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Brasil sigue en tensión

Hubo más revueltas por joven muerto por la Policía durante las marchas paulistas del domingo. Rousseff envió condolencias a familia de la víctima.


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La presidenta de Brasil Dilma Rousseff lamentó ayer la muerte de un adolescente a partir de un balazo disparado por la Policía el último domingo, hecho que desató nuevas y violentas protestas en San Pablo, donde se incendiaron vehículos y comercios.

En un mensaje divulgado a través de su cuenta en la red social Twitter, la mandataria expresó su solidaridad con la familia de Douglas Rodrigues, de 17 años, a quien consideró como una víctima de “la violencia contra la periferia”, que “es la manifestación más fuerte de la desigualdad en Brasil”.

La muerte del estudiante desató en los últimos dos días violentas protestas en la zona norte de San Pablo, que alcanzaron su punto culminante antenoche, cuando un grupo cerró una importante ruta, prendió fuego a vehículos y realizó saqueos.

Según un balance divulgado ayer por el comisario Bruno Guilherme de Jesus, los manifestantes incendiaron cinco autos, dos camiones y dos ómnibus, un hombre no identificado resultó herido de bala durante la manifestación, y más de 90 personas fueron detenidas. De éstas, 34 fueron llevadas a la comisaría bajo sospecha de incendiar vehículos y participar en saqueos, pero casi todas fueron liberadas ayer por la mañana por falta de pruebas.

El crimen que desató las protestas ocurrió en la tarde del domingo pasado en una calle del barrio Jaçana. El autor del tiro mortal, el policía Luciano Pinheiro Bispo, fue arrestado y aseguró que el disparo fue accidental. Según el agente, la puerta del auto en que viajaba golpeó el arma que llevaba en la mano, que disparó.

La ola de violencia en San Pablo había recrudecido el último viernes cuando una masiva protesta contra el precio del transporte dejó 80 detenidos y fue agredido un coronel de la Policía Militarizada, que debió ser internado con fractura en la clavícula.

El  movimiento de encapuchados Black Bloc es el protagonista principal de los desmanes y los saqueos durante las últimas marchas. “Agredir y depredar no forma parte del derecho de manifestación. Al contrario, son barbarismos antidemocráticos”, había expresado Rousseff.

En esa línea, el secretario general de la presidencia, Gilberto Carvalho, se refirió ayer a los Black Bloc y dijo que es un fenómeno que el gobierno “aún no logra comprender” y que está “muy preocupado” por su violencia.

El alza del precio de los transportes fue el detonante de las masivas protestas que se extendieron por todo Brasil el pasado junio y  que preocupan al gobierno de Rousseff debido a los eventos que tienen a ese país como anfitrión: la Copa del Mundo en 2014 y los Juegos Olímpicos para 2016.

Pese a la respuesta dada por la presidenta brasileña a los reclamos, entre los que figura el anuncio de un ambicioso plan de inversión para transporte público, aún las manifestaciones continúan en varias ciudades, con los dos focos más importantes ubicados en San Pablo y Río de Janeiro.

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