Por: Diego Mussetta, desde Córdoba.
Córdoba, hora a hora, ya entró en clima de Copa América. Hoy la inauguración de la sede en la “docta” contó con la invasión de seguidores de Paraguay y Brasil, quienes abrieron el fuego en el renovado estadio Mario Alberto Kempes, que luce impecable, con nuevas plateas, las tribunas más cerca del campo de juego y la vieja platea descubierta ahora tiene techo. Una obra que necesitaba una provincia tan futbolera como esta.
Sin embargo, la nota de color en este 9 de julio la aportaron los guaraníes, quienes sin lugar a dudas “coparon” la capital provincial. Con sus tradicionales camisetas albirrojas a rayas verticales, los paraguayos comenzaron a llegar desde el viernes a Córdoba, y se los podía ver en los prinicipales centros comerciales, como en el Patio Olmos, y en cada esquina de la ciudad. Sin dudas que los comerciantes estuvieron de parabienes, ya que estos turistas colmaron las plazas hoteleras y los restaurantes trabajaron en varios turnos.
Pero la pregunta cae de madura: ¿y los brasileños? Se los vio, pero en menor medida en relación a los paraguayos. Recién hoy sábado por la mañana las camisetas verdeamarillas asomaron por la zona de la plaza San Martín, en el punto estratégico de Córdoba, donde se ubican la Catedral y el histórico Cabildo, lugar elegido para el centro de prensa.
La sorpresiva merma de “torcedores” fue confirmada por varios periodistas brasileños, quienes en diálogo con El Ciudadano y Ámbito Financiero se mostraron apenados por la poca llegada de simpatizantes desde Brasil para alentar al Scracht en el trascendental duelo ante Paraguay.
Minutos antes del pitazo inicial, el Mario Kempes mostraba una escenografía notable, con mayoría de hinchas paraguayos, quienes gritaban el ya clásico cántico argentino “somos locales otra vez”, mientras que los brasileños, diseminados por todo el estadio, se hacían notar por sus clásicos colores y movimientos.
Así se vivió la previa en el Mario Kempes. La sede Córdoba abrió las puertas para que la Copa América siga su curso. Con fiesta, color y un partido emocionante.
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