Un hombre fue acribillado de siete balazos este sábado en plena tarde en la esquina de Garibaldi y Ayacucho. La víctima, quien recibió impactos en tórax y cráneo murió en esa cuadra, la cual resonó en las crónicas policiales desde finales de 2019 donde hasta julio de 2022 se cometieron seis asesinatos en el trayecto de Garibaldi entre Ayacucho y Patricias Argentinas en la zona sur.
De acuerdo con voceros policiales, llamados al 911 dieron cuenta este sábado cerca de las 19 que había una persona herida de arma de fuego en Garibaldi al 200.
A la escena arribó personal de la Policía de Acción Táctica (PAT) junto a los paramédicos del Sies, los cuales constataron que la víctima había fallecido por múltiples heridas de arma de fuego en tórax y cráneo.
Los uniformados preservaron la escena y recolectaron siete vainas servidas junto a dos plomos.
Si bien las primeras declaraciones a posibles testigos no aportaron información sobre la mecánica como tampoco de él o los homicidas, algunos habitantes dijeron que la víctima se llamaba Elías, quien se domiciliaba a unas cuatro cuadras de donde lo mataron.
A su vez, mientras los policías de la PAT esperaban la llegada del personal de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) recibieron otra alerta donde una vecina contaba que desconocidos habían dejado una bolsa con armas de fuego en el patio delantero de un departamento de Ayacucho al 4100, a la vuelta de donde cometieron el asesinato este sábado cuando aún la ciudad seguía conmocionada por el homicidio del chofer de la línea 116 cometido a las 16 en avenida Eva Perón y Cullen.
Una patrulla de la PAT fue hasta el lugar señalado y se encontró que la bolsa nylon tenía dos pistolas calibre 9 milímetros, una Bersa Thunder y una Browning, con sus respectivos cargadores. Los pesquisas sospechan que las armas fueron usadas en el crimen de Elías por lo que serán sometidas a peritajes.
Noticia en proceso…
La cuadra de la muerte
Garibaldi al 200, la cuadra de barrio Tablada donde la muerte ronda a la vuelta de la esquina
Garibaldi al 200, entre Ayacucho y Patricias Argentinas, es una cuadra que desde los últimos años se perfila como una de las más calientes de Tablada. En esos cien metros desde fines de 2019 se contabilizaron, a partir de registros periodísticos, seis crímenes. Ello, sólo por citar una brecha de tiempo y lugar, en un territorio en el que los balazos suenan a diario ante el terror de los vecinos.
En ese recorte de tiempo, el último crimen que se conoció fue el 7 julio de 2022 cuando en uno de los pasillos asesinaron de un disparo en la cabeza a la rafaelina Elvira Ramona Toledo, de 27 años, quien un año antes había salvado su vida de milagro tras ser herida en su casa de la ciudad de Santa Fe.
El 26 de marzo de ese año mataron al comerciante Bartolomé Blanco, que tenía 65 años y fue acribillado por los ocupantes de un auto que lo atacaron con una ametralladora y una pistola. Un sobrino también fue alcanzado por las balas y pudo sobrevivir.
El 24 de enero de 2021 Leonel Bladimir Zapata fue ejecutado de varios disparos. Otra vez con el denominador de la narcocriminalidad barrial. El joven era oriundo de barrio Qom –supo vivir en pasaje Naala al 5700– y se había afincado en zona sur hace un tiempo.
En febrero de 2020 se produjo el homicidio de Gustavo “Bicho” Godoy (50), un vecino contó que en uno de los pasillos a la altura del 254 –donde se puede leer consignas como “Garibaldi presente, Si kieres ser un león debes entrenar con leones”– había un puesto de venta de drogas que opera como una usina de violencia.
Ese lugar había sido en la década pasada el lugar de epicentro de las disputas entre gavillas conocidas como Los de Centeno y Los de Ameghino.
El lunes 13 de enero de 2020, Ángel Adrián “Pilín” Avaca, de 32 años, fue corrido desde la calle y ultimado de cinco tiros en otro pasillo de la misma cuadra. Era hijo de un policía condenado por pasar información a Los Monos.
La muerte violenta ya había detonado en la puerta de un aguantadero de ese mismo pasillo, Garibaldi 215 el lunes 23 de diciembre de 2019. Ese día, los vecinos encontraron un cuerpo acribillado a balazos dentro de una construcción apuntada como búnker de drogas. Nadie dijo conocer a la víctima, a la que identificaron días después como Maximiliano José Acevedo.
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