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Rumbo a la Casa Blanca

Carolina del Norte y Nevada son el eje de la primaria presidencial

Entre los republicanos Trump mantiene su hegemonía, mientras que la demócrata Clinton se juega a recuperarla.


Hoy será la tercera etapa de las primarias presidenciales en Estados Unidos: los aspirantes republicanos se verán en Carolina del Sur, donde Donald Trump mantiene su hegemonía, mientras que los demócratas lo harán en Nevada, donde Hillary Clinton se juega su liderazgo, después de sufrir una dura derrota en New Hampshire a manos de su competidor Bernie Sanders.

Estas primarias se jugarán en terrenos diferentes. El estado de Carolina del Sur organiza una elección primaria republicana, mientras que en Nevada, el primer estado del oeste en pronunciarse, solo el partido Demócrata ha convocado a los “caucus”, las asambleas que expresan abiertamente la preferencia por un candidato.

Para el magnate Trump una victoria en esta primaria tendría un valor simbólico crucial antes de del “supermartes” del próximo 1º de marzo, en el que hay primarias en 11 estados para designar un cuarto del total de delegados a las convenciones nacionales.

Hasta ahora, Trump ha conseguido 17 delegados, tras lograr el segundo puesto en Iowa y luego el primero en New Hampshire. El senador ultraconservador por Texas Ted Cruz lo sigue con 11 delegados. Para ganar se precisan 1.237 delegados.

Pero las primarias republicanas posteriores al 15 de marzo también son importantes para Trump, ya que el candidato que llega en primer lugar se lleva todos los delegados.

Los votos anti-Trump seguirán repartiéndose entre los otros cinco aspirantes republicanos, si éstos no desisten, lo cual le podría permitir al magnate una victoria final.

Un día antes de la votación, Trump lideraba las encuestas en Carolina del Sur, con 28 por ciento de las intenciones de voto, según un sondeo de NBC/Wall Street Journal.

Cruz ocupa el segundo lugar con 23 por ciento, seguido por el senador Marco Rubio (15%) y Jeb Bush (13%).

Clinton seduce a minorías    

Mientras tanto en el desértico estado de Nevada los demócratas cortejan a las minorías: los votantes negros, hispanos y de origen asiático, que constituyen la mitad de la población.

Hillary Clinton, quien perdió la primaria en New Hampshire ante Bernie Sanders (tras superarlo ligeramente en Iowa), apuesta por movilizar a los hispanos, y sobre todo a los empleados de los hoteles y casinos de Las Vegas. Ella visitó a limpiadoras y otros empleados en casinos y hoteles.

Estos trabajadores pobres, altamente sindicalizados, podrán participar en los “caucus” en sus lugares de trabajo.

Clinton promete que no tardará en entregar documentos a las familias que han inmigrado ilegalmente. Se presenta como la aliada más fiel de las familias hispanas en asuntos de inmigración y no ha dudado en atacar a su rival Sanders por votar en contra de una reforma migratoria en 2007.

“Si el pasado nos permite predecir el futuro, el senador Sanders volverá a desilusionarnos mientras que Hillary Clinton luchará por los inmigrantes y la comunidad latina”, declaró ante el secretario de Vivienda estadounidense, Julian Castro, uno de los posibles candidatos a vicepresidente de Clinton.

Sanders, senador de Vermont, se defendió explicando que la reforma no protegía suficientemente los derechos de los trabajadores temporales y que en cambio votó por la reforma de 2013, que fue abortada.

“Como presidente, haré todo lo posible para que se adopte una reforma inmigratoria y para crear un proceso de naturalización para los indocumentados”, insistió en un programa en la cadena Msnbc.

Los partidarios de Sanders están convencidos de que los jóvenes de las minorías votarán en masa por él.

“En nuestra comunidad la gente sabe que no quiere votar por Trump. Quiere votar por un demócrata y la única demócrata que conocían es Hillary Clinton”, explicó a la AFP Erika Andiola, portavoz de Bernie Sanders en Las Vegas. “Pero después de la victoria en New Hampshire y el empate en Iowa, hemos logrado ampliar nuestro público”, añadió.

El Vaticano salió a enfriar la polémica con el magnate

El Vaticano aclaró ayer que el papa Francisco no quiso hacer un “ataque personal ni una indicación del voto” al señalar que “no es cristiano” alguien que “piensa en construir muros” en lugar de puentes, en alusión al precandidato presidencial republicano estadounidense Donald Trump y su proyecto de hacer un nuevo paredón en la frontera con México si es elegido presidente.

“El Papa ha dicho aquello que ya sabemos bien, si seguimos sus enseñanzas y sus posiciones: que no se pueden construir muros, sino puentes. Esto lo dice siempre, continuamente”, subrayó el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi en una entrevista con la Radio Vaticana.

Francisco formuló sus declaraciones durante una conferencia de prensa que brindó ayer a bordo del avión papal a su regreso al Vaticano tras la visita que realizó a México, en cuya frontera Trump ha prometido que construirá un muro para frenar a los inmigrantes, a los que acusó de violadores y criminales.

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