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Publicada en Embajada de la URSS

De Rosario al mundo: un análisis de la revista Novedades de la Unión Soviética

Muchos de los artículos venían de Moscú, pero trabajados por un cuerpo de periodistas y escritores argentinos, como por ejemplo el entrerriano Juan José Manauta, quien se desempeñó allí hasta el último número, en septiembre de 1991


Jorge Morales Aimar acaba de publicar a través de Amazon.com (División Kindle Direct Publishing) el libro El comunismo, futuro luminoso de la humanidad. Modernidad, cultura de masas y revolución científico-técnica en Novedades de la Unión Soviética y otras publicaciones en Argentina 1956-1986. Puntualmente, es un análisis cultural de la revista homónima, publicación oficial de la Embajada de la URSS —que se estableció en nuestro país por la gestión de Juan Domingo Perón, en junio de 1946— y cuyo primer número se editó en 1954, es decir, apenas poco después de la muerte de José Stalin.

En principio, se trató de verificar y poner en cuestión algunas perspectivas de los gobiernos de Jruschov y Brezhnev —con algunos avances hacia la Perestroika— para comprender los imaginarios políticos, culturales, tecnológicos y especialmente las visiones del futuro en un contexto de ausencia total de propiedad privada. Como tal, se analizan conectores y dispositivos en torno a la organización tecnoburocrática, la división del trabajo, el desarrollo urbano y el consumo de masas para comprender hasta qué punto y en qué medida la Unión Soviética trató de integrarse a la modernidad del siglo XX, bajo la influencia, paradójicamente, del desarrollo occidental.

En ese sentido, si había un punto de tensión entre distintos dirigentes e integrantes de lo que Mijaíl Voslensky llamó la «nomenklatura», es decir, el aparato político, administrativo y militar de aquel país, fue el inextricable debate por otorgar mayor preponderancia a la industria liviana, de tal manera de ofrecer mejores condiciones de vida a la población civil, o seguir insistiendo en el aumento de recursos a la industria pesada, que correspondía a los sistemas de defensa nacional, en vista de la guerra fría y la competencia con los Estados Unidos y la Europa liberal.

En ese sentido, el libro está dividido en tres partes claramente diferenciadas y a la vez combinadas. Por un lado, se recorren los diferentes artículos de aquella publicación ligados a las reformas económicas necesarias —para lograr un mejor acceso de los ciudadanos soviéticos a los bienes y servicios de la vida cotidiana— y por el otro también los cambios en el arte y la literatura que, sin abandonar los rasgos más identificables de la estética del realismo socialista, pudieran dar cuenta de una mayor flexibilidad y al menos una parcial aceptación de muchos autores que habían sido clausurados durante la hegemonía estalinista.

Con todo, quizá el capítulo clave del texto, es El porvenir es largo, es decir, la minuciosa elaboración de los periodistas de Nóvosti sobre el  futuro soviético que, por la transición del socialismo al comunismo «total» (profetizada para 1980), habrían de desaparecer las diferencias entre ciudad y campo, el trabajo manual y el intelectual, los restos clasistas entre obreros, campesinos e intelectuales y todo oprobio y malestar con el fin de la organización estatal y aún del mismo partido comunista. Así, se profetizaba un mundo armónico y esencialmente feliz que, acaso extrañamente, recordaba al antiguo ideal anarquista y sus libertades infinitas.

Aunque hay distintas influencias y experiencias anteriores, hay que destacar que en buena parte este libro tiene su origen durante el desarrollo de la carrera de posgrado de la Maestría de Estudios Culturales —en ese momento dirigida por Sandra Valdettaro y Mónica Bernabé— que el autor inició en 2014. La tesis estuvo generosamente direccionada por Carolina Rolle y María Fernanda Alle, y su defensa se sustanció el 14 de diciembre de 2020, con un jurado compuesto por Federico Galende, Analía Capdevila e Irina Garbatzky.

 

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