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China continúa asombrando con sus desmesuras

Dos despachos noticiosos enviados desde China coparon ayer el renglón de las informaciones curiosas y sorprendentes, confirmando que en el país con mayor población del mundo, que se perfila junto al conglomerado árabe como destinado a suceder a los viejos imperios en el liderazgo del mundo, pueden darse estas cosas de la desmesura.

La primera dio cuenta de que el gigante taiwanés de la electrónica Foxconn anunció que contratará hasta 400.000 –¡400.000!– nuevos empleados en China en un año, para asegurar la producción y reducir las horas extra después de una ola de suicidios atribuida a las difíciles condiciones de trabajo en la compañía.

 

El grupo, que suministra componentes electrónicos a Apple, Dell y Nokia y opera en la China continental a pesar de tener sus raíces en la isla capitalista donde se refugian desde mediados del siglo XX los resistentes a lo que en su momento fue el modelo maoísta de comunismo, precisó que con este plan masivo de contrataciones su personal pasará de 900.000 a 1,3 millones de empleados.

 

El anuncio impacta por el número de personas en juego. ¿Cuánto significaría para la Argentina, por ejemplo, la creación de 400 mil puestos de trabajo en una sola empresa y en apenas doce meses?

 

Estos nuevos empleos serán creados en las provincias centrales de China, ya que el grupo quiere reducir el tamaño de sus principales fábricas, situadas en la ciudad de Shenzhen (sur), junto a Hong Kong, indicó el portavoz de Foxconn, Arthur Huang.

 

Louis Woo, asistente del jefe de Foxconn Terry Gou, confirmó por su parte que el grupo se dispone a contratar entre 300.000 y 400.000 nuevos empleados en el plazo de un año.

 

“Este aumento es en parte el resultado de una reducción al máximo de las horas suplementarias, en conformidad con la política china, y el objetivo del grupo de darle a sus empleados más tiempo libre”, indicó. Es que trece empleados chinos de Foxconn y de una de sus empresas subcontratadas se suicidaron este año dejándose caer desde lo alto de un edificio, diez de ellos en Shenzhen. Después de esta ola de suicidios, Foxconn aumentó en un 30 por ciento el sueldo de sus empleados chinos.

 

Pero la raíz de los problemas que llevaron a tantos empleados a tan trágico final parece estar mucho más allá de una simple cuestión remunerativa. 

 

Según grupos de defensa de los trabajadores, los suicidios en las fábricas chinas de Foxconn reflejan las difíciles condiciones de vida de millones de obreros en China, sometidos a largos horarios de trabajo y a intensas presiones, lo cual parecería querer reafirmar, en nuestra mirada occidental y sudamericana, que el trabajo debería ser una fuente de realización y no un mero canje de servicios por dinero.

 

Dicho de otra manera, repitiendo en realidad un concepto que ya lleva más de medio siglo entre nosotros, queda claro que para conseguir una vida plena y feliz la economía debe estar al servicio del hombre y no el hombre al servicio de la economía.

 

La otra noticia se refiere al suceso que representó ante millones de telespectadores la presentación en un programa de televisión chino de un joven amputado de los brazos que interpreta piezas musicales en piano utilizando los dedos de los pies, pero para esto no hay explicaciones. Sólo asombro.

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