Ciudad

Belgrano, pasado y presente

Por Agustín Aranda.- La representación teatral de la marcha del Regimiento de Patricios que acompañó al prócer en el primer izamiento en 1812 motivó una ovación durante la jura a la bandera en el acto principal.

Alrededor de las 16 de ayer el Parque Hipólito Yrigoyen mostraba un panorama poco habitual. Un centenar de gauchos a caballo y carros se disputaban un espacio de sombra bajo los pocos árboles y, en especial debajo, de la estructura de la vieja estación de trenes Ferrocarril Central Córdoba. Un payador entretenía a la muchachada, que por su vestuario costumbrista era objetivo de muchas cámaras fotográficas de vecinos y también turistas. Los gauchos vinieron desde Córdoba y Santiago del Estero, en su mayoría, e intentaron hacer campamento a la espera de la representación del Regimiento de Patricios, que acompañó hace 200 años a Manuel Belgrano a custodiar la costa del Paraná, ocasión en la que izó por primera vez la bandera celeste y blanca. La puesta, a cargo de Mónica Discépola, realizó un breve periplo que desembocó en uno de los puntos más emocionantes del acto en el Monumento a la Bandera: Belgrano –encarnado por el actor Matías Martínez– pidió la jura de lealtad a la máxima enseña patria a los miles de asistentes que se acercaron al lugar sindicado como espacio del primer izamiento.

Horas antes los gauchos recibieron al prócer en la intersección de 27 de Febrero y Buenos Aires para dirigirse a la Plaza López, donde la caravana dirigida por Belgrano se encontró con uno de los tramos de la bandera Alta en el Cielo. “Atención, pobladores de Villa del Rosario. Aquí llega el coronel –porque lo habían degradado antes de crear la bandera– Belgrano y su ejército revolucionario para defender la costa del Paraná de las garras realistas. ¡Viva Belgrano! ¡Viva la revolución!”, era la consigna que uno de los gauchos emitía a grito amplificado. La respuesta de los vecinos en las calles y balcones fue instantánea: “¡Viva la patria!”.

Las casi dos cuadras de carros a caballo doblaron por avenida Pellegrini hacia la costa. En la intersección de Juan Manuel de Rosas, la ministra de Cultura santafesina, Chiqui González, que se dirigía al acto principal, tuvo un altercado con varios hombres a caballo. “No nos pueden tratar así, Chiqui. Estábamos hacinados en el parque. Ni una sombra, ni agua. Muchos vinieron desde Alta Gracia inclusive”, gritó Juan Carlos Sapía, miembro de la Confederación de Gauchos proveniente de Pueblo Esther. La organización del evento estaba en jaque por sus propios participantes. “Nos usan. Usan al costumbrismo con fines políticos pero no nos cuidan”, repitió a la vez que domaba su caballo sobre el asfalto.

El descanso llegó cuando la caravana alcanzó el parque Urquiza. El verde pasto, las botellas de jugo, más fotografías y algunos paseos a caballo que los domingueros del pulmón céntrico propusieron se prologaron por más de una hora. Había que esperar, ya que la noticia desde la organización no era buena para los protagonistas: “La Cámpora (por la agrupación kirchnerista) instaló las banderas muy cerca del palco y no podrán desfilar”, explicaron desde el gobierno a los gauchos. Con todo, el estadío fue una grata coincidencia. Algunos historiadores aseguran que la batería bélica emplazada sobre la costa del hoy Rosario en 1812 –enfrentada con otra en la isla para repeler los navíos españoles– fue justamente a la altura de calle 3 de Febrero. El mismo lugar a la misma hora.

Sin embargo, la efeméride poco melló en el mal ánimo de la tropa, que terminó de resignar ser parte del acto por la política moderna embanderada. Tres gauchos, un carro y el blanco caballo de Belgrano llegaron a completar la función teatral que comenzó horas antes. El resto de la caravana tomó la rotonda que lleva a la Estación Fluvial y empezó su largo regreso a casa.

La voz de Juan Carlos Baglietto cerraba el Himno Nacional y Belgrano se acercaba al palco principal. Su misión no era magra. Debía dirigirse a todos los argentinos –presentes física o remotamente mediante la cadena nacional de medios de comunicación– para hacer la jura a la bandera. Ante la atenta mirada de la presidenta de la Nación, Belgrano viajó en el tiempo y brindó un emocionante discurso en el que se recordaron los ideales de la Revolución de Mayo. “Juran por sus hijos, familiares, amigos, las cosas que quieren, los que ya no están”. Allí, el actor dio una pausa que fue rellenada con cánticos sobre Néstor Kirchner. Tras el rito de juramento, las palabras retumbaron hasta la estructura del Monumento: “Con este juramento, todos nos hermanamos bajo la misma bandera”. Entre vitoreos y aplausos, el actor alcanzó, a pedido de la presidenta, la enseña patria para que ella la agitara como fin de la representación y arenga al compás del piano de Lito Vitale emitiendo la canción “Alta en el Cielo”.

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