Mendoza fue esta vez el escenario donde el equipo de Miguel Ángel Russo volvió a demostrar que cada vez resulta más inimaginable que se le escape el ascenso. El Canalla ya no tiene rival que le saqué el sueño y ayer le ganó 3 a 1 a Independiente Rivadavia con goles de Encina, de penal, Toledo y Bareiro.
De arranque, como viene sucediendo en los últimos partidos. Así pegó el Canalla en Mendoza gracias al gol del Sapito Encina, de penal. Luego de que Castro marcase un agarrón de Aveska a Medina, que solamente él vio.
El rival no sintió el golpe y salió con todo a buscar la igualdad.
Sin embargo le costó darle precisión al balón en los últimos metros. Con un Fabbiani fuera de estado y con Píriz Álvez intermitente, el equipo de Gamboa solamente apostó al movedizo Ferradas pero esto fue muy para la férrea defensa canalla.
De a poco Central salió del asedio y empezó a manejar la pelota en la mitad de la cancha. Y fue allí donde se gestó el segundo: Lagos habilitó a Encina, que subía por la izquierda, y el Sapito a tres dedos cara externa se la cedió a Toledo para que cabeceara al gol.
Tras el descanso, el local salió decidido a buscar el descuento. Y rápidamente lo consiguió: Fabbiani dejó la pelota pasar entre sus piernas y a sus espaldas apareció Brítez Ojeda que con un derechazo batió al siempre seguro de Caranta.
La Lepra siguió insistiendo y metió al Canalla muy cerca de su arco. Sin embargo el zofocón mendocino duró nada más que diez minutos. A partir de allí el encuentro se hizo de ida y vuelta, Píriz Álves, de cabeza tuvo el empate pero la pelota se fue apenas desviada.
Lo más peligroso del rival pasaba por las subidas de Longo, entonces Russo mandó a la cancha a Gagliardi en lugar de Encina y contrarrestó las posibilidades de Independiente.
Central pudo ampliar la venta a través de Méndez, Carrizo y Bareiro, pero no lo hizo. Esto produjo que el partido siguiera con resultado incierto hasta el final, aunque el Canalla era claramente superior.
Pero a los cuarenta, los de Russo justificaron su supremacía. Carrizo asistió a Bareiro, quien había entrado por Toledo, y el paraguayo liquidó las acciones en el Gargantini.
Central dio otro paso hacia el ascenso y ratificó, en Mendoza, que no tiene rival que le pueda impedir que cumpla el objetivo.
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