Espectáculos

Jóvenes Pordioseros, canciones en eterna juventud

Banda representativa del rock barrial, Jóvenes Pordioseros vuelven tras varios años de ausencia y lo hace con un recital que promete trazar un recorrido generacional por todo su repertorio.  

Se dice que el tiempo todo lo cura y, aunque más allá del optimismo que encierra sólo pueda parecer una frase hecha, lo que a ciencia cierta sonaba imposible hace tres años, esta noche, se materializará en el regreso de Los Jóvenes Pordioseros a los escenarios; a partir de las 21, en el Galpón 11 (Sargento Cabral y el río).

Formada por Cristian “Toti” Iglesias en guitarra y voz; Federico “Sikus” Sica en bajo y coros; Hernando Canata en guitarra; Mariano Fiel en batería; Pablo Fortuna y Leopoldo Janin en saxos, y Alejandro Martín en trompeta; la banda oriunda del porteño barrio de Lugano tuvo su desafortunado desenlace tras una serie de conflictos internos que desencadenaron la disgregación del grupo en distintas formaciones: Hijos del Oeste, por un lado, y Culpables de este Sentimiento, por otro.

Tras limar asperezas, dirimir incompatibilidades y allanar el camino hacia un retorno, Toti Iglesias habló con El Ciudadano sobre cómo imagina el primer show en la nueva faceta de la banda. Asimismo se refirió al momento que vive el rock en la escena pos Cromañón, el lugar que posee Hijos del Oeste en su vida y los proyectos a futuro de una banda que regresa para ocupar el lugar vitalicio que supo ostentar en el rock barrial.

—¿Cómo recordás el último show de Jóvenes Pordioseros?

—Caótico.

—¿Por qué?

—Porque no me hablaba nadie (risas). Yo llegaba con mis amigos al camarín y se iban todos; pero no estoy hablando de los músicos sino de todo el entorno que teníamos. Estábamos todos peleados. Fue una época realmente caótica.

—En los últimos shows, ¿el final era inminente?

—Sí, había que ponerlo en el freezer y limpiar toda la gente que teníamos alrededor para que, con el tiempo, quedaran los que realmente sintieran o quisieran a la banda y reconocieran todo el esfuerzo que uno le puso –cuando digo uno, somos todos–.

—¿Cómo vivís este momento tras esa “limpieza”?

—La limpieza se hizo desde aquel día que pusimos todo en el freezer y no vi a más nadie de la gente mala vibra que teníamos a la vuelta. Hoy podemos encontrarnos en la sala donde primero ensaya Hijos y después Jóvenes, incluso podemos terminar tocando todos juntos. En una banda toco mucho la guitarra y en otra me permito hacer un poco más de circo –viste que yo bailo, salto y todo eso–. Unimos los grupos y todos saben tocar todo, eso está buenísimo: el otro día éramos como diez tocando en la sala, cuatro guitarras, está buenísimo.

—¿Cómo se empieza a gestar el regreso?

—Pasaron casi tres años pero en realidad  antes nos fuimos encontrando en distintos recitales y terminamos tocando juntos pero todos por separado. Nos fuimos encontrando y pensamos que ahora que no teníamos a nadie alrededor había que juntarse de nuevo para tocar y pasarla bien. Salió esto y ahora pensamos hacerlo más federal que nunca.

—¿Eligen Rosario por algo en particular?

—Iba a ser en Jujuy o Calafate, bien lejos, para que no se mezcle con los proyectos musicales que cada uno hizo durante este tiempo; la idea es divertirse pero no interponerse. Nos propusieron Rosario, amamos la ciudad y dijimos: “Vamos para adelante”, pero en realidad será lo más cerca de casa que estemos porque después nos vamos bien lejos. Quizá por eso hay un montón de pibes que van a sacar micros de Buenos Aires para venir a este show. La idea es que Jóvenes Pordioseros sea federal y llegue a lugares como Catamarca o Tucumán.

—¿Cómo imaginan el público, será el de antes o buscan al nuevo adolescente?

—Creo que va a haber de las dos cosas. Estuvimos como doce años con Jóvenes y la gente que nos siguió durante ese tiempo vio los cambios de músicos que tuvimos; creo que eso es generacional y por eso nunca van a poder estar de acuerdo. Un pibe que no vio a la banda entre 2000 y 2005 va a querer otra cosa, incluso otros temas, por lo que vamos a tratar de mezclar de todo un poco. Imaginate un pibe que viene del principio, si le hacemos todos hits y nadamás ¿no nos putea?

—Probablemente…

—Él querrá escuchar otras cosas. Me pongo en el papel de ese pibe con las bandas que me gustan a mí y lo que querés es escuchar temas que escuchabas en esa época; por eso vamos a hacer una lista bastante variada y a meter cosas que no sean demasiado conocidas.

—Es difícil ganar al nuevo adolescente, son otros tiempos…

—Son otros tiempos y la idea es que vengan a pasar un buen momento todos, ellos y nosotros; y algo que siempre digo: no le vamos a cambiar la vida a nadie.

—¿El barrio sigue siendo el lugar inspirador en la música de la banda?

—Nosotros no hemos cambiado de casa, no nos fuimos a vivir al country; esas cosas que expresamos son reales, las podemos sentir. Por ahí mañana me voy a vivir a la mansión de Drácula e igual te voy a cantar sobre Lugano porque yo viví ahí. Si los Rolling Stones se siguen expresando con sesenta y pico de años y cantan “Satisfacción”, se puede…

—Claro, pero no evita ser medio infantil también…

—Sí, totalmente. A veces me pasa. Estoy pensando en cambiar algunas palabras de mis canciones (risas).

—¿Puede que después de Cromañón el rock barrial tuviera menos lugar?

—Sí, había demasiadas bandas también; más o menos lo que pasa hoy con el reggae y cuando vos das mucho a la gente, termina cansando. En esa época parecía que nos cortaban con una tijera, éramos todos medioiguales y había como 200 bandas de este género. Hoy son contadas con los dedos de la mano y pasará con otros géneros que vengan después. No siempre vas a escuchar lo mismo: vos podés escuchar en la adolescencia a los Redondos y después de grande escuchar un tango, pero después volvés nuevamente a tu raíz, eso me pasó a mí, por ejemplo con los Rolling Stones. Escuché de todo pero los Rolling son los Rolling y me marcó la adolescencia y eso no me lo saca nadie.

—¿El rock barrial está hoy en una meseta?

—Creo que quedaron muy pocas bandas; que convoquen puede haber tres, no hay muchas más.

—¿Qué género creés que ocupó su lugar?

—Es una cuestión generacional, me parece que a un pibe que antes tenía 16 años, le gustaba tomarse un vino sentado en la calle y decir “aguante los Rolling”, hoy estudia o tiene familia y seguramente escuchará otro tipo de propuestas con otras letras; a mí me ha pasado también con la banda que más quiero y que ahora, cada tanto, voy a ver y escucho.

—¿Por qué vuelven ahora?

—Nosotros volvemos porque tenemos ganas, no por nada en especial.

—¿Cuáles son los próximos proyectos que tiene la banda?

—Larga vida a Jóvenes Pordioseros. La idea es tocar por ahora en vivo, por ahí dentro  de un par de años sale otra cosa y quizá alguna grabación; yo tengo un par de cosas en la cabeza pero tiempo al tiempo. Como tenemos Hijos del Oeste y los chicos también tienen sus cosas, no hay que mezclar. En 2011 vendrá un disco de Hijos, ahora sale un video y quiero que siga creciendo la banda. Realmente me saca el sueño que crezca Hijos porque la quiero mucho y toca para otra gente, tocamos en un boliche a las tres de la mañana y es otra gente. La banda me incentiva y demostramos que podemos y gracias a Dios lo estamos logrando. No hay nada que no hagamos dentro de la música que no disfrutemos.

—¿Cómo imaginás el regreso?

—Que sea como Dios quiera. Ojalá que los que vengan lo disfruten como lo vamos a hacer nosotros.

—Pordioseros sí, jóvenes bueno…

—Hey! No soy tan viejo che (risas); somos eternamente jóvenes, eternamente adolescente es lo que quiero ser.

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