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“Japón aún está temblando”

Eduardo Hokama es presidente de la Asociación Japonesa de Rosario y aceptó hablar con El Ciudadano sobre el drama natural y el inesperado riesgo nuclear. Apuntó a “la obsesión del hombre por el progreso”. Japón: se estabiliza la situación en la planta nuclear Japón sufrió un nuevo sismo de 6,1 grados

“Los japoneses están entrenados para los terremotos, pero no para un tsunami o escapes radiactivos, lo que ocurrió en Sendai es por algo y tiene que ver con la obsesión del hombre por el progreso, que terminan afectando al planeta”, señaló el presidente de la Asociación Japonesa de Rosario, Eduardo Hokama, respecto al sismo seguido de tsunami ocurrido el pasado viernes, el peor en la historia de Japón, que dejara un saldo de más de decenas de miles de muertos y un número no determinado de desaparecidos. Ante la magnitud de lo ocurrido en el noreste de la isla, Hokama se mantuvo en contacto con el embajador japonés, Hitohiro Ishida, y descartó que haya entre los fallecidos argentinos, ni tampoco familiares nipones. “El 80 por ciento de los inmigrantes japoneses en la Argentina son del sur, la mayoría de Okinawa, y la catástrofe ocurrió en el norte”, agregó Hokama, quien en el año 1986 estuvo en la ciudad portuaria de Sendai por trabajo. “Aún no pude contactarme con la familia que me dio hospedaje en aquella oportunidad”, lamenta.

En Rosario hay unos 500 descendientes de japoneses que tienen su sede en calle Iriondo 1035, donde funciona hace más de 60 años. “Hace diez días, justamente recibimos la visita del intendente Miguel Lisfchitz, la diputada Mónica Fein y el ministro Antonio Bonfatti para la inauguración de las nuevas obras de la Asociación, producto de una donación que recibimos de 57 mil dólares para refacciones. Ese dinero salió de los impuestos que paga el pueblo japonés, y ahora nosotros no sabemos cómo devolver ese afecto. Por ahora, desde la embajada no quieren que hagamos colectas o donaciones, por lo menos hasta que se acomode la situación definitivamente, Japón aún está temblando”, explicó el presidente de la Asociación.

Hokama, hijo de japoneses, nació en Rosario. A los siete años sus padres volvieron al país oriental y allí cursó la primaria. Después regresó y cursó la secundaria en el Liceo Militar de Santa Fe para luego estudiar ingeniería. Durante la década del 90 volvió a Japón por trabajo y capacitación: “Nuestra filosofía oriental dice que las cosas pasan por algo, nosotros sabemos que la isla es propensa a temblores, por ello las edificaciones y la educación están orientada a estar preparados a un terremoto, que podría haber sido gradual, como es siempre, pero esta vez fue con mucha furia, tiene que ver con el daño que le hacemos al planeta con tanto auge tecnológico. Nadie podía suponer que iba a venir un tsunami y, mucho menos, escapes radiactivos de los reactores nucleares. Ante eso nadie sabe qué hacer”, agregó.

El directivo se siente impotente y con lágrimas en los ojos asegura: “Lo primero que hicimos fue llamar por teléfono a los seres queridos que tenemos allí, los familiares, y luego, como le ocurrió a cualquiera que veía las imágenes por televisión, el sentimiento es de una gran congoja e impotencia”.

El responsable de la Asociación Japonesa Rosarina pertenece a un grupo budista que cree que “la paz mundial es posible” y brega por ello. “Es un trabajo de hormiga, pero si estamos en paz con nosotros mismos es un grano de arena, el afán del hombre por el progreso lo lleva a destruir el planeta, estos movimientos telúricos eran esperados, pero no con esta violencia y no tengo dudas que es el hombre el que está provocando a la naturaleza. Me imagino la gente que iba manejando su auto y fue arrastrada por el agua. Yo estuve ahí en el año 86 y aún no puedo saber cómo está la familia que me dio alojamiento en esa ocasión, no sé nada de ellos…”, agregó acongojado.

“La gente está preparada para un terremoto, hay refugios por todas partes, en las escuelas, en medio del patio, están los refugios, hay simulacros cada seis meses y la gente allá está preparada, educada y entrenada para esperar situaciones extremas, pero no lo estaba para el tsunami, y menos para un escape nuclear. A las generaciones más viejas les quedó grabado lo ocurrido en Hiroshima y Nagasaki y no quiere hablar de radiación, es algo tabú. El gobierno no puede salir a entrenar a la gente contra la radiación porque exigiría que saquen esas plantas nucleares; siempre se dijo que eran seguras y esto demostró todo lo contrario. Ahora no sé qué va a ocurrir”, finalizó.

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