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Cataluña realizó una consulta simbólica sobre su independencia

Dos millones de catalanes votaron sin ningún valor legal. Personas de todas las edades hicieron largas colas frente a los colegios para participar de los comicios.


Casi dos millones de catalanes votaron este domingo sobre su independencia en una consulta sin ningún valor legal, pero histórica para elnacionalismo, y en claro desafío del gobierno regional a la prohibición impuesta por Madrid.

Personas de todas las edades hicieron largas colas frente a los colegios que, entre aplausos de los asistentes, abrieron y funcionaron con normalidad pese a la suspensión decretada por el Tribunal Constitucional a petición del ejecutivo español de Mariano Rajoy.

Convocados por el gobierno del nacionalista Artur Mas, 5,4 millones de catalanes estaban llamados a responder a una doble pregunta: “¿Quiere que Cataluña sea un Estado? En caso afirmativo, ¿quiere que este Estado sea independiente?”.

A dos horas de cerrar los colegios, 1,98 millones de personas habían depositado sus papeletas, informó el gobierno regional, que podría salir reforzado políticamente en su pulso con Madrid.

“Es una cantidad insólita (…) teniendo en cuenta que es una consulta no legal”, apuntó el filósofo y analista político Josep Ramoneda, observando que esto “debilita a Rajoy”

Para Fernando Vallespín, politólogo de la Universidad autónoma de Madrid, es una “victoria relativa” que demuestra “una mayoría social por el derecho a decidir” sobre la secesión aunque “no tan clara respecto a la independencia”.

Un referéndum definitivo

“La gente se ha creído que puede decidir su futuro y ha acudido en masa”, afirmaba Xavier Bardolet, de 44 años, abrumado por la gran movilización en la pequeña localidad de Sant Pere de Torelló, 90 km al norte de Barcelona.

Con banda de música y pancartas que afirmaban “El 9N votamos sí o sí, ni un paso atrás”, un ambiente de fiesta se respiraba en este pueblo, el primero que en 2012 aprobó una moción declarándose simbólicamente independiente de España. Dos centenares le siguieron después.

Como lo explicaba el propio Mas, para muchos catalanes este es sólo otro paso en su lucha por lograr una verdadera consulta con valor legal.

“Nos merecemos el derecho a votar en un referéndum definitivo y esto es algo que debería entenderse en Madrid”, lanzó el presidente catalán tras depositar su papeleta en Barcelona.

El voto estaba abierto a los mayores de 16 años, incluidos muchos extranjeros residentes en Cataluña. Uno de ellos, Mariano Luchetti, argentino de 43 años casado con una catalana, votó por la independencia.

“Los catalanes no merecen este tratamiento por parte del gobierno central”, afirmaba.

Pese a la suspensión por la justicia, Mas mantuvo esta votación simbólica, sin censo oficial ni comisión electoral, amparándose en la libertad de expresión y con la ayuda de casi 41.000 voluntarios. “El responsable soy yo y mi gobierno”, señaló a raíz de las denuncias presentadas ante la justicia y las investigaciones iniciadas por la fiscalía.

“Intentan meternos miedo pero yo estoy tranquila. No estamos haciendo nada malo, votar debería ser algo normal”, decía Mercè, una profesora de 64 años voluntaria en un centro de Barcelona que, pese a todo, no quería dar su apellido.

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