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Mafia de las farmacias

Crimen de un policía y ataque a un abogado se ventilan en juicio

La fiscalía y las querellas pidieron prisión perpetua para el dúo acusado de ser el brazo ejecutor de dos empresarios farmacéuticos.


El juicio oral que inició contra dos hombres acusados de amenazar a un médico y matar a un policía que intentó detenerlos tras el hecho desnudó los métodos de dos empresarios farmacéuticos que no dudaron en echar mano a la violencia para acrecentar sus negocios y sacar del camino a quienes pudieran perjudicar sus intereses. En el mismo juicio se ventila la tentativa de homicidio a un abogado que representaba a una farmacéutica, a cuyo nombre estaba una de las farmacias de los empresarios José Antonio Iborra y su hijo Juan Pablo. Por este último hecho, sólo uno de los acusados es enjuiciado. La fiscal pidió para ambos pena de prisión perpetua, lo que se replicó en los alegatos de las dos querellas que existen en la causa, aunque con algunas diferencias en el encuadre legal. Por su parte, la defensa Matías Núñez, uno de los imputados, cargó fuerte contra Pablo Andrés Peralta, el otro sindicado en el caso y lo apuntó sin miramientos de la autoría del hecho. Finalmente Peralta hizo su descargo ante el tribunal que preside el debate, a cargo de Edgardo Fertita, María Isabel Más Varela y Marisol Usandizaga, en un intento de mejorar su situación procesal.

La fiscal Nora Marull, acompañada por su par Marcelo Vienna, explicó que estas investigaciones están ligadas a otros 7 hechos que se tramitan en forma escrita y se vinculan al ámbito farmacéutico y a los empresarios, José Antonio Iborra –actualmente fallecido– y su hijo Juan Pablo. Este último, firmó un procedimiento abreviado por algunos de estos hechos a una pena de 6 años y 8 meses de prisión que cumple bajo la modalidad de domiciliaria.

Los Iborra tenían 4 farmacias con distintas denominaciones. Para la Fiscalía los empresarios no dudaron en mandar a amenazar y a apretar con tal de “cuidar” sus intereses. “Estaban dispuestos a valerse de todo para incrementar o defender sus negocios”, detalló. Entre los hechos de violencia que Marull refirió se encuentra la balacera contra el frente de la casa de la jefa de inspecciones de farmacias que le había labrado un acta a los Iborra,  un ataque a otro farmacéutico donde la víctima fue herida con un arma blanca en enero de 2013,  una balacera en enero de 2013 a la casa de Omar Ulloa, amenazas al ex presidente del Colegio de Farmacéuticos y amedrentamientos por vía mail al gerente de un laboratorio y a su esposa. Estas causas se tramitan en Sentencia 5ª y están en su etapa final.

La fiscal sostuvo que los imputados fueron el brazo armado de los Iborra. “Hacían el trabajo sucio, amedrentaban o eliminaban a quienes podían perjudicar sus intereses”, refirió. Afirmó que Peralta tenía relación con Iborra hijo y Núñez fue colaborador de Peralta.

El intento de homicidio

Marull y Sergio Larrubia, representante de la querella de Alberto Tortajada, coincidieron en la exposición. La funcionaria sostuvo que Tortajada era representante de Celia L., una farmacéutica responsable de una de las farmacias de Iborra. Esta mujer comenzó a tener problemas legales por los incumplimientos de los empresarios, lo que derivó en una citación judicial del fuero federal. Ante ello, Tortajada llamó al abogado de los Iborra para intentar solucionar la situación. Tras ello hubo una amenaza de Iborra a la farmacéutica: “Te voy a matar a vos, a tu familia y al doctor Tortajada”. El 7 de septiembre de 2012 fue baleado en el hall del edificio donde funciona su oficina.

Para Marull el ataque estuvo planeado. Peralta y el abogado no se conocían, pero se hizo pasar por cliente para tener una cita con el letrado. Cuando Tortajada abrió la puerta le dispararon con un arma calibre  22 que se trabó. Para el querellante, esa circunstancia, sumada a la imposibilidad de soltar la puerta de ingreso por parte del atacante, hizo el milagro y el abogado logró salvarse. Dos disparos recibió en el cuerpo y en una rueda de personas reconoció a Peralta como el autor del hecho. La fiscal lo acusó de tentativa de  homicidio calificado por alevosía agravada por el uso de arma y portación. La querella le sumó “por precio o promesa remuneratoria” a la tentativa de homicidio.

Amenazas y crimen

Las amenazas al médico Omar Ulloa, fueron el 5 de febrero de 2013; un mes antes su casa había sido tiroteada. Este hombre estaba por abrir una farmacia en San Lorenzo y Maipú. Esa tarde, dos hombres llegaron a su consultorio de 3 de Febrero al 1000 con una planta. Al verlo, los recién llegados se fueron encima. Fue golpeado, recibió un culatazo, le robaron sus dos celulares. Al huir, los agresores se toparon con un agente policial que cuidaba algunos negocios de la cuadra. Carlos Dolce les dio la voz de alto, uno de ellos se arrodilló y se abrió la camisa. Luego llegó el otro, a quien también el policía le dio la orden. El atacante simuló entregarse, soltó su gorra y sacó un arma. Ambos se fueron encima del agente, que terminó apuñalado y con 9 orificios de balas 9 milímetros en su cuerpo.

Los atacantes huyeron en un Chevrolet Corsa, que era propiedad de un familiar de Peralta. Descartaron un arma y una camisa por el camino y finalmente pincharon un neumático a la altura de Alem al 300 donde se bajaron e intentaron huir a pie, aunque fueron arrestados.  La Fiscalía acuso a Matías Núñez y Pablo Peralta como coautores de homicidio criminis causa calificado también por alevosía y por la condición de funcionario público de la víctima, amenazas coactivas, abuso de armas, robo calificado y portación, Por su parte, la querella de la familia de Dolce, a cargo del letrado Federico Laurito, coincidió con el pedido fiscal en cuanto a la calificación y la prisión perpetua.

Las defensas

El defensor de Núñez, Mario Ducler fue lapidario con Peralta. Ubicó a su cliente en el consultorio de Omar Ulloa y sostuvo que se enteró de las amenazas en el momento que fueron efectuadas por Peralta. Sostuvo que no hay duda que Peralta estaba vinculado a los Iborra, conoció a Juan Pablo en una fiesta en 2012 y salían a correr juntos. Refirió que en el delito de abusos de armas no existe la coautoría. Sostuvo que el arma era de Peralta y en su casa se encontraron balas 9 milímetros. Agregó que no hay pruebas de que Núñez sea el autor del robo de los celulares y solicitó la absolución  de su cliente en el homicidio de Dolce.

Refirió que no hay análisis de la mecánica por parte de la Fiscalía y no le atribuye roles a los acusados: “El pistolero es Peralta, es el que atento contra Tortajada, atentó contra Ulloa y es Peralta el dueño de la  9 milímetros”.

Tras la embestida de Ducler, Pablo Peralta se contuvo junto a su defensora oficial Liliana Álvarez. Después declaró.  Y dio detalles y coartadas para desvincularse del crimen.

Peralta acusó a Núñez y a Iborra de todos los hechos

Pablo Peralta contó una historia llena de casualidades. Sostuvo que días antes del ataque a Alberto Tortajada su celular se cayó al inodoro y compró “uno común”. Refirió que lo llamó Juan Pablo Iborra y lo invitó a un bar. Vio el celular y le preguntó si estaba liberado. Ante el sí de Peralta, sacó unos chips del bolsillo. Le dijo que llame a un amigo que cumplía años para hacerle una broma, le cambió el chip al celular y Peralta llamó. Lo atendió una señora a la que le pidió una cita. Sostuvo que a la tarde fueron a correr y en el ínterin se compró otro celular porque necesitaba internet y le preguntó a Iborra si quería el otro aparato y le dijo que sí.

Sostuvo que la tarde del ataque a Tortajada salió a las 16 de su trabajo, pasó por la casa de su madre y contó que le habían roto la cerradura del auto. Entonces fue a la comisaría 16ª y un policía le dijo que volviera al día siguiente a hacer la denuncia. Se fue al negocio de la novia, donde había una vecina, una señora mayor que lo vio. Refirió que esta mujer, a la que le había regalado un caniche y le había prestado plata en algunas oportunidades, era la consuegra de Tortajada y que no fue a declarar porque “no podía ir contra la familia”.

En cuanto al hecho donde fueron victimas Carlos Dolce y el médico Omar Ulloa sostuvo que Juan Pablo le pidió el favor de comprar una planta y llevarla a la clínica. Iborra le dijo que en la puerta había un amigo de él y que luego, lo llevara algunas cuadras. Llegó, Núñez  estaba en la puerta y le preguntó si era Pablo, le dijo que sí e ingresaron. Refirió que apoyó la planta y Núñez se abalanzó sobre el médico y al ver un arma decidió irse.

Al salir Núñez lo siguió y apareció un hombre con un arma que le apuntaba y le exigió a Núñez que se quedara quieto. Entonces le dijo que no tenía nada que ver y continuó. Tras lo cual escuchó algunos tiros aunque no vio que los efectuó, detalló.

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