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“Está vivo de milagro”

Así refirió una empleada el incidente en el cual el dueño de un minimercado fue herido de un disparo en el cráneo por un vecino con el cual discutió al descubrir que se metía mercadería entre sus ropas.

Lucía Demarchi

“Fue un milagro”, dijo una empleada del minimercado Las Galleguitas, de Empalme Graneros. Para la Policía también lo fue. Es que anteanoche, después de tener un cruce con un cliente que quiso llevarse mercadería en los bolsillos, el dueño del negocio recibió un tiro en la cabeza. Pero el ángulo de la bala le salvó la vida, ya que en vez de incrustársele en el cráneo, quedó alojada entre el hueso y la piel, confió un vocero policial, por lo que ayer a la mañana ya le habían dado el alta del hospital. Su atacante, un vecino de 23 años, se encontraba prófugo.

Nadie sabe qué movimiento hizo José María C., de 50 años, para salvar su vida. Pero lo cierto es que cuando le pusieron el arma en la cabeza se colocó de tal forma que la bala, en vez de atravesarle el cráneo, sólo lo rozó.

Todo ocurrió alrededor de las 20 de anteayer, cerca del horario de cierre del minimercado Las Galleguitas, que hace más de 20 años funciona en Génova al 2400, en el barrio Empalme Graneros.

Según contó una empleada del comercio, en ese momento ingresó al local Carlos B., un joven de 23 años que vive a la vuelta del negocio.

Apenas entró, el muchacho comenzó a pasearse entre las góndolas y, creyendo que nadie lo estaba observando, empezó a esconder algunas mercaderías en los bolsillos. Pero José María C., uno de los dueños del minimercado, notó lo que ocurría y se lo advirtió al cajero, para que el joven no saliera del local con los bienes robados, contaron fuentes de la investigación.

Sin embargo, el muchacho se dio cuenta de que habían notado su maniobra y, enojado, le dio un empujón a José María. “Mi patrón le dio una trompada, y se siguieron peleando un rato, hasta que el chico se fue”, dijo una empleada.

Nadie imaginaba lo que ocurriría 10 minutos después. Carlos B., empuñando un arma de fuego y a la vista de todos los clientes, volvió a entrar en el comercio y se dirigió hasta el sector de la carnicería, ubicado al fondo, donde se encontraba José María.

«Esto es para vos», le habría dicho el muchacho antes de gatillarle el arma en la cabeza. Luego, creyendo cumplido su propósito, salió corriendo y hasta el cierre de esta edición no había sido capturado por la Policía.

Pero José María no cayó. “Se quedó shockeado, no entendía qué había pasado y salió caminando del súper”, contó la empleada. Un vecino lo llevó en su auto particular hasta el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca), donde fue atendido. “Fue intervenido para la extracción del proyectil, que se presume puede haber sido viejo o estar deteriorado”, confió un vocero policial.

“Fue un milagro”, coincidieron tanto empleados, clientes del negocio y la Policía. Es que el plomo no le ingresó en el cráneo, sino que, a causa de un movimiento rápido que José María realizó cuando el joven gatilló el arma, la bala quedó alojada entre el hueso de la cabeza y la piel, por lo que su vida no quedó en riesgo.

De hecho, ayer a las 7 la víctima fue dada de alta. “Hoy anduvo por acá haciendo unos mandados, pero al mediodía se fue a descansar”, detalló durante la mañana de ayer una empleada, mientras empaquetaba algunas mercaderías detrás del mostrador de la fiambrería.

Sobre el atacante, los vecinos coincidían en que se trataba de un joven que desde su adolescencia había tenido problemas con la ley.

El hecho es investigado por el Juzgado de Instrucción de la 11ª Nominación, con la colaboración de Inspección 2ª Zona, la comisaría 20ª de Empalme Graneros, y la Brigada de Homicidios.

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