritando, parecía una imagen de película, casi irreal. Recuerdo claramente la confusión que se vivía en ese momento en cuanto a que había explotado una caldera en un edificio y me quedó grabada la imagen de la señora gritando que la bajaran y a los bomberos que no podían desplegar la escalera en ese momento. Fue una escena que me impactó en sobremanera porque nunca pasó un hecho así en Rosario”. “Recuerdo haberle hecho la primera nota a una chica que estaba sentada, llorando, en el cordón de la vereda, a vecinos y testigos y a la intendenta”.

“Como experiencia fue dolorosa, pero además, para mí tuvo un lado muy particular porque yo estaba saliendo en vivo para Radio Nacional de Buenos Aires y el conductor del programa, Luciano Galende, tenía a su madre viviendo en una de las torres. Felizmente fue la última persona que sacaron con vida. En medio del caos, yo le decía que había dos torres y él, que eran tres. Yo pensé que era una confusión de su parte hasta que nos enteramos que una de las torres efectivamente no estaba porque había colapsado. Por eso, parte de la transmisión estuvo sesgada por un costado humano más allá del periodístico, porque sabía que el hijo se estaba enterando a través de mi relato si su madre estaba con vida. Él blanquea esa situación con sus oyentes y por eso para mí fue muy conmocionante en lo humano y profesional. Lo viví con dolor pero también, en la parte final, con la satisfacción de que la madre de este compañero estaba bien”.

“Se sintió el cimbronazo” Daniel Amoroso Canal 3

“Esa mañana estábamos trabajando en la plaza Pringles. Íbamos caminando por el pasaje Juan Álvarez y si bien no escuché la explosión, sentí que se movió el piso. Nos miramos con el camarógrafo y lo que menos pensamos es en que hubiera pasado lo que pasó. Y me acordé de cuando yo era chico, cuando explotó un silo en Refinería y sentí la misma sensación: yo vivía en Pichincha y sin embargo el cimbronazo se sintió hasta ahí. Entonces llamé al canal y me dijeron que habían recibido muchas llamadas de que había pasado algo en la zona y suspendimos la nota y nos fuimos para allá”.

“Cuando íbamos caminando hacia el lugar empezamos a notar el desorden, en que el trabajo de la Policía se junta con el de los vecinos y también con el de las ambulancias. Había gente muy ensangrentada, muy herida, era todo un desastre. Además, ver la zona de la planta baja en la que el fuego era incontrolable. Cuando llegué tuve la imagen de lo que ahora vemos que pasa en Gaza, pero lo que hace unos años veíamos que ocurría durante los conflictos de Medio Oriente. Nunca imaginé que iba a ver un edificio totalmente destruido, desde la planta baja hasta el noveno piso”.

“En lo periodístico me pasó que cuando llegué tuve primero que saber si mi familia estaba bien, ya que vive en la zona y van a comprar a La Gallega o caminan por ahí todos los días. No sé si me estoy refiriendo a lo estrictamente profesional, pero era lo que necesitaba para poder trabajar. Sobre todo empecé a llamar a mi familia cuando íbamos para el lugar, porque me imaginaba que no se trataba de un choque o de algún tema de coyuntura que podemos ir a cubrir todos los días, sino de algo mucho más grave, como de verdad lo fue”.

“Tremenda objetividad” Beatriz Priotti LT8

“La sensación fue de no entender qué estaba pasando. En los trece años que llevo como movilera jamás había visto algo similar. Primero escuchamos la explosión, en ese momento estábamos en el centro y llamaron los productores de la radio y nos dicen: «Parece que hubo una explosión en Salta al 2100». A dos o tres cuadras podía percibirse la nube como consecuencia del polvo volando, por la torre colapsada”.

“Cuando llegué la gente estaba saliendo todavía del edificio, ensangrentada, desvestida o descalza y tampoco entendía qué pasaba. Son esos hechos de los que no vas a olvidarte nunca más. Nosotros, que estamos en la calle y vamos viviendo cosas que nos marcan –como fueron los saqueos– lo de calle Salta no lo vamos a borrar nunca”.

“Uno de los aprendizajes fue que, al no estar acostumbrados a cubrir un hecho de las características que tuvo éste, nos pasó que no escuchábamos a la gente. Veíamos polvillo, desesperación, fuego o a una mujer que quería tirarse desde una ventana, y no estábamos atentos a lo que nos decían. Tardamos mucho tiempo en reconstruir que había colapsado una torre y por lo menos tres personas que salieron del edificio nos lo dijeron. Por eso, aparte del impacto visual y anímico que un hecho de tal magnitud puede provocar, el aprendizaje fue no dejar de estar atentos al relato. El segundo aprendizaje fue, sin lugar a dudas, la responsabilidad en el manejo del discurso sobre todo en un hecho que fue absolutamente impactante y doloroso. Después de un tiempo volví a escucharme y puedo decir que sentí una tremenda objetividad, teniendo en cuenta que estaba con una carga emotiva importantísima. Creo que la mayoría de los periodistas rosarinos se manejaron de ese modo”.

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