Espectáculos

“Cordero de Dios”, para desmitificar los hábitos establecidos

Dentro del ciclo “Imágenes Necesarias (I) Etica y Política en el Cine",  se proyecta el filme de Lucia Cedrón, el martes a las 19 en el Museo de la Memoria, y se presenta un diálogo con el realizador local Héctor Nene Molina.  

Chababo, director del Museo de la Memoria apela al cine como cuestionador. Foto: Marcelo Martínez Berger

Como motor de acciones para extender nuevas miradas sobre temas clave y generar espacios que permitan desmitificar ciertas costumbres establecidas para poder repensar el presente, el Museo de la Memoria (Córdoba 2019) lleva adelante desde el pasado martes un ciclo de proyecciones y debates denominado “Imágenes Necesarias (I) Ética y Política en el Cine”. En ese contexto, esta tarde, a partir de las 19, se podrá presenciar un diálogo con el cineasta rosarino Héctor Molina y, más tarde, se proyectará el film Cordero de Dios de la directora argentina Lucía Cedrón.

Dentro del marco “Debates Necesarios (I)” se desplegó durante junio y julio un seminario dedicado a reflexionar sobre el juicio a Adolf Eichmann desde la escena jurídica, política y cultural. “Este nuevo ciclo surge ante el reconocimiento de que el espacio cinematográfico tiene una gran potencialidad para abrevar y penetrar en los dilemas de la historia de una manera singular y diferente”, sostuvo en diálogo con El Ciudadano el director del museo Rubén Chababo, quien además destacó: “Desde «Debates necesarios» convocamos a una charla para hablar del tema de las prisiones en el presente, organizamos un seminario sobre el caso Eichmann y propusimos este ciclo de cine”.

Compuesto por dos películas –Ruta 181, fragmentos de un viaje en Palestina-Israel de Eyal Sivan y Michel Khleifi (proyectado el pasado martes) y Cordero de Dios de Lucía Cedrón (que se verá hoy en el auditorio del museo)–, este ciclo expone problemáticas distantes geográficamente y, en cierta medida, conflictos diferentes.

El film de Sivan y Khleifi invita a un viaje con el deseo de construir un acto fílmico que se resiste a la idea de que la guerra es lo único que pueden hacer juntos los israelíes y palestinos hasta que el otro desaparezca. Así, en el verano de 2002 los cineastas recorrieron juntos Palestina e Israel, de norte a sur, trazando un mapa de rutas que denominaron “Route 181”, siguiendo la frontera imaginaria de la Resolución 181 de las Naciones Unidas el 29 de noviembre de 1947 que preveía la partición de Palestina en dos Estados, uno judío y otro árabe.

Por otro lado, Cordero de Dios, de Lucía Cedrón, se centra en el secuestro de un anciano de 77 años durante la crisis económica que asoló a la Argentina en el comienzo de la década del 2000. Ese suceso motivará el regreso de su hija de Francia tras permanecer en el exilio desde 1978. “En realidad las dos películas no se relacionan entre sí, pero están atravesadas por el dilema de la ética y la política”, relató Chababo para quien a pesar de ser tan diferentes, “en esencia lo que se discute es siempre lo mismo: La condición humana, el hombre arrojado hacia su destino, el hombre arrojado a las fuerzas de la historia y la política”. De esta forma, en la película de Sivan y Khleifi el dilema será ético y político; y en la de Cedrón se abordará el pasado reciente desde una mirada diferente. “Creo que es una mirada que no se detiene, solamente, en la cuestión de narrar la historia de las víctimas de manera lineal sino que entra en dilemas éticos y atraviesa fuertemente la política. Elegimos dos películas que permitieran dar ese debate”, explicó el director del museo.“Pensamos que tenemos que habilitar estos espacios para abrir las discusiones, las polémicas, para generar interrogantes e invitar a que haya otras miradas, en torno a ciertos temas de los cuales muchas veces se dice lo mismo”, señaló también el director del Museo de la Memoria.

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