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Baile de abrazos y cortadas

El contacto físico y la necesidad de comunicarse con el otro llevaron al psicoanalista y bailarín Federico Trossero a estudiar por ocho años la tangoterapia en pacientes con patologías y en personas tímidas.

Por Luciana Sosa

Entre abrazos y una comunicación fluida decenas de parejas bailan tango y se analizan con el género. El médico psicoanalista y bailarín de tango Federico Trossero dialogó con El Ciudadano sobre la importancia de la tangoterapia, una disciplina que mezcla el contacto físico con la expresión y el desarrollo motriz del cuerpo, en un trabajo “de a dos”.

A los talleres de tango que dirige Trossero han acudido “pacientes con esquizofrenia, otros con deterioros importantes de su psiquismo y personas que no tienen ninguna patología”, comentó el psicoanalista.

“Desde el lugar de médico, y habiendo realizado mi actuación profesional en el ámbito de la salud mental (psiquiatría clínica, psiquiatría biológica, psicoterapia y psicoanálisis), he abordado la terapéutica de algunos pacientes desde una concepción abarcativa e integradora con un instrumento verdaderamente noble, con un buen añejamiento y además bien propio de nuestra cultura urbana y popular”, sostuvo.

“El tango aporta una manera muy interesante de conocerse a sí mismo y poder trabajar a la par de su compañero o compañera”, amplió Trossero y agregó: “Acá es importante trabajar con cuestiones de uno que puedan beneficiarlos en su relación con el otro, y gozar más de la vida, o bien sortear situaciones preocupantes como una enfermedad o un estado que impide un razonamiento claro y continuo”.

Sobre los cambios, el médico señaló: “En pacientes con esquizofrenia mejoran muchos su relación con el otro. A su vez se registra una reducción importante en sus alucinaciones y tiene una mejor contención en su sintomatología”.

En su libro Tangoterapia, Trossero explicó que “el basamento teórico del uso del tango en terapéutica tiene sus raíces en el procesamiento de lo sensorial, lo perceptivo, lo propioceptivo y lo cognoscitivo que integrados ayudan a la comprensión de las personas y a su mejor integración individual y social”. A su vez, relacionado con la sociología, la antropología, la psicología, la medicina en general y la psiquiatría biológica “dan cuenta a través de múltiples abordajes y de sus propios presupuestos teóricos de las posibilidades del uso de esta danza en el tratamiento de diversos cuadros psicopatológicos a partir de las diferentes concepciones del proceso salud-enfermedad”.

“El tango surge con toda la fortaleza de una terapia que da respuesta contundente incluso a aquellas personas para las cuales las terapias verbales no dan respuesta suficiente y que, por el carácter integrativo de la misma, ofrece también una alternativa a esta cultura disociativa propia del contexto socio-cultural alienante de nuestro tiempo”, sostuvo y fue más claro aún: “Las personas con timidez se han sentido mucho más seguras tras las clases de baile y se comprometen a hacer cosas que en otro momento su timidez no les habría permitido realizar, como comenzar nuevas actividades sociales”, explicó.

Trossero trabaja con bailarines “mayores de 6 años, porque ya tienen fortalecido su sistema motriz”, y si bien al haber tenido la suerte coordinar grupos de pequeños bailarines, manifestó que los niños y niñas se “enganchan al juego de bailar, lo cual facilita y mejora su nivel de expresión”.

Una cuestión de códigos

El psicoanalista comentó que en el arte del tango se trabaja también con la filosofía del género, sus códigos y su cultura en sí. “Se trabaja mucho con la mirada y la buena predisposición de cada parte de la pareja. Por ejemplo, la comunicación es vital: la mujer debe estar predispuesta al baile y así lo debe expresar en su cuerpo, para que el hombre se entere y pueda hacer el clásico «cabeceo» para invitarla a la pista”, detalló.

Sobre cada instancia de baile, Trossero señaló que la mujer es la que más participa en los cursos, más allá de que el hombre es el conductor de la pareja. Asimismo, el psicoanalista afirmó: “La mujer es la que se luce en todo tipo de baile. En el tango muestra su sensitividad a captar lo expresado por el hombre, por eso trabajamos con tango, porque es una de las pocas danzas que remite sin falta a la comunicación fluida entre ambas partes”.

Trossero lleva 8 años fusionando el baile del 2×4 y sus efectos en la psiquis humana. Si bien desde su adolescencia se sintió atraído por los acordes de la música folclórica, fue en un festival de música popular donde conoció el arte de seducción y comunicación del tango. “Son cosas diferentes (el folclore y el tango) pero lo más rico del tango es la posibilidad de expresarse y comunicarse con el otro, ese intercambio tan intenso que se da a través del abrazo por medio de tango es la parte más linda e interesante de esta danza. Además, no olvidemos que es social por excelencia, se baila en lugares determinados y en grupo, nunca en soledad”, concluyó.

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