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¿Huevos de la serpiente?

Crecen las manifestaciones de alemanes contra los extranjeros

Ola discriminatoria, con el apoyo de la ultraderecha y los neonazis, gana terreno en un país con masiva inmigración.


Una creciente ola discriminatoria gana terreno en Alemania, el principal destino de la inmigración en Europa, con la proliferación en las últimas semanas de manifestaciones hostiles a los extranjeros. Estas manifestaciones, en varias ciudades del país, están organizadas o tienen el apoyo de movimientos de extrema derecha o neonazis y del joven partido anti-euro, Alternativa para Alemania (AfD).

En el marco de este movimiento se halla el grupo bautizado como “Europeos patriotas contra las islamización del país” (Pegida), lanzado en octubre pasado, y en ahora pleno desarrollo. Desde hace algunas semanas organiza las llamadas “Manifestaciones del lunes”, que intentan replicar a las que hace 25 años tuvieron lugar contra al régimen comunista en la ex-RDA, hasta la caída del Muro de Berlín. E incluso reciclan el eslogan de la época: “Nosotros somos el pueblo”, según un cable de la AFP.

Las manifestaciones se han extendido a Duseldorf, Wurzburgo, Rostock, Bochum y Múnich, entre otras ciudades, y congregan a centenares de personas. El pasado lunes Pegida sorprendió al reunir a 10.000 personas en Dresde, la capital de Sajonia, un estado de la ex-RDA con serias dificultades económicas y sociales.

Otro ejemplo es el de Marzahn, un barrio empobrecido del este de Berlín, donde las manifestaciones del lunes, oficialmente organizadas por “ciudadanos”, son habituales desde hace semanas.

A finales de noviembre pasado, unas 800 personas –neonazis pero también vecinos– protestaron contra la construcción de albergues para solicitantes de asilo.

El jueves pasado por la noche, cerca de Nüremberg, tres inmuebles vacíos que debían acoger a refugiados fueron dañados por un incendio, de origen criminal, según la policía. En el lugar se hallaron cruces gamadas e inscripciones racistas.

Estos movimientos pretenden “movilizar el resentimiento, designar a un enemigo” según Hajo Funke, profesor de ciencias políticas de la Universidad Libre de Berlín, que alerta contra el “despertar de los instintos de masa”.

Primer destino de inmigrantes

Estas manifestaciones se celebran en un contexto de inmigración masiva hacia Alemania. Según la Ocde, este país, percibido como un islote de prosperidad, se convirtió desde 2012 en el principal destino de la inmigración en Europa, acogiendo ese año a 400.000 personas.

Alemania es también el primer destino de los demandantes de asilo en Europa, y sus estructuras de acogida están saturadas.

Desde principios de este año, ha acogido a 180.000 refugiados (57% más respecto al mismo período de 2013), en particular de países devastados por conflictos: Siria, Irak, Afganistán, Somalia, así como numerosos gitanos de los Balcanes.

La gran manifestación del lunes en Dresde congregó a militantes de extrema derecha pero también a simples ciudadanos descontentos, prueba de que la expresión de sentimientos xenófobos ya no es un tabú en este país, marcado históricamente por el nazismo.

Contra las multiculturas

Oficialmente, Pegida moviliza contra los yihadistas o los extranjeros que se niegan a integrarse. Pero durante las manifestaciones también se oyen críticas a las “élites políticas”, los “burócratas europeos” y los “grandes medios de prensa”, todos ellos promotores de un multiculturalismo que “diluye” la cultura alemana.

Esa retórica es similar a la de AfD, un partido creado en 2013 y que acaba de entrar en tres parlamentos regionales en la ex-RDA. Su presidente, Bernd Lucke, reconoció en una entrevista al diario Handelsblatt que su partido “compartía varias reivindicaciones” con Pegida, entre ellas la lucha contra los islamistas.

Ante esta situación, el gobierno alemán se ha visto obligado a reaccionar. El miércoles durante el congreso del partido conservador CDU de la canciller Angela Merkel fue votada una moción según la cual “las actividades subversivas islamistas no serán toleradas”.

El ministro del Interior, Thomas de Maiziére, al aludir a un estudio según el cual parte de los alemanes se sienten extranjeros en su propio país, afirmó el jueves que “hay que tomar en serio estas inquietudes” y “no eludirlas”.

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