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Con el regreso de Kapanga, este viernes no duerme nadie

Después que el hit de los 90 “El mono relojero” volviera a sonar con fuerza en el cierre de las Paso, Kapanga llega este viernes a Rosario para repasar en vivo ése y otros clásicos que integran una carrera que ya lleva casi 30 años recorriendo escenarios


La del domingo 11 de agosto será recordada como la noche en la que los argentinos tenían insomnio electoral. Los resultados de las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (Paso) no llegaban, los medios estiraban sus trasmisiones con análisis o mostrando los bunkers más o menos ocupados porque no había datos oficiales. El Presidente de la Nación, Mauricio Macri, salió a hablar, mandó a los argentinos a dormir y no sólo explotaron las redes sociales sino también el teléfono de Martín “El Mono” Fabio. Es que el grito de todos fue: “Andate a dormir vos”, el estribillo de “El mono relojero”, tema que Kapanga, la banda que lidera Fabio, editó en el 98. “Esa noche fue mortal. Todos saben que mi afinidad con este gobierno es cero, pero estaba escuchando el discurso del presidente y cuando mandó a todos a dormir pensé en esa frase, obviamente, como le pasó a muchos. Y me reía en casa solo, incluso publiqué un video en las redes y me explotó el teléfono. Fue tremenda la repercusión que tuvo ese mandato presidencial (risas). Y a pesar del mal momento que estamos pasando en el país, ése fue una gloria para nosotros porque ver que se tiene tan presente una canción que ya tiene 21 años es algo groso. Nos dio una difusión tremenda y bienvenido sea. Más allá de quién se mande el moco, pero no podemos negar que Mauri la dejó picando y todos pateamos al ángulo”, confesó Fabio a El Ciudadano en una extensa charla que tiene como objetivo adelantar cómo será el show que brindará Kapanga este viernes en la Sala de las Artes.

La banda de rock y ska formada en 1989 en la ciudad de Quilmes, provincia de Buenos Aires, vuelve a Rosario para disfrutar junto a su público local de todos sus clásicos, seguramente una noche a puro baile y diversión. “El show va a ser una fiesta, porque tenemos una lista de temas muy copada. Igualmente, en el medio cambiaremos alguna que otra canción y ahí los que la van a pasar mal van a ser los técnicos (risas), porque van a tener que cambiar las luces y todas esas cosas”, adelantó Fabio entre risas.

El grupo liderado por El Mono “tiene en el freezer” los temas grabados en vivo del show Spectaculum, versión desenchufada que llevó a los músicos a ofrecer un concierto en teatros, donde sus fans estuvieron sentados disfrutando de canciones casi olvidadas. En estos días está en pleno proceso de creación para lo que será su próximo trabajo discográfico, ya tienen unas cuatro canciones escritas pero aún habrá que esperar. Mientras tanto, se van a presentar el próximo fin de semana en Buenos Aires junto a Los Tipitos, Miss Bolivia, Litto Nebbia, Ricardo Soulé, Peteco Carabajal, Eruca Sativa, Dakillah y El Plan de la Mariposa, entre otros, en la nueva edición de Muestra música!, la feria que reúne a más de 180 expositores, clínicas especializadas en la materia, testeo de instrumentos y shows en vivo. “Estamos a full”, resumió El Mono.

—¿Cómo te llevás con las redes sociales?

—No es fácil. Pero ya con 50 años aprendí a hablar de las redes sociales, aunque digan que nos espía el FBI o los nazis, que el Instagram es de millennials; qué se yo, tengo una posición tomada sobre eso y me divierto por cómo cambiaron las cosas en la comunicación. Al principio de la banda teníamos que pegar una nota en MuchMusic, o dependíamos más de ustedes para poder dar a conocer un nuevo tema o un show; ahora publicás todo lo que hace la banda y te llenan de corazoncitos, de deditos para arriba y te mandan saludos, es genial. Y pudimos ver que no sólo sirve para mostrar el sándwich de milanesa que te estas comiendo.

—Sandwich de milanesa o una pizza… ¿no tenés una pizzería?

—No, ya no, me fundí hace dos años. Fue tremendo, estuvimos 22 años aguantando, fue el esfuerzo de mi familia, primero mis viejos y estábamos con mi hermano, fue muy duro tener que bajar la persiana y decirle a los laburantes que no volvíamos a abrir. Pensé que nunca íbamos a vivir eso. Ahora fijate qué país raro que tenemos que me dura más la banda de rock que una pizzería. Me da bronca porque tengo que comprar la pizza en otro lado (risas), aunque las pizzas de Quilmes son muy buenas, zafan.

—¿Y cómo se lleva la economía actual con la producción de discos?

—¿Vos también hablás de discos? No sos millennials (risas). No te digo que ya no existen pero hoy grabar 14 canciones en un disco es una locura, todos salen con 7 u 8 temas y ya, pero en el medio se van conociendo en las distintas plataformas como Ep, Epk, Epq, qué se yo, ya me pierdo de todos los nombres que le ponen a las canciones antes de que tengan un formato físico (risas). Tengo 50 años, che, ¡ténganme paciencia! De todos modos, y por suerte, a lo largo de estos años venimos sosteniendo un proyecto sólido. Hemos pasado por un montón de crisis, pero estamos orgullosos de seguir haciendo música de manera independiente.

—¿Qué opinás del avance de las mujeres en la música, sobre todo en el rock?

—¡Que son bienvenidas! Siempre la mujer llega para poner las cosas en su lugar. Hay que reconocer que el rock argentino es machista, la música en realidad hace diez años era machista, pero en un momento evolucionamos. Muchos como yo, de 50, cambiamos ese chip que nos pusieron de chiquitos, cuando aplaudíamos a Arnaldo André porque le daba un cachetazo a Luisa Kuliok, o al mismo campeón del mundo, (Carlos) Monzón. Todavía tengo que aprender muchas cosas y ustedes, las mujeres, con más o menos paciencia, nos lo están señalando y me parece bárbaro, porque así podemos convivir en un espacio más justo, de igual a igual. Te tiro otro ejemplo: desde que éramos pibitos nos mostraban que fumar era de genios. El rubio de Camel era un capo y tenía las mejores chicas, el de Marlboro se peleaba con un león, y yo me quise hacer el canchero, el capo total y a los 14 empecé a fumar. Hoy ya sé que hace mal, pero no lo puedo dejar, por gil. La verdad es que esta bueno que exista un movimiento de mujeres y hay muchísimas cantantes o instrumentistas, compositoras talentosas, me parece lógico que tengan sus espacios.

—Como no lo tuvieron en el Cosquín Rock pasado.

—Sí, del Cosquín se habló mucho, y las chicas tienen razón, pero no olvidemos que una de las bandas que más veces ha tocado en el Cosquín fue Las Pelotas, y es una banda que se destaca por la bajista, que es mujer (Gabriela Martínez). Todos tenemos que aprender a sacarnos ese chip que nos pusieron de chicos, porque hoy vemos un Mundial de Fútbol Femenino y son unas grosas, pero a cuántas nenas que querían jugar a la pelota le dijeron sus familiares que no lo hicieran porque era de “varoneras”.

—Sentís que los tiempos están cambiando.

—Sí, sobre todo para nuestra generación, porque del paso de la tele en blanco y negro al color pasaron varios años; ahora es todo mucho más rápido, incluso en la comunicación, mirá todo lo que tenés en las redes sociales y cómo quedan excluidos los más grandes, como mi vieja, que tiene 80 años y le piden que mande un mail para un trámite y ella no tiene idea de qué se trata.

—¿Y tu mamá qué opina del movimiento feminista?

—Ella es muy callada, no hablamos de esas cosas, pero te puedo decir que quedó huérfana de padre desde muy chiquita, y la crío su madre sola, trabajando en lo que le dejó su esposo, que era hombrear bolsas en el campo. Su infancia fue dura y no hablamos de los temas contundentes, a ella le gusta hablar de los programas de le tele y más si su hijo estuvo en uno, como Pasapalabras.

—En ese programa te luciste.

—Soy el campeón (risas), pero bueno, los fans no suelen conocer esa faceta mía, piensan que porque me como las eses y hago música soy un burro, pero no es así. De chiquito yo hacía muchos crucigramas y palabras cruzadas, me encanta eso. Y cuando me llamen de Quién quiere ser millonario voy a ir también (risas).

Para agendar

Kapanga tocará esta viernes por la noche, a partir de las 21, en La Sala de las Artes, de Suipacha y Güemes, donde también se venden las entradas

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