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Cambiar es la única alternativa

Por: David Narciso

La salida del jefe de la Policía de la provincia Hugo Tognoli y su posterior condición de prófugo desató una crisis que, como siempre ocurre en estas circunstancias, bien pueden ser aprovechadas como una oportunidad.

Oportunidad para revisar lo hecho hasta ahora en materia de seguridad pública, el no haber cambiado a tiempo a pesar de los señalamientos públicos que con distinto tono se vienen escuchando, tanto desde la oposición como desde espacios de opinión pública.

La creación de una Secretaría de Delitos Complejos anunciada en las últimas horas puede ser un paso, o no. La creación pionera en el país de un Ministerio de Seguridad en 2007 es una buena experiencia a tener en cuenta. Fue un hito que luego replicaron el gobierno nacional y otras provincias, pero que en Santa Fe no pasó de expresar las buenas intenciones del Frente Progresista, que no se tradujeron en una gestión que pueda ser valorada de forma positiva, más allá de aciertos circunstanciales.

Además prófugo

Tognoli está mencionado en escuchas telefónicas y otros datos de una causa judicial que como mínimo exigen que dé explicaciones ala Justicia. Sucondición de prófugo, al menos hasta la media tarde del domingo cuando se escriben estas líneas, no hace más que empeorar la situación. Además, generan una tempestad institucional, porque no permiten dar la vuelta de página para seguir trabajando. Y, lo más grave, abre sospechas sobre la propia Policía, ahora incapaz de hallar a su propio ex jefe.

Cambio de etapa

Sin embargo, dar por supuesto que Tognoli es peor que sus antecesores de la actual y de anteriores gestiones es infantil. Quizás fue el más desprolijo, o el menos vivo en el caso de que sea cierto lo de la “camita” que pudieron hacerle según su versión de los hechos.

El caso Tognoli es cabal expresión de una fuerza de seguridad atravesada medularmente por la corrupción.

Yla Policíade Santa Fe a su vez es cabal expresión de lo que ocurre con las fuerzas de seguridad posdictadura que, ya sin hipótesis de subversión y necesidad de represión a gran escala, se replegaron para dedicarse a los negocios, administrar el delito y asociarse a él.

Cabe recordar que en mayo pasado las autoridades nacionales echaron al jefe antidrogas dela Policía Federalen Rosario porque se enteraron, siete años después, de que había estado detenido en una causa por narcotráfico.

Lo mismo con Gendarmería, donde el amotinamiento por el recorte de sueldos de hace un mes sacó a la luz una red de corrupción interna que involucraba a los propios jefes de la fuerza, ahora denunciados penalmente, al igual que los responsables del área jurídica. Las imputaciones son por desmanejos con las partidas para combustibles, los sueldos del personal y haber montado una industria del amparo salarial que ya provocó la destitución de un juez correntino que era parte de esa situación. Podrían citarse muchos más ejemplos.

La escena y la película

Puede resultar comprensible que quienes disputan la política provincial con el gobierno del Frente Progresista imputen como única causa del caso Tognoli a una ausencia o dificultad de conducción política.

Pero el análisis queda rengo si no se mira todo el proceso, asignando a cada uno sus responsabilidades políticas y operativas, pero sin dejar de mirar la película completa.

Los que con razón apuntan que Tognoli llegó a donde llegó promocionado por los gobiernos del Frente Progresista, no dijeron lo mismo del gobierno nacional con respecto a los jefes dela Gendarmeríao cuando saltó lo del jefe antinarcóticos dela Federalen Rosario (justo enla Rosariosacudida por la explosión de los delitos vinculados al narcotráfico).

Las barreras

Conducir las fuerzas de seguridad resultó todo un desafío para las administraciones de la democracia. El espíritu corporativo, las disputas intestinas por cajas negras, las dificultades de los gobernantes de turno a la hora de elegir jefes (que la mayoría de las veces es la elección del menos peor) son barreras con las que deben lidiar a diario aquellas administraciones que al menos en su conducción política no están comprometidas con la corrupción ni son socias de ella y que además mostraron vocación de democratizar a esas fuerzas de seguridad. Distinto, ignominiosamente distinto, es el caso de quienes quieren dar lecciones o “ayudar” cuando pertenecen a espacios que donde son gobierno y habiendo tenido la oportunidad de montar una fuerza de seguridad desde cero, eligieron a hombres con pasado de represión ilegal para que repitan métodos contrarios ala Constitucióny las leyes de la democracia.

El backstage

Volvamos al caso Tognoli para no dejar el cuadro incompleto. No hay por qué dejar de hacer algunos señalamientos por más que se trate de cuestiones secundarias en relación a lo neurálgico.

– El hecho de que el juez federal Carlos Vera Barros ordenara la detención a la tarde del día que el diario Página /12 reveló las denuncias es un bochorno en sí mismo. El juzgado tenía la desgrabación de esas escuchas y el pedido de la fiscal hacía tiempo en su poder y por algún motivo evaluó que el momento de hacer lugar fue doce horas después de que saliera en el diario.

– El poco frecuente alto perfil mediático dela Policíade Seguridad Aeroportuaria en torno a causas con policías santafesinos involucrados en investigaciones por narcotráfico.

– El fracaso dela PSAy de las restantes fuerzas de seguridad nacionales para detener a Nacho, sindicado como el jefe de 24 años de una banda narco desbaratada porla PSA, al que alguien avisó que lo esperaban para detenerlo en Ezeiza cuando venía en vuelo desde Colombia. Nacho se bajó del avión en Lima pero, según versiones periodísticas, días después logró ingresar vía la frontera con Brasil.

– Las recurrentes quejas sobrela Justiciapenal federal con asiento en Santa Fe en materia de investigación y desarticulación de narcotráfico, delito que es de competencia de su exclusiva responsabilidad.

El gobierno

El caso Tognoli reveló la ausencia de feedback entre el gobierno y el fuero federal, que es el responsable (al menos en lo formal) de la tramitación (o no) de las causas vinculadas al narcotráfico.

Parece hora de que el gobierno explore nuevos caminos más allá de cambiar de jefes, aumentar presupuestos e incrementar el plantel de policías. Como están las cosas, nadie puede garantizarle que lo que pasó con Tognoli no se repita con Sola, el subjefe, o quienes los sigan.

Asoma la oportunidad de abrir el espectro, oír alternativas, rodearse de aquellos que (incluso fuera de las fronteras de Santa Fe) trabajan hace años en la construcción de una seguridad pública democrática y que pertenecen a círculos de los cuales el socialismo fue partícipe.

Camino posible

Es hora de armar un Ministerio de Seguridad con equipos especializados en análisis criminal y que generen y procesen información propia para no depender de las verdades a medias y los ocultamientos de los jefes policiales. El gobierno debe abandonar esa idea de que cuatro personas (por más honestas y dispuestas a trabajar 24 horas) pueden manejar ala Policíay la seguridad pública.

Son tiempos de cambiar. Urge romper el esquema dela Policíaactual, porque de lo contrario se está jugando siempre de visitante, y los nombres pasan y la historia se repite.

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