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Copa Argentina

Central avanzó a pura ambición

El equipo de Miguel Ángel Russo clasificó a cuartos de final de la Copa Argentina. El 8 de octubre enfrentará a River.


Central llegó a Córdoba con la idea fija de ganar y así continuar en la Copa Argentina. Tigre, seguro que pensaba lo mismo, pero con otra actitud, mucho más cautelosa.

Entonces, como la insistencia suele traer premio, ganó Central y terminó siendo justo.

En la próxima estación lo espera River, pero con el consuelo que desde Núñez avisaron que no pondrán lo mejor que tienen. La Copa Argentina no es su prioridad.

El partido en Córdoba fue monótono. Central trató de llegar utilizando algunas variantes, pero le faltó profundidad. En el arranque, antes de los 15, hubo sí una gran pared armada entre Ferrari y Becker (maravillosa devolución) que terminó con remate desviado de Aguirre. Después hubo que esperar hasta el final para que Musto de cabeza
estuviera cerca de abrir el marcador. De Tigre no hubo nada por contar.

El talento de Becker parecía ser la salida más viable que mostraba Central, pero Valencia no estaba firme en la derecha y Aguirre carente de profundidad en la izquierda. Quedaba Abreu y la invitación al pelotazo, por eso se fue diluyendo cada intento canalla de la primera etapa.

El complemento ofrecía un menú parecido, pero Miguel Russo mandó a la cancha a Cachete Acuña. Y como es costumbre, con el barullo que trae de fábrica encima, fue una opción interesante para molestar a los por entonces firmes defensores de Tigre.

La tendencia del juego era Central y la pelota, prolijito por Nery Domínguez y la ayuda de Ferrari, Becker tratando de idear algo creíble, y tres bien de punta con Valencia en la derecha, Abreu de nueve, y Acuña en la izquierda, pero bajando hasta mitad de cancha.

Estaba claro que de haber un ganador, con un gol iba a alcanzarle, y Central era quien más lo buscaba. Tigre absolutamente inexpresivo en ataque, se dedicó a aguantar en el fondo y ver si sacaba ganador en los penales.

Enésimo centro al área de Javier García, pero esta vez la pelota enviada por Nery Domínguez tuvo una precisión quirúrgica, puesta en la cabeza de un especialista. Fue gol de Abreu. Quedaban 14 minutos por delante para terminar con el karma del arco en cero, algo que no se daba desde antes del Mundial. Tigre arrimó, más por obligación que convicción, pero no le alcanzó para molestar al seguro Caranta. Ganó Central porque de los dos fue el que más se esforzó. Una razón que a veces el fútbol suele premiar.

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