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Homicidio

Confirman parcialmente una condena por un homicidio

Es para Horacio Benaventos, a quien le bajaron la pena de 21 años a 17 en la instancia de Apelación realizada el viernes.


La Cámara penal confirmó en forma parcial la condena por homicidio contra Horacio Benaventos, un hombre que en mayo pasado fue sentenciado a 21 años de prisión. Pero un Tribunal de segunda instancia consideró que el acusado pasará preso 17 años.

El acusado es Horacio Benaventos y llegó a juicio en mayo pasado por el homicidio de Lisandro Enrique, ocurrido el 9 de julio de 2014 en Pasaje 503, a media cuadra de calle Pineda.

El caso podría encuadrarse en el marco de la obsesión de un hombre violento por una mujer que terminó en el homicidio de Enrique. La víctima tenía 21 años y un noviazgo con idas y vueltas con una chica que mantuvo algunos encuentros amorosos con el agresor, sostuvo la Fiscalía durante el juicio oral. La mujer terminó el contacto a raíz de la violencia que el acusado desplegaba sobre ella, aunque esto no fue aceptado por el hombre, que continuó asediándola aun cuando había retomado su relación con Enrique. La bronca se trasladó al muchacho y su pareja, que intentó protegerlo y terminó la relación. Pero ello no bastó. Una noche de julio, en una calle de barrio Las Flores, ambos se cruzaron y Enrique recibió dos disparos que lo llevaron a la muerte. El crimen fue ventilado en un juicio oral en el que el fiscal Adrián Spelta solicitó una condena a 22 años de prisión por homicidio simple agravado por el uso de arma para Horacio Benaventos; en tanto que la defensa afirmó que no hay prueba directa para condenarlo, y requirió la absolución de su cliente. El debate estaba presidido por un tribunal pluripersonal compuesto por Juan Andrés Donnola, Raquel Cosgaya y Luís María Caterina.

La noche del miércoles 9 de julio de 2014, Lisandro Enrique fue herido en Pasaje 503, a media cuadra de calle Pineda. Un mes después, Horacio Enrique Benaventos, de 23 años, fue detenido por el crimen. Según declaró un testigo presencial, esa noche se dirigió hasta un comercio que posee en la zona para corroborar que todo estuviera bien luego del partido de fútbol que disputó Argentina y Holanda. Cuando se retiraba observó cómo un muchacho le disparaba a otro. Fueron entre dos y tres disparos, sostuvo. Si bien el tirador estaba de espaldas, el testigo lo reconoció y se retiró antes de ser visto por el agresor. El declarante señaló con nombre y apellido a la víctima y al autor del disparo, a quien individualizó en la sala.

Aunque este no fue el único testimonio que resaltó en la jornada: una mujer sostuvo que esa noche iba a buscar a su hijo a la casa de un familiar cuando se topó con Horacio, al que vio nervioso y le preguntó qué le pasaba. Y aseguró que el joven le contó que había matado a Li. La testigo afirmó que pensó que era una broma y que al día siguiente se enteró de la muerte de Enrique.

El fiscal Adrián Spelta sostuvo que el móvil del crimen fue la relación sentimental que la víctima tenía con Jaquelin, una chica con la que había salido un año, y durante un impas de la relación la joven se había involucrado con Benaventos. El vínculo se volvió enfermizo y violento por parte del acusado, y la mujer decidió terminar con esos encuentros. Ante la ruptura, aparecieron las amenazas, y el reencuentro con su ex pareja no ayudó. Los amedrentamientos se dirigieron entonces a Enrique, al que le intentó quemar la casa. Entonces, Jaquelín decidió terminar con el noviazgo y así evitar el embate de Benaventos contra Enrique, aunque ello no impidió el crimen. Esa noche Enrique se topó con el agresor, que le disparó en el pecho y la espalda con un arma calibre 22, sostuvo Spelta .

A su turno, el defensor Jorge Funes afirmó que la Fiscalía no tiene una sola prueba directa contra su pupilo, que fue detenido en un procedimiento circunstancial cuando un familiar de la víctima lo apuntó como el homicida. Sostuvo que es un error solicitar 22 años de cárcel sin fundamento fáctico ni jurídico y pidió la absolución. Finalmente, Benaventos fue condenado a 21 años de cárcel. El defensor apeló dejando en claro en el debate que no se encontró el arma homicida y que no había testigos directos de la agresión.

Sin embargo, los magistrados Georgina Depetris, Alfredo Ivaldi Artacho y Guillermo Llaudet confirmaron parcialmente la condena, por lo que el acusado pasará 21 años preso.

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