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Carlos “El Chacal” tuvo su tercera condena a cadena perpetua en Francia

El venezolano Ilich Ramírez Sánchez fue otra vez sentenciado a perpetuidad por su responsabilidad en un atentado en París en 1974 que dejó dos muertos y 34 heridos. Tras una vida signada por hechos violentos, ante cada estrado judicial sostuvo que era un revolucionario y no un terrorista


El venezolano Ilich Ramírez Sánchez, alias Carlos “El Chacal”, fue condenado por la justicia francesa a cadena perpetua por su responsabilidad en un atentado en una galería comercial de París en 1974 que dejó dos muertos y 34 heridos. Tras dos días de juicio, el tribunal destacó la “especial violencia” de este atentado cometido para “presionar al Estado”.

Exmiembro del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), Carlos “El Chacal”, de 71 años, recibió una nueva sentencia en el juicio por el ataque a la galería comercial Drugstore Publicis, que tuvo lugar el 15 de septiembre de 1974 en París, cuando a las cinco de la tarde, una granada arrojada desde un restaurante ubicado en un piso superior estalló en la planta baja del popular paseo.

El primer atentado indiscriminado en Francia

En 2018, un tribunal de apelación lo sentenció a cadena perpetua por el atentado cometido hace 47 años, pero en 2019 la Corte de Casación ordenó que se revisara la pena impuesta.

Los magistrados siguieron la opinión del fiscal que había pedido prisión de por vida por ese acto de “una violencia ciega e inédita”, que representa el “primer atentado indiscriminado” en Francia.

Para la fiscalía, con ese atentado se buscaba liberar a un japonés detenido en Orly, miembro del Ejército Rojo japonés, un grupo armado de extrema izquierda que había secuestrado a rehenes en la embajada francesa en La Haya. Este movimiento se vinculaba a una rama del FPLP (Frente de Liberación de Palestina), en el que “El Chacal” se había convertido en uno de sus brazos armados en Europa.

Sin muestras de ADN y sin confesión, el venezolano fue condenado por una serie de elementos de cargo, entre ellos el testimonio de un antiguo compañero de armas arrepentido, el alemán Hans-Joachim Klein.

Según la investigación, la granada usada procedía de un lote robado en una base militar en Alemania, al igual que otras halladas en la casa de la pareja de “El Chacal” y las abandonadas en la toma de rehenes en La Haya.

Esta condena se agrega a las dos anteriores también a cadena perpetua. La primera la recibió por asesinar a tres hombres en 1975, dos de ellos policías, en París y la segunda, por cuatro atentados cometidos en Francia en los que murieron once personas y ciento cincuenta resultaron gravemente heridas.

Agente operativo de una red antisionista

Personaje por demás controvertido, “El Chacal” está considerado como terrorista por países como Francia, Israel y Estados Unidos; sin embargo en Argelia, Palestina y Libia se convirtió con el tiempo en un “héroe de la causa árabe”; incluso en Venezuela se lo reconoce como un luchador internacional contra las injusticias. De todos modos, él mismo admitió haber participado en más de cien atentados con un costo de vidas estimadas en dos mil personas.

De nacionalidad venezolana, Ilich Ramírez Sánchez nació en 1949 en el seno de una familia adinerada y un tanto conservadora. Su madre tenía profundas convicciones religiosas e intentó que sus hijos abrazasen la fe católica, en oposición a las ideas del marido, un abogado y dirigente del Partido Comunista venezolano, que adhería a la lucha armada.

Su nombre de pila fue en honor al revolucionario ruso Lenin. Luego de vivir en Londres y estudiar en colegios prestigiosos, al menos para la sociedad británica, su padre le pagó un viaje a Moscú, donde descubrió ese otro universo del cual su progenitor no se cansaba de hablarle. Allí ingresó a la universidad Patricio Lumumba, de la que sería suspendido luego de que su afición a las mujeres y a las fiestas se hiciera demasiado pública.

Allí mismo fue que abrazó la Causa Palestina y poco después ingresaría al Frente Popular de Liberación de Palestina, donde luego de entrenarse en técnicas de guerrilla, pasaría a revistar como agente operativo en una red antisionista.  En esa estructura le fue reconocida su capacidad como estratega al mismo tiempo que sus virtudes para ejercer el liderazgo.

El más buscado por las agencias de inteligencia

Ya en París, en 1973, fue jefe del Boudia, una organización que servía de enlace con otros grupos revolucionarios como el Ejército Rojo Japonés o las Células Revolucionarias alemanas. A finales de ese año atentaron contra Joseph Edward Sieff, dueño de las tiendas de Marks & Spencer y referente de la Federación Sionista de Inglaterra.

Un año después su comando colocó tres coches bomba en sedes de varios diarios parisinos. Y luego, en colaboración con comandos japoneses, asaltó la embajada francesa en La Haya, donde tomó varios rehenes. Este hecho lo convirtió en objetivo especial de las fuerzas antiterroristas y de la Justicia, francesa sobre todo.

Pero “El Chacal” era muy hábil para cambiar su apariencia y, además, hablaba seis idiomas casi a la perfección, lo cual le permitiría evadirse con facilidad de cualquier situación que pusiera en peligro su vida y su libertad.

A fines de junio de 1975, Ilich vivía en un departamento alquilado en París. Usaba entonces el nombre falso de Carlos Martínez con el que se movía por la ciudad. No pasó mucho hasta que una noche un grupo de policías de la Dirección de Seguridad dio con su paradero. Los agentes estaban tras la pista de una red árabe a la que se consideraba terrorista y a partir de un informante que describió la apariencia de Carlos Martínez, los policías cayeron en la cuenta de quién podía estar bajo ese nombre.

Le tendieron una emboscada pero “El Chacal”, que nunca salía desarmado, respondió a balazos matando a dos de los agentes y al buchón que estaba con ellos. Desde este momento, el falso Carlos pasó a ser su nuevo nombre.

Luego se refugió en Yemen del sur, donde pululaban los grupos insurgentes yihadistas de varios países de Medio Oriente. Desde allí preparó su asalto a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en Viena, a la que se sindicaba como financista de los comandos antiterroristas de buena parte de Europa.

En esa acción se tomaron rehenes y hubo tres muertes civiles. A esa altura, era uno de los hombres más buscados por agencias de inteligencia del mundo occidental.

“El día del Chacal”

El apodo “Chacal” surgiría casualmente cuando en un allanamiento en un apartamento donde se presumía que había pernoctado, la policía encontró la exitosa novela de Frederick Forsyth titulada El día del Chacal.

Cuando el diario inglés The Guardian dio esa información asoció al protagonista de esa novela con el mismo Ilich Ramírez y los medios de todo el mundo se apropiaron del apelativo. Por lo que se conoce, durante años no se volvió a saber de él, pero todo indica que “El Chacal” habría estado en Hungría y en Rumania organizándose y obteniendo fondos para financiar nuevas operaciones.

También, en esa época, se vinculó con células insurgentes de Irak y Siria, adonde habría viajado en repetidas ocasiones. En 1982, la policía francesa detuvo a varios colaboradores y a su pareja, Magdalena Knopp, con quien había tenido una hija. Carlos exigió su liberación a cambio de cesar con sus acciones violentas pero su demanda naufragó y de inmediato hizo estallar una bomba en un tren en el que debía viajar el presidente francés Jacques Chirac. En el hecho murieron cinco personas y treinta resultaron heridas.

Dispuesto a responder a las negativas oficiales, “El Chacal” instrumentó una escalada de atentados y en uno de ellos hizo volar un tren de alta velocidad y en otro provocó numerosas víctimas en una estación ferroviaria en Marsella. Finalmente, las autoridades francesas liberaron a su compañera sentimental.

Acuciado por los servicios de inteligencia de las principales potencias europeas, “El Chacal” –que comenzaba a resultar una figura tentadora para periodistas, escritores y cineastas– se refugiaría en Sudán, el país que terminaría entregándolo  a Francia en 1994, donde sería juzgado por los atentados cometidos en tierra gala y condenado a dos prisiones perpetuas. Las sentencias fueron apeladas y en 2013 se inició un nuevo proceso judicial.

Pese a reconocer los atentados, “El Chacal” no aceptó nunca los tribunales que lo juzgan y define su captura en Sudán como un secuestro; por lo tanto, niega la legalidad de los juicios en Francia. Es una estrategia de la defensa que lidera su abogada y última esposa.

“No soy un terrorista, no somos terroristas. Somos luchadores por la libertad”, exclamaba “El Chacal” ante cada corte en la que era juzgado. Pero más allá de las revisiones, las condenas fueron quedando firmes y esta última terminaría sellando su periplo. La biografía El Palestino, del periodista español Antonio Salas, que llegó a ser su confidente y amigo, y el film de ficción Carlos, del realizador francés Olivier Assayas, son dos de los aproximaciones más interesantes a su controvertida figura.

 

 

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