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Cada vez son más las tasas municipales

La estructura tributaria en el ámbito municipal argentino muestra gran cantidad de tasas.

Compleja e imbricada. La estructura tributaria en el ámbito municipal argentino muestra una gran cantidad de tasas que gravan con impuestos de lo más diversos y variados que, muchas veces, no guardan relación con el servicio brindado. En otros casos, varias tasas gravan un mismo servicio, lo que refleja la creciente necesidad de fondos de los municipios. Estas conclusiones surgen de un minucioso estudio del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), que analizó cualitativamente en su último informe la política tributaria municipal y estimó en 130 la cantidad de tasas cobradas.

La investigación, realizada por Nadin Argañaraz, Sofía Devalle y Mariano D’Angelo, advirtió que una característica inherente en un sistema federal de gobierno como el que existe en Argentina, debería ser que los miembros de una jurisdicción paguen por los bienes y servicios públicos que provee dicha jurisdicción. “Es decir, el diseño interjurisdiccional de la imposición debería seguir el principio del beneficio”, agregó.

Según el estudio que abarcó los 100 municipios más grandes de la Argentina, la complejidad en la situación tributaria municipal se debe a la cantidad de estos niveles de gobierno y por la relativa autonomía con la que gozan en relación al cobro de tributos.

El Iaraf estableció que en promedio, cada jurisdicción cobra 20 tasas, pero en algunos casos superan las 30, mientras que en otros se cobran menos de 11. Dentro de los hechos gravados, se encuentran los inmuebles, los vehículos automotores, el ejercicio de la actividad económica, la ocupación del espacio público, los espectáculos públicos, la publicidad en la vía pública, la emisión de rifas o bonos, la prestación de servicios de energía o gas natural y cualquier otro trámite o servicio prestado por la municipalidad.

Los modos en que se cobran los tributos muestran disparidad: como un porcentaje de la facturación de la actividad económica o de las valuaciones fiscales de los inmuebles o de los automóviles, como montos fijos en función de los metros del tendido de cables o según la cantidad de usuarios de las empresas de servicios, entre otros.

El estudio demostró además que no siempre el tributo cobrado guarda relación con el servicio brindado. El Iaraf ejemplificó esta situación con la tasa que incide sobre la actividad comercial, industrial y de servicios. “Se cobra en la mayoría de los municipios como un porcentaje de la facturación, funcionando de esta manera como un verdadero impuesto a los ingresos brutos”.

La yuxtaposición de impuestos no escapa al análisis municipal. “Hay actividades que se encuentran gravadas por varias tasas al mismo tiempo”, concluyó el Iaraf y amplió que existe una “creciente necesidad de fondos a la que se han visto enfrentados los municipios argentinos, como resultado de la descentralización del gasto público hacia este nivel de gobierno ocurrido en las últimas décadas”. El análisis recomendó armonizar y clarificar las normativas tributarias entre los municipios. Y ponderó que algunas provincias tengan Códigos Tributarios Municipales Unificados que facilitan el accionar a empresas y contribuyentes.

La necesidad de recursos de los municipios podría derivar en la creación de nuevas tasas, lo que derivaría en mayor complejidad en un sistema tributario más tortuoso. El documento económico del Iaraf llamó por eso a entablar “una verdadera discusión de fondo del Federalismo Fiscal Argentino”. Y propuso que los códigos tributarios unificados, o vademécum de tasas municipales, podrían ser ejemplos de algunos pasos a seguir.

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