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Apuran gestiones para contacto Cristina-Hillary

Por Pablo Jiménez. Lo busca Washington para minimizar el impacto en las relaciones bilaterales de las filtraciones de cables diplomáticos que hizo WikiLeaks. Ya hubo gestiones para coordinar un llamado de Clinton a la Presidente. Hay preocupación por la posible aparición de nuevos documentos secretos.

Intentar minimizar el impacto de las revelaciones de Wikileaks para que el roce diplomático no pase a mayores, esa es la premisa con la que trabaja el gobierno estadounidense vía su embajada en Buenos Aires por estas horas. Según confiaron fuentes de la diplomacia local y extranjera a Ambito.com, comenzaron los contactos para que en los próximos días se produzca un llamado de la Secretaria de Estado del gobierno de Obama, Hillary Clinton, a la Presidente Cristina Fernández de Kirchner para bajar la efervescencia del tema.

En el cuerpo diplomático americano quieren apurar este contacto pero reconocen que la agenda de Clinton, quien está en Kazajstán participando de la cumbre de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), es la que demora el llamado. Mientras, desde la sede diplomática de la calle Colombia, silenciosamente, pusieron en marcha las gestiones con los funcionarios del gobierno de Cristina para coordinar el llamado que podría producirse antes del fin de semana. Los gestores entendieron bien que detrás del silencio oficial sobre los cables, está la orden de la presidente de ser ella misma la que resuelva mano a mano con Hillary este entrevero. “Hay preocupación para evitar que las relaciones bilaterales se vean manchadas, pero además hay una necesidad personal de Hillary de aclarar esto con Cristina porque hay un aprecio hacia ella que va más allá de la mera diplomacia”, relató una fuente.

La explicación que dará Clinton ya está escrita y encuadra con el discurso que viene reiterando desde el jueves pasado, cuando dedicó varias llamadas telefónicas principalmente a los máximos aliados de Estados Unidos para anticipar los contenidos de las publicaciones de Wikileaks con el fin de mitigar el impacto y ser portavoces del mal trago. En síntesis, el discurso se basa en echar culpas sobre Wikileaks y en dejar en claro la diferencia entre espionaje e informes diplomáticos. De hecho, uno de los puntos centrales será explicar que de rigor se envían cables con comentarios de la prensa local sobre el gobierno, funcionarios u otros actores destacados del escenario político lo cual no refleja el pensamiento de los Estados Unidos sobre esos personajes.

Desde el Gobierno no confirmaron los contactos, pero admitieron que el llamado es la vía más lógica. “Es lo que tiene que pasar y lo que esperamos que pase en breve”, sentenció un alto funcionario del Gabinete.

Temor

Hasta el momento se conocieron unos 14 cables enviados desde la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires hacia Washington. La mayoría se refieren a relatos sobre cómo la prensa argentina ve al Gobierno, a la oposición y apreciaciones sobre la situación económica del país entre otros temas. Esos informes son los que menos preocupan al Gobierno de Obama ya que creen que la explicación es sencilla y entendible: son una especie de clipping de prensa que no representan la postura oficial de ese país.

Un poco más preocupan, aunque no desvelan, las interpretaciones que haga el Gobierno sobre los encuentros con ex funcionarios, opositores y hasta algún banquero en los cuáles se relatan conversaciones completas hablando pestes de Cristina y de Néstor. Esto, entienden, es más un problema para quienes hablaron de más como son los casos de Sergio Massa o Alberto Fernández.

Según una de las fuentes, lo que más inquieta es que las filtraciones alcanzaron a documentos de máxima reserva y preocupa que se filtren más cables que sí puedan contener información más irritante. Para graficarlo relataron que los informes que se conocieron y que llevan la rúbrica de la embajadora Vilma Socorro Martínez son los de más alta clasificación que puede haber e igual se filtraron.

La fuente, estrechamente ligada a la relación bilateral entre Washington y Buenos Aires, confió a Ambito.com que “sin dudas, puede haber cables que molesten más al Gobierno argentino y que desde la diplomacia estadounidense no tienen en este momento idea de qué tipo de material puede difundirse en los próximos días pero los aterra saber que el grado de filtración es al más alto nivel”.

Estrategia  

Es raro que un funcionario de la embajada de Estados Unidos tenga alta exposición en los medios. La embajadora centraliza su comunicación vía partes de prensa que envía su equipo a los medios y de vez en cuando la agregada de prensa de la Embajada, Shannon Farrel, accede a alguna entrevista.

Hoy la estrategia cambió. Farrel amplió su agenda y tomó contacto con una decena de medios para repetir la postura de su país sobre las filtraciones. Fiel al estilo diplomático americano, recorrió la huella de su discurso sin moverse ni una coma o como se dice en la jerga periodística, “habló con el cassette puesto”. Este viraje en la estrategia no fue casual. La intención fue aprovechar el silencio de la Presidente, que se comenta fue valorado, y tratar de bajar el impacto de la noticia mientras se prepara un contacto formal con Clinton.

Es claro que no son las repercusiones en el Gobierno argentino lo que más preocupa a los Estados Unidos. De hecho fue demostrado al quedar la Argentina fuera de los países que la Secretaria de Estado eligió para contactar previo a la publicación de los documentos para mitigar el impacto de la noticia. Sin embargo, hay preocupación en que este roce no pase a mayores y no hiera sensiblemente las relaciones. Para esto la primera carta y única por el momento es el contacto Hillary-Cristina.

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