Policiales

Sin permiso a vivir

Crimen de Georgina Olguín: cuando la vulnerabilidad y la violencia no dan tregua

Fue identificada la joven embarazada de nueve meses que fue asesinada en un descampado de la zona oeste. Su vida ya había sido contada en algunas crónicas policiales donde quedaron a la vista las inequidades, los abusos y el entorno violento en que creció


Georgina Maricruz Olguín tenía 24 años y era de barrio Ludueña.

Si de violencia se trata Georgina Maricruz Olguín, la joven embarazada de 9 meses ejecutada de ocho balazos y cuyo cuerpo fue hallado calcinado este martes junto a un auto en llamas en un descampado de Aborígenes Argentinos al 7100, es un ejemplo tangible de la vulnerabilidad, la pobreza, la problemática por el consumo de sustancias, el escarnio público y el fracaso de políticas estatales que no logran encontrar solución a las violentas realidades que transitan algunas pibas para que puedan sortear el camino que les toca atravesar.

Cuando tenía 20 años, Georgina fue la cara de una noticia que la puso en un lugar deleznable: la mala madre. Esta joven fue detenida en las Cuatro Plazas, de barrio Belgrano, mientras intentaba hacerle ingerir pastillas y alcohol a su pequeña hija; al menos ese fue el relato oficial.

En ese momento fue imputada y su imagen, con las esposas puestas en sus muñecas fue expuesta descarnadamente. Terminó acusada de tentativa de homicidio agravado por el vínculo y estuvo más de un año sometida a proceso.

La causa dio un giro cuando se produjo un cambio de fiscal, quien decidió trabajar el caso interdisciplinariamente y junto con el defensor logró un sobreseimiento. Evidentemente esta tarea no alcanzó para brindarle una oportunidad real en el mundo que le tocó vivir.

Con el correr de la investigación se supo que se había criado en un ámbito de violencia de género, donde había abusos de todo tipo. En un momento se fue de la casa que compartía con su grupo familiar por los golpes que recibía; estaba embarazada de su hija, aunque no tenía muchas opciones ni dónde ir. Por esto regresó.

El 9 de septiembre del 2017, su hija ya tenía casi un año y atravesó varias situaciones traumáticas: pensó que estaba nuevamente embarazada de una persona que sabía que no se haría cargo y se enteró que un familiar querido cursaba una grave enfermedad. En ese marco, tuvo una pelea con un hermano y todo se fue de control. Sus familiares la sacaron a la calle con la pequeña en brazos, con lo puesto. Georgina no sabía dónde ir o qué hacer. Y se desbordó.

Una historia de carencia y violencia: dos víctimas, un drama

Con la poca plata que tenía en el bolsillo le compró algo de comer a la nena y una botella de vino que mezcló con clonazepam. Caminó unas 30 cuadras desde barrio Ludueña hasta las Cuatro Plazas de Mendoza y Provincias Unidas.

Una mujer dijo haberla visto en el lugar intentando darle pastillas a la niña de poco más de un año. Esta persona se la sacó de los brazos e hizo vomitar a la pequeña, quien fue derivada a un hospital de Niños, y Georgina terminó detenida.

La imputaron. En esa audiencia la joven estaba sola, con un defensor oficial y lloraba sin consuelo. “Yo no le di pastillas. No me acuerdo. Estaba mal, perdida. No quería matarla, me quería perjudicar yo. ¡Mirá si la iba a querer matar! La tuve 9 meses en mi vientre, sufrí tanto para tenerla. ¿Para qué? Nada más me puse mal porque no tenía dónde llevarla. ¿Dónde iba a pasar la noche? ¿Con qué le iba a dar de comer? Por eso me puse mal y me tomé las pastillas”, declaró entonces.

Al final de la audiencia el juez dictó la prisión preventiva por el plazo de ley bajo el argumento de que “quien voluntariamente ingiere pastillas tiene que hacerse cargo de las consecuencias”.

Si bien se dispuso una junta de salud mental para determinar si comprendía la criminalidad del hecho, los plazos y trámites judiciales se extendieron mientras estaba en la cárcel. Incluso, el fiscal y la defensa que llevaban el caso concursaron otros cargos, lo que demoró aún más el trámite, ya que tuvo que esperar nuevos nombramientos en su caso.

Georgina, víctima de violencia y pobreza, quedó en libertad

El tardío informe forense dijo que “probablemente estuvo imbuida de tal manera que no haya podido dirigir las acciones”.

Después de 9 meses y de conseguir una persona que quisiera ayudarla y ofreciera su casa para una prisión domiciliaria logró el beneficio. El nuevo fiscal y el nuevo defensor trabajaron el caso y lo hicieron en forma interdisciplinaria por lo que terminó en un sobreseimiento. Todo parecía encaminarse para Georgina, pero no fue así.

Cuatro años más tarde, con apenas 24 años recién cumplidos a principios de este mayo, su cuerpo gestante fue hallado este martes por la mañana tirado a la vera de un camino de tierra en el extremo oeste. Estaba a un metro de Chevrolet Spin, que había sido robado.

Los asesinos la habían ejecutado de ocho balazos en espalda y la cabeza, después prendieron fuego el auto y las llamas alcanzaron su cadáver. Los investigadores estimaron que el asesinato a sangre fría de Georgina lo cometieron entre la medianoche del lunes y los primeros minutos del martes. Por la mañana hallaron el cuerpo de la joven y nada había por hacer por su bebé a punto de nacer.

La fiscal del caso, Gisela Paolicelli, dijo que Georgina había tenido conflictos con la ley penal y contaba con causas en trámite, aunque no especificó relacionadas con qué delitos. Contó que por el momento no están en condiciones de hablar de una vinculación del crimen de Georgina con el de un muchacho, identificado como Damián Alexis Manchado, 27 años, cuyo cuerpo baleado fue encontrado este mismo martes y casi a la misma hora en un camino rural entre Rosario y Soldini.

“Por el momento los crímenes tendrían una coincidencia sólo temporal”, indicó la fiscal y agregó que están relevando las cámaras de seguridad para determinar la existencia de elementos de interés para la investigación aunque no arriesgó ninguna hipótesis sobre el hecho.

Pasaron más de cuatro años desde que el Estado provincial tomara el caso de Georgina Maricruz Olguín, quien primero tuvo una respuesta desde el punitivismo más puro y luego lo abordara desde un ámbito interdisciplinario que no fue efectivo para sacarla de un ambiente de violencia, que esta vez fue letal.

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