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El Fondo Monetario Internacional revisa sus políticas

El FMI convocó a los principales economistas del mundo a debatir sobre las enseñanzas que dejó el colapso de 2008 y las políticas que deben encararse en el futuro.

Por Liliana Franco.- Al calor de la profunda crisis que sufrió la economía internacional en 2008 –cuya salida todavía no es clara– el Fondo Monetario Internacional (FMI) convocó a los principales economistas del mundo a debatir en sus oficinas centrales sobre las enseñanzas que dejó el colapso y las políticas que deben encararse en el futuro para recuperar el crecimiento y asegurar la estabilidad macroeconómica y financiera. El encuentro reviste particular trascendencia, no sólo por la calidad de los académicos convocados, sino fundamentalmente por las recomendaciones que surgen del encuentro y la posibilidad que, a partir de ellas, el FMI revea sus políticas.

Una clave en este sentido dio el propio titular del organismo, Dominique Strauss-Kahn, en el discurso de apertura del encuentro, al señalar: “Subestimamos los riesgos macroeconómicos… con costosas consecuencias”. Más adelante reflexionó que en el futuro, el Fondo deberá estar vigilante ante posibles crisis y consideró: “Probablemente en el pasado no lo hicimos lo suficiente por creer que nuestras ideas eran válidas para siempre”. Strauss-Kahn se pronunció a favor de un FMI “más fuerte” y afirmó que así lo entendieron los países miembros reforzando los recursos con que cuenta el organismo y aprobando nuevas formas de apoyo financiero internacional.

Las políticas adoptadas por el Fondo durante la crisis también fueron motivo de críticas por parte de los asistentes. En conversación con esta enviada, el economista James Galbraith (Universidad de Texas) señaló que la insistencia en la aplicación de las mismas recetas de ajuste por parte del organismo internacional, antes a Latinoamérica o a Asia y ahora a la periferia europea, no han dado resultados. Más aún, sostuvo que a China le va bien justamente porque no aplicó las recetas del FMI.

En los pasillos del encuentro se señala que no resulta casual la presencia, entre los doscientos asistentes, de no pocos economistas críticos a las políticas aplicadas por el organismo internacional. Así, otra forma de interpretar este debate es como el anticipo de un replanteo en las políticas tradicionalmente sugeridas por el Fondo.

Del encuentro, que se inició este lunes y continuó ayer, fueron co organizadores junto con Oliver Blanchard, director de Investigaciones del FMI, dos premios Nobel, Michael Spence, de la Universidad de Stanford, y Joseph Stiglitz, de la Universidad de Columbia, junto con David Romer (Universidad de California), entre otros economistas notables. Precisamente Blanchard señaló que “la crisis ha mostrado claramente las limitaciones que enfrentan tanto los mercados como las intervenciones gubernamentales” y la necesidad en consecuencia de sacar conclusiones de la experiencia.

Stiglitz realizó una de las presentaciones más críticas respecto del comportamiento de los mercados. Advirtió sobre el error de considerar que los mercados son eficientes, cuando la realidad demuestra “que no son eficientes y que muchas veces son inestables”.

Según surgió de las exposiciones, el futuro de la economía internacional es incierto. Algunos tienen una visión cautamente positiva, pero otros como David Romer se mostraron pesimistas sobre la recuperación, a la que no encuentran todavía bases sólidas. Este economista señaló que una de las conclusiones que pueden extraerse de la última crisis es que las políticas fiscales son mucho más efectivas que lo que se suponía antes y, desde este punto de vista, sostuvo la necesidad de aplicar políticas fiscales de corto plazo que contribuyan a la recuperación económica.

Por su parte, Robert Solow, profesor emérito del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), agregó que la internacionalización de bienes y capitales lleva a la necesidad de coordinar las políticas fiscales entre los gobiernos.

“Soy católico”

En contraste con los desequilibrios que presentan los países desarrollados, distintos expositores enfatizaron la fortaleza de las economías emergentes. Sri Mulyani Indrawati, ex ministra de Indonesia (una de las naciones con mejor desempeño) destacó la independencia de los bancos centrales, la adopción de políticas fiscales prudentes y la inversión en infraestructura como claves del exitoso desempeño de los emergentes. En el mismo sentido, Guillermo Ortiz, ex titular del Banco de México, remarcó el incremento de las reservas, el desarrollo del mercado de capitales y en general la adopción de políticas monetarias y cambiarias sólidas. A su juicio, los países emergentes “aprendieron la lección” y destacó como un hecho notable que en los últimos años ninguno de estos países haya sufrido crisis por causas externas.

Pese al fuerte crecimiento experimentado en los últimos años, la Argentina no fue tomada en consideración en este foro. La única referencia en casi 8 horas de debate sobre la Argentina la trajo Guillermo Ortiz y fue en respuesta a una pregunta de un colega argentino. Ortiz, para explicar el fenómeno argentino dijo: “Fui educado bajo la religión católica que cree en la existencia de los ‘milagros’”, lo que arranco las risas del auditorio. De esta manera explicó la dificultad que encierra explicar la economía argentina. Reconoció que el país viene creciendo con la aplicación de políticas no ortodoxas pero no quiso abundar más.

Entre los asistentes a esta conferencia se encontraba dos “viejas” -sin hacer referencia a la edad- conocidas de la Argentina: una es Anne Krueger, de quien los argentinos no suelen tener un buen recuerdo y la otra Teresa Ter Minassian que a diferencia de Krueger no huye cuando ve a un argentino, especialmente si sabe que es periodista. A pesar de que el gobierno argentino insiste en querer “exportar” su modelo de crecimiento, resulta llamativo que no fuera mencionado ni siquiera por Stiglitz como un ejemplo de un país que sobrellevó exitosamente la crisis. En cambio, Brasil, Chile o países asiáticos son recurrentemente puestos como ejemplos.

Entre los participantes se comentaba que pese a la multiplicación de los recursos disponibles en el Fondo para atender las situaciones de iliquidez y los esfuerzos de coordinación que están llevando adelante los gobiernos, todavía no se cuenta con una “red de seguridad” adecuada. Y también hubo consenso en cuanto a la necesidad de una mayor regulación, pero las opiniones se dividen cuando se trata de definir qué tipo de regulación.

Uno de los que fijó posición fue el profesor Jacob Frenkel, Chairman de JPMorgan Chase Internacional, al pronunciarse por la necesidad de adoptar una concepción sistémica en las regulaciones, que tengan en cuenta a todos los elementos y participantes, en un marco de transparencia. El debate continúa este martes con la participación del autor del Washington Consensus, John Williamson y se conocerán las conclusiones: seguramente una de ellas será que la crisis internacional que nació en los países desarrollados dejaron en claro que ya no es posible tener otro “Washington Consensus” al menos no para ser aplicado únicamente en los países emergentes.

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