Sociedad

Rumbo a la extinción

La lista del año: los diez “ecocidios” de 2019 en América Latina

De norte a sur y de este a oeste se continuaron cometiendo hechos ilegales y fallas que resultaron letales para la flora y la fauna, y afectando severamente a las poblaciones que residen en los lugares


El periodista Carlos Ruperto Fermín, que encabeza el sitio especializado ekologia.com.ve, lanzó la lista de los 10 principales ecocidios visualizados en América Latina durante 2019. Se trata de actos humanos  que incluso no trascienden las fronteras del error o la falla –cometidos adrede– que resultaron sumamente lesivos para todas las especies de cada lugar, incluidas otras personas.  En la lista de 2018 la Argentina apareció en el puesto 3 por la mortandad de más de medio centenar de ejemplares un ave protegida, en peligro de extinción y, paradójicamente, un símbolo nacional: el cóndor.  La mortandad, principalmente por cebos tóxicos puestos por productores, se volvió a repetir, aunque en menor escala este año. Y la Argentina volvió a estar en la lista, esta vez por desmontes en la provincia de Misiones, donde territorios de selva pasan a ser campos de maíz transgénico.

 

Del diez al uno, esta es la lista de desastres. 

 

Desmonte en El Salvador

En el puesto número diez, denunciamos la muerte de 100 polluelos de garza nocturna blanca, en la ciudad de Sonsonate. Los árboles donde anidaban las garzas fueron talados por trabajadores de la Alcaldía de Sonsonate sin tener la autorización del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales de El Salvador. En el bulevar Acaxual se visualizó la triste escena de cien polluelos de garza muertos luego de que sus nidos, sus ramas y los troncos de sus árboles fueron ilegalmente talados para evitar la sobrepoblación de la garza nocturna blanca en la ciudad salvadoreña. Aunque los polluelos fueron tratados como una plaga, podían haber sido criados en cautiverio y liberados en un hábitat natural.

 

Deforestación en Ecuador

En el puesto número nueve resalta la tala ilegal de bosque primario y especies condicionadas, en la Reserva Ecológica Mache-Chindul, en la provincia de Esmeraldas, donde vive el grupo étnico Chachi que sigue denunciando la violación de sus derechos como pueblo indígena, la invasión de sus tierras y la deforestación del territorio ancestral. El desmonte en Mache-Chindul alcanzó 19,63 hectáreas de bosque, y el ciudadano implicado en el delito ambiental, fue obligado a pagar 34 mil dólares como sanción penal por el atropello ecológico, que se cometió en una reserva estatal donde habita el cuco terrestre escamado, el murciélago frutero enano, el mono aullador negro y el armadillo de cola desnuda.

 

Tala en República Dominicana

En el puesto número ocho encontramos la tala de árboles endémicos ocurrida en las Dunas de Baní. En un trayecto de cinco kilómetros se usaron bolsas de arena para habilitar cuatro caminos improvisados, donde se observaron desechos de materiales de construcción y tanques de combustible que demostraron la presencia de colonos ilegales que buscan adueñarse de los terrenos para parcelarlos y realizar actividades agrícolas. Las Dunas de Baní fueron declaradas área natural protegida debido a su valor prehistórico, arqueológico, turístico, y por la belleza caribeña de la península de Las Calderas.

 

Desmonte en Argentina

En el puesto número siete se halla el desmonte de 60 hectáreas de bosque nativo para la siembra de maíz transgénico en el departamento de San Pedro, en la provincia de Misiones. El uso de máquinas topadoras, la quema a cielo abierto, y el humo por tanta polución en las cercanías del Paraje Paraíso ha generado malestar e impotencia para los ambientalistas argentinos pues se sabe que la deforestación alcanzó las 100 hectáreas de selva misionera, e incluso, se confirmó la fumigación y el uso de fertilizantes en el maizal transgénico, que pone en riesgo la salud humana y menoscaba la calidad del agua.

 

Derrame en México

En el puesto número seis señalamos el derrame de 3 mil litros de ácido sulfúrico en aguas del Mar de Cortés, ubicado en las costas del puerto de Guaymas, en el estado de Sonora. El ecocidio azteca fue cometido otra vez por la empresa minera Grupo México, y aunque el Mar de Cortés es conocido como “El Acuario del Mundo” debido a su grandiosa fauna marina, no ha podido evitar la destrucción ambiental, siendo inevitable la pronta extinción de la vaquita marina, de la afrodisíaca totoaba y del famoso tiburón ballena.

 

Derrame en Perú

En el puesto número cinco, visualizamos a las 1.230 familias indígenas que viven en el departamento de Loreto, y que resultaron afectadas por el derrame petrolero del Oleoducto Norperuano a cargo de PetroPerú. Aunque el gobierno peruano declaró estado de emergencia por 60 días en el distrito de Manseriche, es consabido que la rotura en el oleoducto contaminó quebradas que desembocan en el río Marañón, y aunque según PetroPerú el sabotaje es la causa del vertido de crudo, no hay duda que los pueblos originarios son los más perjudicados por la venta de sus recursos naturales, y han tenido que agradecer la gentileza de la Defensa Civil del gobierno peruano, que regaló un poquito de agua potable a los sedientos indígenas amazónicos.

 

Derrame en Chile

En el puesto número cuatro vemos los 40 mil litros de diésel derramados en las aguas de Isla Guarello, ubicada en la región patagónica de Magallanes, donde se halla la comunidad indígena Kawésqar, que exigió respeto por su cultura y por sus tesoros naturales. El vertido de petróleo ocurrió por una falla de transferencia del combustible de la Compañía de Acero del Pacífico (CAP), siendo un nuevo ecocidio ocurrido en territorio chileno, que se suma a los 1.100 litros de petróleo derramados por la Empresa de Servicios Sanitarios de Los Lagos (Essal), los cuales contaminaron el río Rahue de la ciudad sureña de Osorno, generando una emergencia sanitaria por la suciedad del agua potable que perjudicó aproximadamente a 200 mil habitantes de la ciudad.

 

Petróleo en Colombia

En el puesto número tres, subrayamos los desastres ambientales causados por el oleoducto Caño Limón-Coveñas. Más de 100 válvulas ilícitas se instalaron en el oleoducto durante el 2019. Al menos 35.000 habitantes del municipio Tibú se quedaron sin acceso al agua potable, ya que el servicio colapsó y fue suspendido debido a un derrame petrolero que afectó al río Tibú, por una válvula ilícita que obligó a cerrar la bocatoma del acueducto, pues las trazas de petróleo que se mezclan con el agua.

 

Fuga en Brasil

En el puesto número dos se encuentran las 700 áreas afectadas en Brasil por fuga de hidrocarburos durante el año 2019, que contaminaron 300 playas en más de 100 municipios ubicados al noreste del país, y cuya “marea negra” perjudicó ambientalmente a poblaciones como Alagoas, Pernambuco, Bahía, Río Grande del Norte y Sergipe, donde se han recogido más de 600 toneladas de petróleo que acrecentaron los niveles de contaminación del agua en Brasil. En octubre el gobierno brasileño culpó a Venezuela, que rechazó las acusaciones. Un mes después se informó que aparentemente un buque griego fue el gran culpable de la tragedia ambiental brasileña. Hacia diciembre no se ha podido encontrar al verdadero culpable, a pesar del gran desarrollo de modernas tecnologías marítimas, aeroespaciales y cibernéticas el delito sigue sin ser resuelto y condenado.

 

Fuego en Bolivia

Y en el puesto número uno destacan las 5 millones de hectáreas de bosque arrasadas en los Llanos de Chiquitos, por una serie de incendios forestales provocados, en el departamento de Santa Cruz y en el departamento del Beni. La aprobación del decreto supremo 3.973 en julio, que el gobierno boliviano utilizó para legalizar y autorizar la expansión de la frontera agrícola, mediante el desmonte y la “quema controlada” de bosques fue una terrible decisión gubernamental aprovechada como golpe político por parte de la oposición que después protagonizaría el golpe de Estado. La puja previa acabó con 40 millones de árboles, la mortandad de 2 millones de animales, la desolación para 4.000 familias afectadas por los incendios forestales, y la alteración del ciclo reproductivo de 1.200 especies de fauna autóctona.

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