Espectáculos

A sala llena, ofreció un show de dos horas.

Buenas canciones en el reencuentro de Calamaro

El Salmón repasó su repertorio de grandes canciones en un show de dos horas que brindó el domingo en el teatro Broadway.


 

Unos 1800 fueron los privilegiados rosarinos que pudieron adquirir a tiempo su entrada para vibrar y emocionarse con el concierto que, anoche, en un colmado teatro Broadway, brindó Andrés Calamaro. En casi dos horas de un recital para el recuerdo, El Salmón atravesó todas sus épocas, realizó homenaje “respetuosos”, dijo, a grandes de la música como Roberto Goyeneche y Atahualpa Yupanqui, y cantó aquellas infaltables canciones que se convirtieron en himnos nacionales como “Mi enfermedad”, “Flaca”, “Media Verónica” y “Crímenes perfectos”, entre muchas otras.

 

El concierto comenzó apenas diez minutos después de la hora anunciada en un escenario que mostró una puesta sobria donde se emulaba el living de una casa -una mesa con instrumentos, otra más pequeña con una taza de té que bebió entre canciones, un sillón que fue sólo adorno-, y desde donde nació un show distinto a lo que muestra el músico en su cotidiano y donde primaron versiones diferentes, más íntimas y acústicas, de temas que marcaron para siempre la vida de tres generaciones.

 

Fueron justamente esos, los rangos etáreos que van entre los 15 y 65 años, los que colmaron el Teatro Broadway para ser testigos de esta imponente gira titulada “Licencia para Cantar” en donde Calamaro está mostrando <Romanphonic Sessions<, un disco donde explora sus mejores canciones escritas tanto en solitario como en su paso por otras formaciones de las que participó.

 

“La Libertad”, “Algo contigo” y “Estadio Azteca” constituyó el bloque de temas con que El Salmón, acompañado por un trío de músicos que integran Germán Wiedemer (piano), Antonio Toño Miguel (contrabajo) y Martín Bruhn (percusión), decidió abrir una noche que se extendió a lo largo de dos horas donde convivieron todas sus personalidades musicales.

 

El tango brilló, entre otras, con “Garúa” una composición de Aníbal Troilo con texto de Enrique Cadícamo; el folclore, tuvo brillos de gran performance con “Piedra y Camino” de Atahualpa Yupanqui. Se trataba de un homenaje a la música nacional que El Salmón, con una humildad excesiva como la que tienen los grandes, dijo interpretar “con mucho respeto”; por si hiciera falta.

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