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Otoño blanco

Banda de Popea: apresan a los dos últimos fugitivos

Operativo de Delitos Complejos provincial y la Justicia federal en la zona oeste llevó tras las rejas a los sospechados.


Hace un año, un operativo antidrogas que sumó 23 allanamientos en seis localidades santafesinas desbarataba una red de narcotráfico con cocina incluida cuyo liderazgo se le atribuyó a Leonardo Popea, uno de los 15 detenidos que un mes después fue procesado junto con otros diez imputados por tenencia, producción, fabricación y preparación de estupefacientes para su comercialización. Sólo dos hombres quedaron en calidad de prófugos en esa causa, denominada Otoño Blanco, hasta la mañana de ayer, cuando fueron detenidos en la zona oeste de Rosario, donde se volvió a incautar cocaína y armas de fuego.

Se trata de Diego Jesús V., de 34 años, y Javier Emanuel G., de 22. Sobre ambos pesaba un pedido de captura internacional que había emitido el juez federal Nº 3 de Rosario, Carlos Vera Barros, en el marco de la investigación que llevó adelante la fiscalía Nº 3, a cargo de Mario Gambacorta, junto con la Secretaría de Delitos Complejos del Ministerio de Seguridad provincial.

Los allanamientos de ayer estuvieron a cargo de efectivos de la sección Inteligencia Zona Sur y la Brigada Operativa Departamental II de Rosario, ambas de la Dirección General de Prevención y Control de Adicciones y, la Tropa de Operaciones Especiales (TOE), quienes a primera hora de la mañana de ayer irrumpieron en dos viviendas ubicadas a pocas cuadras entre sí, detrás del Mercado de Concentración de Fisherton.

Una de las medidas tuvo lugar en un domicilio de Nochetto al 600, donde fue detenido Javier Emanuel G., de 22 años, quien tenía en su poder 30 gramos de cocaína, según fuentes policiales. Además, los uniformados dieron cuenta del secuestro de 3.000 pesos en efectivo, cinco celulares y un auto Fiat Uno.

El otro allanamiento fue a unas siete cuadras de allí, en Manuel Ugarte al 700 (Mendoza al 9000), donde fue apresado Diego Jesús V., de 34 años. Una fuente policial dijo que en el lugar fueron incautados 330 gramos de clorhidrato de cocaína y alrededor de 170 tubos de acrílico vacíos para dosificar su comercialización. Además, los uniformados reportaron el secuestro de un revólver calibre 22 largo, proyectiles, un rifle de aire comprimido y tres celulares.

En esa misma cuadra había desembarcado la Policía el 7 de mayo de 2013 en el marco de los 23 allanamientos en simultáneo del operativo Otoño Blanco. Aunque en esa oportunidad no se trató de una domicilio particular sino de un búnker de venta de drogas en cuyo frente se podía leer en aerosol “Julio manda”. Allí fue detenida Victoria Villalba, procesada por tenencia de estupefacientes con fines de comercio agravado por la participación de tres o más personas. La misma calificación legal recayó sobre otros siete acusados: Ricardo y Walter Nores, Jorgelina López, Darío Herrera, Jonatan García, Leonel Ferreyra y Ruth Gómez.

Según el fallo del juez Vera Barros, el liderazgo de la banda estaba a cargo de Leonardo Popea (alias Viejo), quien fue procesado junto con Marcela “Colorada” Villalba y el ex policía Sergio Abecasis por tenencia de estupefacientes con fines de comercio en concurso real con el de producción, fabricación y/o preparación de estupefacientes, ambos agravados por la participación de tres o mas personas.

A la Colorada se le atribuyó ser la distribuidora directa de la banda, cuya logística completaba el ex policía en su calidad de “cocinero”, rol que se acreditó en su detención, dentro de su domicilio (en Ugarte al 700), donde tenía montado un laboratorio clandestino para la producción de estupefacientes.

En la misma resolución fueron liberados con falta de mérito el remisero Carlos S., Miguel A. y su hijo Gustavo.

La etapa operativa de Otoño Blanco tuvo lugar el 7 de mayo de 2013 en el oeste y noroeste de Rosario y las localidades de Villa Gobernador Gálvez, Granadero Baigorria, Cañada de Gómez, Correa y Coronda. En total fueron secuestrados 29 kilos de cocaína, 3,6 de marihuana, cien kilogramos de sustancias para cortar y estirar la droga (lidocaína, xilocaína y cafeína) y 57 litros de precursores químicos (acetona y ácido sulfúrico). Además, fueron incautados tres autos, un Peugeot 307, un Chevrolet Corsa y un Volkswagen Gol, y dos motos, una Honda Tornado y una Gilera.

El perfil de un joyero hábil para el engaño

El destino de Leonardo Popea, el Viejo, no es muy distinto al de otros buscavidas que en tiempos lejanos, convencidos de que las leyes están para burlarlas, recurrían a su ingenio para obtener dinero fácil. Así como ocurrió con célebres piratas del asfalto o pistoleros atracadores de bancos, este viejo estafador, joyero de oficio, terminó envuelto en el mundo del narcotráfico. Quizás menos pintoresco y escaso de aventuras, aunque con un vertiginoso asenso económico.

Mucho antes de caer como líder de una banda dedicada a distribuir y regentear búnkers en las zonas norte y oeste de Rosario ya tenía una lujosa casa en Lennox al 2400 de Funes. Su prontuario delataba a alguien que sacaba provecho tanto de la confianza de cualquier buen vecino como de las regalías del ampuloso mundo del hampa. Así, se lo acusó de reducidor de bienes robados, falsificador de billetes, estafador con tarjetas de crédito o telefónicas y hasta tuvo su paso en el complejo rubro de las joyerías.

Entre otras cosas, los archivos policiales dicen que en enero de 2004, el hombre que hoy suma 58 años fue detenido al volante de un Alfa Romeo por pagar con dinero apócrifo al playero de una estación de servicio. Tras una breve persecución, efectivos de la UR IV del departamento Caseros lo interceptaron en la ruta 33 y Roca, a la altura de Casilda. Cuando lo requisaron tenía alrededor de 1.200 pesos en billetes falsos al tiempo que le saltó un pedido de captura que cargaba desde 1993.

Allá por 2007 lo apresaron en Rosario al mando de su viejo Alfa Romeo de color borravino. La acusación de la Policía de Entre Ríos era que cinco asaltantes que se habían llevado 11 mil euros y 18 mil dólares de la caja fuerte de un motel de la ciudad de Crespo se movilizaban en ese mismo auto.

Popea logró sortear sus causas en la Justicia provincial y se metió de lleno en un negocio más seguro y rentable. En poco tiempo, según los investigadores, logró un puesto envidiable en la venta y comercialización de estupefacientes, que hace un año, el 7 de mayo de 2013, llegó a su fin. Hoy se encuentra a un paso de un juicio oral y público ante la Justicia federal que lo tiene como cabecilla de una organización conformada por 15 personas. Acaso, el viejo timador añore los tiempos lejanos, cuando el dinero fácil era más difícil pero, a la hora de perder, menos engorroso.

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