El partido del próximo sábado no será una final, tampoco el más importante que deba jugar Central hasta el final del torneo. Ganar vale tres puntos, igual que cualquier otro. Pero es innegable que es el clásico encuentro que entrega bonus. Y ahí radica lo sustancioso del juego.
Está claro que River, Instituto, Quilmes y Central, han demostrado que le sacan un campo a quiénes los siguen. Pero debe quedar claro que ascenderán, no los que salgan airosos del hipotético “cuadrangular” que durante la próxima fecha los tendrá enfrentados, Instituto con Central y River con Quilmes, sino los que aprovechen su potencial ante el resto de los rivales.
La fecha que terminó anoche marcó muy bien de qué se trata la historia. River goleó a Desamparados en San Juan, Quilmes hizo lo propio de local ante Independiente Rivadavia, anoche Instituto vapuleó a Atlético en Tucumán, y Central le ganó bien (aunque sin el brillo de los otros) a Atlanta. La consecuencia matemática es que todos sumaron tres puntos, y que al torneo le queda una fecha menos.
Central vive una realidad muy concreta, en Rosario sumó el 82% de los puntos en juego. Y no importó tanto la manera en que lo hizo, sí que lo consiguió. Una brutal efectividad en el Gigante. Ahora deberá ratificar ese poderío en Córdoba, como visitante. Sin dramatizar, atendiendo que el torneo no termina el sábado, pero conocedor de que rinde mucho más en casa que afuera.
Por eso en el juego de la confianza, estará a prueba su fe. Pizzi en La Plata, caliente por la adversidad del resultado negativo a partir de una supuesta injusticia (penal cobrado a Valentini) le gritó al país futbolero que: “vamos a ascender igual”. Córdoba es un buen destino, e Instituto el rival apropiado, para convencer que aquel clamor popular de un técnico herido tiene sólidas razones para ser creído.
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