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Choque de paradigmas en la era digital: Google es a las comunicaciones lo que Microsoft fue al escritorio

Google se planta en el terreno como una empresa de publicidad online.

Google se define como una compañía de publicidad en línea, pero desde hace algún tiempo se ha inclinado hacia la industria de las telecomunicaciones como parte de un choque de paradigmas que se viene observando desde hace algunos años.

En 2006 lanzó el Wi-Fi gratuito a nivel local desde sus oficinas centrales en Mountain View, California, una llamada de atención poco común para los proveedores de banda ancha como AT&T y los operadores de cable. En 2008 mostró interés en la adquisición de ondas de radio inalámbricas del Gobierno, normalmente empleadas por operadores inalámbricos como Verizon, Sprint y otros, aunque no puso en marcha sus intenciones.

Su sistema operativo Android y el teléfono Nexus One convirtieron a la compañía en un competidor genuino en el mundo de los dispositivos móviles. Así que era cuestión de tiempo para que el gigante de las búsquedas moviera el tablero del juego de las llamadas telefónicas tradicionales.

Philip Elmer-DeWitt, columnista de Apple 2.0 para Fortune, califica a Google Voice como “el número de teléfono universal y sistema de correo de voz que los telecomunicadores debieron ofrecernos hace años”.

Ya en septiembre del año pasado hubo roces entre la telefónica y el buscador. En una carta abierta a la FCC, el operador telefónico más grande de los USA, AT&T, le pegó una repasada a Google sosteniendo que los pilares para la neutralidad delineados por el organismo regulador le dan una ventaja injusta a Google. Su ejemplo patente: que Google Voice no permite llamar a ciertos números en atención a que tienen una tarifa extra (por “peaje entre carriers”) eso, para AT&T es justamente lo opuesto a neutralidad y debiera estar regulado.

La defensa de Google fue sólida. Por un lado, explicó que hay pequeñas compañías regionales que cobran un fuerte  peaje a las grandes compañías nacionales cuando una llamada es ruteada a través de su red, por lo que esas llamadas salen más caro. Luego sostuvo que AT&T no puede negarse a hacer una llamada a esos lugares por las leyes Common Carrier, pero que Google Voice, siendo una aplicación de internet -y encima disponible sólo vía invitación- no está sujeta a las leyes Common Carrier. En tercer lugar, le recordó a AT&T que los postulados de la FCC regulan la relación ISP – Consumidor, y que en esa ecuación los servicios web no tienen nada que ver.

En favor de AT&T debe decirse que efectivamente, la ley no es lo suficientemente amplia y algunos actores del ecosistema internet pueden salir beneficiados. En particular, si la FCC está sujeta a reglas sobre Neutralidad en la Red en su rol de ISP, y a las leyes Common Carrier en su rol de empresa de telefonía, parece injusto que Google, que provee una aplicación de internet que hasta cierto punto emula la telefonía, no esté sujeto a ninguna de las dos ataduras.

El sistema de Google funcionaría en la estrategia del buscador en varios sentidos pero fundamentalmente, centralizaría a través del buscador numerosos datos de los usuarios que serían utilizados para emitir publicidades que mayor precisión, según los gustos de cada usuario. A la vez, el buscador podría imponerse como una suerte de peaje entre los proveedores de las líneas telefónicas físicas (el cableado, el hardware) y el usuario mediante el software.

Así como Microsoft se impuso desde su aparición como un intermediario que oficiaba como “facilitador” de la comunicación entre el usuario y su propia PC de escritorio, Google hace lo propio pero desde otra óptica, acorde a los tiempos que corren, y busca imponerse como el intermediario necesario en las comunicaciones entre personas que ya han logrado controlar sus computadoras.

Y esta estrategia no es más que una condición necesaria del choque de paradigmas que desde el surgimiento de Internet se viene observando: Internet, hija predilecta de la era digital, está avanzando sobre numerosos aspectos de la vida de la gente y, a la vez, sobre modelos de negocios que tienen que encontrar la manera de adaptarse o morir sofocados bajo el tremendo peso de la red de redes.

Entonces Google, como el más grande intermediario en la red (no hay que olvidar que el buscador brinda toda clase de servicios llegando al punto de que para muchos usuarios Google “es” Internet), inevitablemente se planta como la referencia obligada de lo que es el nuevo paradigma y, como consecuencia de esto, comienza a chocar con los grandes en todos los ámbitos.

Por ahora, la pelea entre Google y Microsoft, primer síntoma de este choque de paradigmas, todavía se desarrolla aunque no es difícil vislumbrar que, si los de Redmond no tienen un violento golpe de suerte, su futuro estaría marcado por un desplazamiento similar al que ellos mismos impusieron a otros como en el famoso caso del Navegador de Netscape.

Sin embargo, lo amplio de las posibilidades de la red (que Google está aprovechando sabiamente) indica que esta no será la única pelea que librará el buscador y ya se vislumbra en el horizonte el enfrentamiento con grandes emporios de todo tipo, que van desde las telecomunicaciones, como en el caso de Verizon o AT&T, hasta los grandes medios de comunicación y las grandes productoras de contenidos de entretenimiento audiovisual.

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