Ciudad

Colectividades

Arranque estrellado y diverso

La tradicional fiesta nacional que aglutina a representantes, en esta edición, de cuatro decenas de naciones, ofrece su habitual menú gastronómico pero también un paseo por la historia y la cultura de cada uno de esos países.


Anteanoche comenzó la 32ª edición de la Fiesta de las Colectividades en el Parque Nacional a la Bandera y le ganó a los peores pronósticos, maldiciones y leyendas populares: una noche estrellada y pintada de diversidad cultural. Pasadas las 22, el predio se convirtió en una sucursal de la ciudad donde miles y miles de visitantes disfrutaron de este encuentro masivo, popular y marcadamente gastronómico.

En la entrada a la fiesta, del lado derecho, hay un cartel indicando la ubicación de los baños públicos, la información turística, la salida de emergencia, los circuitos accesibles y un croquis donde se encuentra el stand de cada nación. El predio tiene una luminaria generosa, tachos de basura y mesas y sillas bien ubicados. Cuando un grupo termina de comer se acerca una persona para limpiar: todo organizado y funcionando como un reloj.

El Ciudadano recorrió anteanoche los stands –en los que cerca de la medianoche ya no entraba ni un alfiler– y encontró que en esta fiesta sí estaba hasta el loro. Cintia, su novio y Peco (el loro) estaban sentados en el espacio de Argentina comiendo empanadas de humita. Mientras Cintia alimentaba el ave, contó las gracias que hace su mascota: “Peco tiene un año. Le encantan las empanadas de humita. Es sociable, por eso lo llevamos a todos lados, duerme con nosotros, se acomoda siempre en la punta de la almohada. Canta la marcha peronista y dice puto”. En una de las tantas mesas estaban sentadas Adela y Paula –abuela y nieta– disfrutando de unos brochettes de pollo y de carne en el stand de Austria. “Ya recorrimos casi todo. Siempre la acompaño a mi abuela y vamos probando diferentes platos de cada país”, resumió la joven.

El gran escenario, ubicado de espaldas al río, fue un espacio donde artistas locales no pararon de saltar y bailar, mientras el público disfrutaba del espectáculo.

Diana llegó con su grupo de amigas para disfrutar y saborear las delicias regionales de algunos países. “Hace 10 años que venimos a la fiesta. Nos gusta recorrer un poco y después nos sentamos tranquilas a comer y tomar una cerveza”, contó.

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Entre tanta gente fueron apareciendo algunos conocidos. El concejal Diego Giuliano, del bloque Rosario Federal, llegó a la feria con sus dos hijos: Eloísa y Augusto. “Los traigo a mis hijos desde muy chiquitos. Siempre disfrutamos de esta gran fiesta”, afirmó. También hay un stand con cocktails de Ibiza. Tragos mediterráneos, como por ejemplo, la Sangría Ibizenca, que es un mix de frutas maceradas en licores aromáticos, un golpe de vodka y vino tinto; cuesta 185 pesos y rinde hasta cuatro personas, o el Puerto de Mahón, que es una pulpa natural de piña, leche condensada, golpe de curacao blue y ron, que sale 115 pesos.

En el stand de Brasil, en cuyo escenario sonaba una batucada con una música que levantaba hasta los muertos, la mayoría de los visitantes esperaba que le entregaran la caipirinha, que cuesta 70 pesos el vaso. El pastel de jamón y queso sale 70; el pan relleno de carne loca 45, y la feijoada 100 que es lo que más se demanda.

Este año existe en la fiesta un bono voluntario de 20 pesos, con el cual se accederá a un sorteo, y además parte de lo recaudado será destinado al hospital Alberdi. En esta edición hay casi 40 colectividades de la ciudad que se mostrarán durante una semana.

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