El Hincha Mundial

El espía ruso

¡A hinchar por Croacia!


Ya está, por mi parte doy por superado el duelo mundialista, que en mi caso y como digno ruso-argentino fue doble. Padecí muy duro con la temprana eliminación albiceleste y el sábado volví a derrumbarme en la más profunda angustia con la despedida rusa. Les adelantaba igualmente en la columna de ayer que, pese a haber sido Croacia el verdugo de los locales, no anida en mí ningún resentimiento hacia esa república balcánica.

De mis tiempos al servicio de la KGB en plena Guerra Fría conservo los mejores recuerdos de la ex Yugoslavia y de su histórico líder comunista, Josip Broz Tito, cuyo padre era croata. Para más datos, cuando me afinqué en Rosario investigué las siempre difundidas versiones que ubicaron al enigmático dirigente rojo viviendo algún tiempo en la zona sur de esta ciudad y más precisamente como obrero del Swift, durante su breve exilio antes de retornar a los Balcanes para constituirse en motor de aquella federación de naciones socialistas que estalló en mil pedazos tras su muerte.

Así las cosas, lo que queda de mi ya escaso interés personal en este Mundial está depositado en la selección donde brillan Iván Rakitic y Luka Modric, verdaderos cracks que dicho sea de paso arrastran historias personales marcadas por aquella sangrienta balcanización. Y si algo faltaba por convencerme de que a esta altura ver a Croacia campeón sería lo más digno para clausurar este Mundial para el olvido, es su propia presidenta. Más de uno se preguntó quién era esa esbelta rubia que miró el partido en Sochi, con la tradicional camiseta cuadriculada roja y blanca, junto a su colega ruso y el mandamás de la Fifa, sin sospechar que detrás de esa apariencia de agraciada hincha común estaba la propia jefa de Estado.

Se llama Kolinda Grabar-Kitarovic, y además de ser la presidenta croata desde 2015 (primera mujer en la historia en ocupar ese cargo) es apasionada del fútbol y no se ha perdido ningún partido desde que arrancó este raro Rusia 2018.

Habla siete idiomas, entre ellos el español, y cobró renombrada fama tras el partido del sábado, cuando muchos se vieron tentados a googlear su nombre y cayeron en el común engaño de las redes sociales al toparse con fotos de una despampanante rubia en bikini que se difundieron falsamente con su nombre.

No era la de esas fotos la verdadera Kolinda, pero igualmente doy fe de que con ella vale la pena mantener relaciones carnales, en términos diplomáticos bilaterales, se entiende. Así que, vamos Croacia.

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