Central Córdoba arrancó el 2017 de la peor manera posible: perdiendo. En su excursión al estadio Jorge Arin de Cañuelas, al local con muy poco le alcanzó para imponerse por 3-1 sobre un Charrúa que comenzó ganando casi desde el vestuario con gol de Ramiro Rocca y que se fue desdibujando con el correr de los minutos.
Para corregir. La línea de cuatro del fondo lució endeble, el medio sin generación de juego y los delanteros aislados. Lo único bueno que mostró el Matador en ataque nació de los pies de Lescano, quien habilitó a Marcelo Zaen en el centro que terminó en la apertura del marcador a los.
Pero el Tate sólo no puede. El resto acompañó poco y nada. Es por eso que no sorprendió el empate del Tambero un ratito después, ni el 2-1 en el inicio del comlemento o el 3-1 sobre el cierre.
Córdoba quedó en deuda en su primera presentación. El dueño de casa se llevó mucho premio ante un equipo sin capacidad de reacción. ¿Cambiará la historia el próximo fin de semana en el Gabino Sosa ante Defensores de Cambaceres? Más le vale, porque jugando así, van a ser muchos más los dolores de cabeza que las alegrías.
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