La Cámara Penal confirmó la condena a un cabo de cuarto que prestaba servicios en la subcomisaría 2ª y permitió la evasión de un detenido que fue hasta su casa a pegarle a la mujer y volvió. Por el hecho, el detenido y dos policías fueron condenados, pero sólo uno de los uniformados apeló la decisión que ahora confirmó la Cámara. Así, la condena a 3 años de prisión por favorecimiento doloso de la evasión e incumplimientos de los deberes de funcionario público se hará efectiva para el uniformado que habilitó la salida del preso.
Ángel Rodríguez estaba detenido en la subcomisaría 2ª, en Gascón al 2900 de Nuevo Alberdi, pero el 21 de diciembre de 2013 apareció en la casa de Silvia, su ex mujer. La despertó reclamando la presencia de su hija adolescente y le pegó. Eran las 5.30 de la mañana cuando la chica llegó y quiso parar la agresión. Su padre comenzó a gritarle y pedirle explicaciones. Finalmente la golpeó mientras su hermana se cruzó a la comisaría 30 a pedir ayuda. En la dependencia había sólo dos policías y llamaron al 911. Esa llamada quedó registrada. Finalmente el hijo de la pareja logró parar al hombre y sacarlo de la casa.
El comisario de la seccional 30 fue a constatar la situación a la subcomisaría 2ª. Ángel Rodríguez estaba en su celda. Se molestó cuando se enteró de la denuncia que presentó su ex, quien debió ser atendida en el Hospital Alberdi. Se dispuso su traslado, pero como era horario de visitas, lo encerraron en una oficina esposado a una ventana. Cuando fueron a buscarlo ya no estaba. Había forzado las esposas y la chapa de una puerta que daba al garaje.
El superior de servicio Carlos Modesto Carrizo y el cabo de cuarto Cristian Leiva fueron condenados por el Juzgado de Sentencia 4°, a cargo de Julio Kesuani, a 3 años de prisión por favorecimiento doloso de la evasión e incumplimientos de los deberes de funcionario público. Mientras que Ángel Rodríguez, una vez recapturado, fue condenado a 1 año de cárcel por evasión y lesiones, lo que se unificó en 14 años por una condena de homicidio en ocasión de robo, tentativa de robo calificado y portación.
La apelación
Leiva apeló el fallo y la revisión quedó en manos de los vocales Gabriela Sansó, Alfredo Ivaldi Artacho y Daniel Acosta quienes confirmaron el decisorio. Tuvieron en cuenta el testimonio de la víctima y sus hijos, y la circunstancia que no era la primera vez que se presentaba en la casa estando detenido. A lo que sumaron la alarma que generó la salida de Rodríguez, al punto que el comisario de la 30ª se presentó en la subcomisaria 2ª a constatar la situación del preso.
Para los camaristas fue imposible una fuga sin que los policías no lograran darse cuenta, ya que su actividad específica era el control. Leiva se encargaba de la contabilización de presos que, según sus dichos, lo hacía cada dos horas. Argumentó que tenía un adicional en el Mercado de Productores a las 6 y permiso para retirarse antes. Aseguró que llegar al Mercado le llevaba media hora y, según las constancias de la causa, el llamado a la comisaría 30 para denunciar la presencia del detenido en la casa de la víctima fue a las 5.31. Los vocales concluyeron que Leiva aún estaba cumpliendo funciones en la seccional y destacaron que desde la comisaría hasta la casa de la víctima –que está frente a la comisaría 30– hay unas 20 cuadras de distancia.
