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Apremios en el peaje

Un joven cordobés de 23 años denunció que un grupo de gendarmes lo golpeó cuando descendió del colectivo en que viajaba a la altura de General Lagos. El chofer lo había acusado de molestar a pasajeros.

Un joven cordobés de 23 años denunció que el miércoles pasado fue víctima de apremios por parte de siete gendarmes luego de tener un altercado con el chofer del colectivo en el que viajaba desde Buenos Aires hasta Córdoba. El inconveniente se produjo a la altura del peaje de General Lagos, ubicado en el kilómetros 272 de la autopista General Aramburu. Según la víctima, tras la golpiza a la que fue sometido, los uniformados lo trasladaron hasta el hospital de Arroyo Seco y luego al Centenario, adonde le diagnosticaron perforación del tímpano izquierdo. Por su parte, voceros del Escuadrón de Gendarmería dijeron que intervinieron a pedido del conductor del colectivo porque el muchacho estaba muy alterado y quería fumar dentro del ómnibus. “Como estaba muy nervioso llamamos a una ambulancia, pero no estaba golpeado”, expresó el vocero.

Francisco Germán G. tiene 23 años, vive en Córdoba con sus padres y sus dos hermanos y se dedica a armar kartings electrónicos junto a su papá.

Según contó el chico a El Ciudadano, la navidad pasada viajó a Buenos Aires para pasar la Nochebuena junto a su hermano mayor y unas amigas. Terminados los festejos, emprendió la vuelta a su ciudad en un colectivo de la empresa Sierras de Córdoba.

El micro salió la madrugada del miércoles de la Estación Retiro, a eso de las 2.30. Sin embargo, alrededor de las 7, minutos antes de llegar al peaje de General Lagos, el joven comenzó a sentirse mal. Tenía palpitaciones y estaba mareado, por lo que le preguntó al chofer si lo dejaba descender a tomar aire.

De acuerdo con el relato de Francisco, ante la negativa del conductor, el joven solicitó a algunos pasajeros si no le daban agua –él tenía una gaseosa y pensó que eso le había provocado la descompostura–. Pero el muchacho no recibió ayuda.

Fue por ese motivo que, cuando llegaron al peaje, tomó sus cosas y le dijo al colectivero que se bajaba porque se sentía mal y quería  llamar a sus padres o a un médico. “El chofer llamó a los gendarmes y les dijo que le había faltado el respeto y que había fumado adentro del colectivo”, relató el joven. “Yo solamente le había pedido que me dejara bajar porque me sentía mal”, agregó el muchacho.

“Cuando me bajé, fui a una de las garitas para preguntar si me prestaban el teléfono para llamar a mis padres y contarles que me sentía mal. No me lo prestaron, así que les pregunté a los automovilistas si me dejaban hacer una llamada. En ese momento, se me acercó un gendarme y me dijo que lo acompañara al baño. Le dije que no, porque tenía miedo que me pegara. Entonces se me acercó otro, me tiraron al piso y me esposaron”, contó Francisco.

De acuerdo con el joven, que realizó la denuncia de lo ocurrido en la subcomisaría 13ª de General Lagos, en ese momento quedó tirado entre dos garitas del peaje. “Me metieron en un lugar donde nadie veía y ahí me pegaron, mientras uno me tenía la cabeza contra el piso”, continuó el muchacho.

“En un momento sentí un golpe detrás de la oreja izquierda. Me vino un zumbido insoportable y me desmayé”, contó el muchacho cordobés. Según el chico, cuando volvió a reaccionar se encontraba sentado, y continuaron pegándole. “Estaban todos con uniformes verdes. Lo que más me indigna es que actúan con cobardía, porque me pegaron entre siete, dos mujeres y cinco hombres. Les pregunté por qué me pegaban, pero nadie me contestó”, recordó el joven, quien retornaba del examen realizado por un médico forense de la oficina de medicina legal de la Policía de Santa Fe.

Además, Francisco contó que luego de recibir los golpes fue trasladado al hospital de Arroyo Seco, donde estuvo unos minutos desmayado, para luego ser derivado al hospital Centenario de Rosario. Allí le realizaron una tomografía computada. “El médico me dijo que tengo el tímpano perforado, lo demás está todo bien. No me quiero quedar sordo”, se lamentó.

De acuerdo con el muchacho, lo llamativo fue que, si bien fue trasladado hasta el centro de salud esposado y en calidad de detenido, cuando el médico informó a los gendarmes las lesiones que el chico presentaba, éstos desaparecieron del lugar y lo dejaron allí, sin custodia.

Luego, Francisco se puso en contacto con su padre –un ingeniero cordobés de 58 años que da clases en la Universidad Católica–, quien viajó hasta Rosario para buscarlo y lo acompañó a realizar la denuncia.

Por su parte, personal del Escuadrón de Gendarmería encargado del corredor Vial Sur brindó a El Ciudadano su versión de los hechos. Los uniformados contaron que los choferes del Sierras de Córdoba descendieron en el peaje y se acercaron a su puesto para pedir colaboración porque un joven molestaba a los pasajeros. “Hicimos descender a esta persona. Estaba muy alterada. No podría decir drogada, pero estaba mal. Quería que lo dejaran hacer lo que quería y molestaba a los pasajeros. Así que lo hicimos descender. Como continuaba con esa actitud, llamamos a una ambulancia. El personal médico lo trasladó al hospital de Arroyo Seco donde quedó en observación. Pero no estaba golpeado”, dijo un vocero. Sin embargo, en el rostro de Francisco podía apreciarse otra cosa.

En tanto, desde la subcomisaría 13ª, ubicada en San Martín 133 de General Lagos, confirmaron la denuncia presentada por la víctima pero no brindaron mayor información sobre las actuaciones que se llevan a cabo, así como tampoco informaron la mecánica de las lesiones.

El caso es investigado por el Juzgado Correccional de la 2ª Nominación a cargo del juez Juan José Alarcón, junto con la colaboración del personal de la subcomisaría 13ª, por razones de jurisdicción.

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