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Oscura fuga

Acusado por escape de miembro de los Monos amplió indagatoria

Preso por extorsión y procesado por narco, el policía Germán Almirón apuntó contra un subcomisario como responsable de huida y apriete.


Un entuerto más en la caída en desgracia División Judiciales tuvo lugar ayer en los Tribunales provinciales. El policía Germán Almirón, acusado de extorsionar a la mujer de un presunto integrante de la banda de los Monos –detenido en enero por esa repartición y fugado nueve horas después de la misma dependencia– solicitó ampliar su indagatoria y prendió el ventilador. El imputado se desligó de la acusación y apuntó contra su superior, el subcomisario Luis Quevertoque, a quien le achacó la responsabilidad del caso. Mientras se desarrollaba el acto en el Juzgado de Instrucción 2ª no pasó desapercibida la presencia de otro renombrado ex Judiciales, el sargento Ariel Lotito, en el interior del juzgado ubicado justo enfrente, a cargo de Juan Carlos Vienna, lo que una fuente del caso interpretó como intimidatoria.

El oficial Germán Matías Almirón prestaba servicios en la División Judiciales, cuerpo policial que encabezó la pesquisa en la megacausa Monos, que investiga por asociación ilícita al clan Cantero. En el marco de esa investigación se produjo en enero la detención de Juan Domingo Ramírez, un presunto lugarteniente de los capos de la banda y sospechoso del homicidio de Luciano Cáceres, quien se esfumó de la oficina de la repartición mientras se encontraba esposado a una escalera 9 horas después del arresto. Por la fuga cayeron en desgracia los dos policías que custodiaban a Ramírez. Aunque una posterior denuncia de la mujer del evadido, donde afirmó que policías le pidieron dinero a cambio de la libertad de su pareja, derivó en la detención de otros tres uniformados, entre ellos Almirón, quien fue reconocido por la mujer y su madre como el gestor del pedido por lo que quedó detenido.

Su nombre volvió a las crónicas periodísticas cuando el 21 de marzo se conocieron escuchas telefónicas efectuadas dentro de una investigación federal –por la causa Reina Quevedo– de las que surge la planificación de un ataque contra la integridad física del juez Juan Carlos Vienna y el fiscal de Cámaras Guillermo Camporini, además de su superior, Quevertoque. En esas escuchas el interlocutor de Almirón resultó ser César Treves, procesado por homicidio y sindicado por la defensa del clan Cantero como el famoso testigo protegido en la megacausa.

Almirón se había mantenido en silencio hasta ayer, cuando decidió contar su versión. Si bien hubo un gran hermetismo sobre la declaración, trascendió que el hombre se desligó de la acusación que pesa sobre su persona, sostuvo que no participó en los hechos que se le endilgan y descargó responsabilidades sobre su superior Quevertoque, quien en esta causa ya fue sometido a declaración informativa. Según Almirón, a este oficial pareció no interesarle el dato sobre la ubicación de Ramírez previa a la detención y lo sindicó como responsable de la fuga y posterior extorsión que investiga el Juzgado de Instrucción 2ª a cargo de Alejandra Rodenas, refirió una fuente judicial.

La declaración fue un descargo del acusado a cuatro meses de su detención, lo que abre otro panorama: la fuente consultada refirió que no se descarta un nuevo pedido de detención. Quevertoque fue mencionado junto con su jefe, el comisario Cristian Romero, por el prófugo Ramón Machuca, alias Monchi Cantero, uno de los líderes de los Monos, como quienes le quisieron “vender” la investigación a cambio de 500 mil pesos. En tanto, el mencionado Lotito fue quien ensayó una cámara oculta contra tres periodistas, lo que el Sindicato de Prensa Rosario consideró intimidatoria, en una conferencia de prensa en la sede de Judiciales que determinó el desplazamiento de siete de sus integrantes.

Almirón también está procesado en la causa federal contra Reina Quevedo, sindicada junto con Delfín Zacarías como los máximos importadores de pasta base para la producción de cocaína, como coautor de tráfico agravado de estupefacientes. Esta banda fue desarticulada en febrero pasado tras la detención de Quevedo en Salta con 80 kilos de cocaína.

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