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Apuntan a Faluya

El primer ministro Al Maliki pidió a la población de la ciudad iraquí que eche a Al Qaeda a modo de advertencia de un inminente ataque.


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El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, pidió ayer a las tribus y habitantes de Faluya que echen a milicianos de Al Qaeda a fin de evitar una inminente ofensiva a gran escala para recapturar esa ciudad sunnita cercana a Bagdad, días después de que cayera en manos de los extremistas.

Los comentarios de Al Maliki reforzaron la noción de que el operativo para recapturar Faluya podría comenzar en las próximas horas o días, y decenas de familias abandonaron ayer la ciudad, 65 kilómetros al oeste de Bagdad, por temor a un enfrentamiento total en la ciudad de la provincia de Al Anbar.

El Ejército iraquí mantiene rodeada la ciudad, que fue tomada la semana pasada por combatientes del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) en una ofensiva coordinada que también incluyó un ataque a Ramadi, la capital provincial, 100 kilómetros al oeste de Bagdad, que sigue parcialmente bajo control de los islamistas.

El chiita Al Maliki, que posee escasa autoridad y genera alto rechazo popular en la sunnita Al Anbar, no dijo cómo espera que los residentes y tribus de Faluya echen a los milicianos “para que sus barrios no corran el peligro de enfrentamientos armados”, según advirtió en su comunicado.

En el mensaje, transmitido por la cadena de televisión estatal iraquí Iraqiya, el jefe de gobierno ordenó además a las fuerzas del Ejército que “no lancen ofensivas sobre barrios residenciales de Faluya”, agregó el canal estatal.

El levantamiento de Al Qaeda en Al Anbar constituye el mayor desafío para el gobierno de Maliki desde la retirada militar estadounidense, en 2011, y el Ejército iraquí ha estado intentado forzar la retirada de los yihadistas de ambas ciudades.

Algunas milicias tribales de Al Anbar que se oponen a Al Qaeda se unieron al Ejército para combatir al grupo, pero otras no quieren ponerse del lado del gobierno, al que la numerosa minoría sunnita acusa de discriminación.

El sunnita EIIL es el más poderoso de los grupos insurgentes que pelean en la vecina Siria para derrocar al gobierno del presidente Bashar Al Assad. En Irak opera sobre todo en Al Anbar, fronteriza con Siria, y su meta declarada es crear un Estado islámico sunnita en parte de ambos países árabes.

La violencia en Irak refleja cómo la guerra en Siria entre grupos armados apoyados por Arabia Saudita y otros reinos sunnitas, por un lado, y Al Assad –un aliado de Irán–, el movimiento islamista Hezbolá y otros, por otro, ha derivado en un enfrentamiento intersectario de amplitud regional, según analistas.

El EIIL reivindicó días atrás un atentado con coche bomba que dejó siete muertos en un barrio de Beirut que es conocido bastión de Hezbolá, que combate al EIIL en Siria. El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, dijo anteayer que Washington estaba “muy, muy preocupado” por la violencia en Irak pero que no volverá a enviar fuerzas militares.

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