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La Chicago argentina

El género policial tiene su cita

Periodistas, fotógrafos, literatos, criminólogos, historiadores, jueces, penalistas, dibujantes y músicos de todo el país se juntan durante tres días en Rosario para analizar el fenómeno de la criminalidad, tanto en narrativas de la ficción como de la realidad.


Mal que a algunos les pese, Rosario es vista desde afuera como más que la ciudad de Messi, el Che o Fito Páez. Los últimos meses, que incluyeron una intervención de fuerzas federales en la provincia, ligaron a la ciudad con el policial, la criminalidad e hicieron que medios nacionales e internacionales abordaran su costado “narco”. Desde el jueves, la comunidad de escritores, periodistas, investigadores y artistas locales y otros puntos del país dirán su parte al respecto en el primer festival de literatura policial de Rosario llamado La Chicago Argentina. Durante tres jornadas con sede en el Espacio Cultural Universitario (ECU) –San Martín 750, entre el jueves 2 y el sábado 4–, el encuentro apunta a mucho más que debatir sobre la actualidad del género literario.

Participarán fotógrafos, criminólogos, jueces, abogados y hasta raperos. “Hoy lo policial habilita una vía de análisis y observación social. Y esto no sólo involucra a los escritores”, apuntó en diálogo con El Ciudadano el autor de libros de ficción y no ficción vinculados con el género, y a la vez coordinador del encuentro, Osvaldo Aguirre, quien brindó detalles sobre la actividad.

—¿A partir de que necesidad surge organizar el festival?

—Empezó a principios de año en charlas con personas que organizaban festivales de literatura policial en Argentina (Buenos Aires, Mar del Plata, Córdoba). Pensamos en la historia y presente amplio de Rosario ligado a la criminalidad que se ha hecho visible en los últimos años. Teniendo en cuenta la producción, académica y cultural, en relación con el delito que hay en la ciudad era necesario reflejarlo. No sólo porque acá, más allá de la literatura, se trabaja en distintas áreas: el periodismo, la academia y el arte. Todas áreas que siempre están en contacto. Se propone como un lugar de encuentro, intercambio y reflexión. En particular, sobre algunas cuestiones en las que no se puede avanzar. En lo diario, la criminalidad y la seguridad se chocan con un sentido común muy duro. Es nuestra intención contribuir a hacer y responder algunas preguntas acerca de esa rapidez del sentido común ante un hecho policial.

—Plantearse como un espacio donde se puedan profundizar las problemáticas.

—Es la intención. Existen una serie de ideas que están instaladas como naturales que, cuando son cuestionadas, generan problemas. Pienso en el linchamiento de David Moreira y cuando se protesta contra la persecución de quienes fueron responsables de esa muerte. Como que ni siquiera está contemplado criticar y pensar que para la sociedad hay distintos tipos de muertos. Y no todos reciben el mismo tratamiento. Es bueno generar estos ámbitos para poder plantearlo. Por ejemplo, vamos a tener una conferencia de lavado de dinero que es un tema fantasmal. Siempre se dice al ver un desarrollo inmobiliario que alguien está lavando plata. Nos parece interesante bajar a tierra para ver por dónde pasa.

—El cronograma de actividades va más allá de debatir sobre literatura policial. ¿Preveían esta modalidad?

—Es que lo policial permite algo más allá de la atracción por lo morboso. Es un mirador puntual y privilegiado sobre cuestiones específicas e importantes de la sociedad. Un buen ejemplo fue el trabajo de Ricardo Ragendorfer con La Bonaerense, sobre la corrupción de la fuerza de seguridad en Buenos Aires. Fue una bisagra para mirar al comportamiento de la Policía. Hoy lo policial habilita una vía de análisis y observación social. Y esto no sólo involucra a los escritores. Es un encuentro cultural, donde queremos nuclear a la mayor cantidad de gente. Estos últimos dos años Rosario vio cómo muchas personas de acá estuvieron trabajando y tienen producción en curso. Por mencionar algunos casos no ligados a la literatura, el de la cátedra de Criminología de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). A veces siempre se valora a quienes vienen de afuera pero está bueno hacerlo con quienes también trabajan acá. El viernes, Mr. Rap –nombre artístico de Oscar Bravo– va a dar un recital con las canciones de Ariel Ávila (cantante de rap asesinado en Empalme Graneros en febrero pasado).

—¿Cómo ves la actualidad del género literario policial en Argentina?

—Muy bien. Al margen de los maestros que siguen en pie como Juan Sasturain o Álvaro Abós existen nuevos autores que están explorando posibilidades narrativas como Sancia Kawamichi y su último trabajo, Hotaru. Es una novela que la empezás a leer y te llega una sensación de extrañamiento porque cuenta una historia ligada a la cultura japonesa y la historia argentina de la década del 80. Se mueve por fuera de las convenciones del género. Y tenés gente como Leonardo Oyola con una gran actualidad.

—¿Cuánto de la literatura y el periodismo incide en la forma de percibir la criminalidad y caracterizarla? Por poner un ejemplo, el prefijo “narco” se aplica con naturalidad cuando el concepto, nacido en Colombia, abarca más que el tráfico de drogas haciendo que no cualquier acción sea “narco”.

—Son figuras que se construyen en la intersección de muchos discursos: el periodístico, el judicial, el de la Policía y también de relatos marginales como fue aquel mural dedicado al Pájaro (Claudio) Cantero. Me parece que hoy tenemos mejores relatos en la prensa y eso hace que comprendamos mejor las historias. Recuerdo una crónica de Germán de los Santos sobre el asesinato de Germán Tobo, socio de Luis Medina. El texto tenía muchos datos que ponían en contexto el hecho. Eso es muy diferente de las crónicas policiales tradicionales en Rosario donde el periodista llegaba con suerte a hablar sólo con la Policía. Hoy es distinto, no sólo por las sagas criminales que suceden en la ciudad. Hay un desarrollo importante de la crónica. Igual hay mucho por hacer. Si hubiese una industria editorial local se podría sacar mucho de lo que pasa en Rosario, por los hechos, por los personajes.

—¿Cuál es el espacio de la crónica en Argentina?¿Creés que ha perdido presencia en la prensa diaria o ha migrado a otros espacios como internet, con las restricciones que conlleva?

—Sigue siendo un género importante. Hay varios espacios en el papel y en la web. Lugares duros donde la crónica policial tiene mucha presencia. Eso es consecuencia de la obra de escritores jóvenes como Sol Amaya. En Rosario hay un desarrollo muy interesante de la crónica policial, casi obligado por las cosas que han pasado. Es interesante ver en ellas cómo surgen los nuevos mitos de la Chicago argentina. Ya no es la misma de la Gata (Agatha) Galiffi, Chicho Chico y Chicho Grande. Ahora son los Monos, (Luis) Medina, por ejemplo. Son los personajes de relatos que circulan por la sociedad. Estos encuentros (por el festival) sirven para ver cómo es la figura de ellos, qué representan y cómo impactan.

Rueda de reconocimiento

Entre los escritores invitados se destacan Juan Sasturain, Álvaro Abós, Angélica Gorodischer, Germán Maggiori, Leonardo Oyola y Mariano Quirós. Asimismo, participarán periodistas como Ricardo Ragendorfer, Javier Sinay, Sol Amaya, Hernán Lascano, Silvina Tamous, Daniel Schreiner, Paulo Menotti y Carlos del Frade. Entre muchos otros, tomarán parte también el forense y novelista Gastón Intelisano; el ensayista Osvaldo Di Paolo, de la Universidad de Austin Peay, EE.UU.; la jueza de Instrucción Alejandra Rodenas; los criminólogos Esteban Rodríguez Alzueta, Enrique Font y Eugenia Cozzi; el defensor oficial Francisco Broglia, el detective Sandro Galasso y el abogado Carlos Varela (el programa completo con fechas y horarios puede verse en la página de Facebook de La Chicago Argentina).

En el marco del encuentro, el fotógrafo Diego Levy presentará la muestra Sangre, crónicas del crimen y la violencia en las grandes ciudades de Latinoamérica que ganó el premio de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano. Por el lado de la historieta se presentará una selección de tiras del cómic El Pollo Palacios, dibujada por Maus con guiones de Víctor Gaite. Habrá una muestra llamada Retratos criminales, del dibujante Pablo Smerling.

El festival es organizado por el ECU y el grupo La Chicago, con el auspicio del Ministerio de Innovación y Cultura de la provincia, la Secretaría de Cultura de la Municipalidad, Osde, Grupo Asegurador La Segunda, Complejo Cultural de la Cooperación de Rosario y empresa General Urquiza.

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